Hambriento

Hambre - 6

Un joven cenizo se encontraba sentado en su pupitre, el maestro estaba explicando algo, pero el realmente no le estaba prestando atención, tampoco era necesario, le iba bien en todas las asignaturas y era bastante bueno a la hora de estudiar, el creía que las clases se cancelarían, pero la escuela decidió fingir que no pasó nada y continuar con normalidad, excepto por el hecho de que los baños fueron clausarados, sin embargo habían otros en un piso distinto, por lo que decidieron que no era necesario suspender las actividades por razones de sanidad, su mente le daba vueltas a lo que vió, seguía pensando en eso, realmente Izuku sería capaz de algo así ? No quería creerlo, pero recordaba muy bien cuando eran más pequeños y lo encerraron en el almacén del patio de la escuela, cuando finalizaron las clases lo liberaron y se lanzó sobre uno de los chicos, parecía no tener control de si mismo, pero eso no significaba nada realmente, verdad ? Sabía que Izuku podía perder algo el control debido al hambre, pero era para tanto ? Algo en su cabeza le hacía sentir... ¿Remordimiento? No estaba seguro, y de todas formas el no tenía motivos para sentir eso, después de todo no tenía la culpa de nada... ¿Verdad?

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En una pequeña sala se encontraba una mujer de cabello verde sentada frente a un sofá barato, estaba viendo la televisión, las noticias más específicamente, esperando tal vez ver algo sobre su hijo ahí, sin embargo de momento no había pasado nada relacionado. Ocasionalmente observaba la puerta esperando que Izuku entrara, furioso, descontrolado, hambriento, sin su bozal, era increíble como ese pequeño (y costoso) objeto le hacía sentirse más segura cuando vivía con su hijo, tal vez le daba una mayor sensación de control sobre él

Pero ahora no tenía ningún tipo de control sobre Izuku, ni siquiera podía asegurar donde estaba o cuando volvería, claro, suponiendo que quisiera volver, ella realmente esperaba que no, estaba demasiado asustada cómo para querer saber que es lo que le haría esa cosa, ella esperaba que no regresará, tal vez eso la haría sentirse más segura, además de que le quitaría una carga de encima, algunas personas dirían que es una madre terrible, pero ninguna de esas personas tuvo que vivir por lo que ella vivió, su marido, el declive de su vida económica y amorosa, de su salud física y mental, el tener que vivir con un animal tan peligroso como lo era Izuku, así que, realmente no tenían el derecho a juzgarla, más bien, si hubiesen pasado lo que ella pasó, estarían de su lado

Pero no era así, pudo notar como algunos oficiales la miraron en la estación, seguramente involucrados en el caso, cómo ese detective juzgaba su actuar y pensar, por lo que una vez más, estaba sola en todo

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Los suburbios eran realmente una zona abandonada, había visto varios robos, asesinatos, más cuerpos, más gente en la calle, la precariedad de la arquitectura de la zona, casas y edificios abandonados, zonas dañadas, era realmente terrible, pero ignoró la mayoría de las cosas, cada vez que podía iba y se ocultaba en un callejón o entraba a un lugar abandonado para poder comer, aún que esto era bastante seguido, habían pasado 2 días desde que se fue de su casa, había tratado lo mas que pudo hacer rendir la comida, pero lo que tenía ahora en manos era lo último que le quedaba, suspiro y rasgo el nailon, había estado negandose a comer otra cosa que no fuese comida para personas, aún recordaba al cuerpo en el callejón, hizo todo lo posible por no hundir sus dientes en ese cuerpo, dejo los pensamientos de lado y hundió sus dientes en la carne, degustó el delicioso sabor, sus papilas gustativas bailaban y cantaban de felicidad, sentía un cosquilleo en la mandíbula de lo delicioso que estaba, termino el paquete en unos 4 bocados, se lamió los labios y los dedos y luego se recostó contra la pared, estaba muy hambriento aún, tendría que conseguir mas comida de alguna manera