Julio.
Aquella habitación era medianamente iluminada por colores dorados y platas. La serenidad le recorría, ni siquiera el ruido nocturno de la ciudad, le hacía perder el enfoque; tal vez, era el olor a lavanda que se cernía por cada sitio, o que la ligera entonación de la melodía instrumental se paseaba por ahí, discreta, haciendo remolinos en el ambiente y acrecentando la magia alrededor.
Taehyung se acomodó un rulito rebelde frente al espejo y, solo después de tener controlado tal hecho, se llevó encima la boina preciosa que le regaló Jungkook para su cumpleaños.
Sonrió, viéndose un poco y asintiendo ante el bonito delineado que efectuó con su paleta de sombras oscuras: sutil, pero detallado, cómo todo en él.
Se veía muy atractivo; el abrigo que usaba le trazaba una curva perfecta a su delgada figura y, eso, solo hacía que la piel suave de su rostro destacara más.
Sin embargo, fue el brillo en sus pupilas, el que lo obligó a perderse en ellas y en la alegría que expulsaban sus orbes negros al parpadear.
¿De dónde había salido esa luz?
Se veía tan... diferente, tan... feliz.
Entonces, su corazón latió extraño y sus manos fueron a unirse sobre su pecho.
Él, que solía estar triste, que solía estar lastimado, ya no parecía estar muriendo más...
¿Cómo había pasado eso?
El año pasado no lucía así: tan radiante y delicado; su sonrisa no se ampliaba de esa manera, sus cabellos no brillaban y sus mejillas eran ásperas y apagadas, nada que ver con el bonito conjunto que hacían ahora con su preciosa nariz de botón.
¿Estaba delirando, o era la primera vez en que se miraba realmente al espejo?
De todos modos, de pronto, le pareció imposible entender cómo no había notado esa alegría albergar en él. Sabía que al sonreír sus pómulos se elevaban y sus ojos se cerraban levemente, pero, en ese momento, aunque no estaba sonriendo, sus orbes sí lo hacían... y el negro era más negro, la profundidad se acrecentaba y el brillo resplandecía vívido, como si estuviera viendo la noche colarse por la ventana.
¿Qué era ese sentimiento?
Un beso se clavó en su cuello y los brazos de su novio se enredaron a su cintura, pero, aunque la llegada de Jungkook había sido sigilosa, el mayor ni siquiera se inmutó, solo siguió ahí, disfrutando de su imagen, ahora, incluyendo al pelinegro en el reflejo.
—¿Qué ocurre, lindura?
Taehyung no contestó, pues no supo cómo explicar aquello que se instaló en su corazón.
Esa era la respuesta, el chico que lo abrazaba era la razón principal del sentimiento pleno en su pecho.
Satisfacción, seguridad, felicidad y amor.
Pero esas emociones no las sentía solo hacia el joven guapo detrás, no: también eran para él.
—Estoy caminando por mí mismo —le dijo y sonrió en una línea, sintiéndose más hermoso que nunca, más lleno de vida, más enamorado de sí—... Todo lo que he hecho, por lo que he luchado, mis marcas y mis cicatrices; todo representa una perfecta mezcla de la constelación que hay en mí —explicó y sus ojos se aguaron un poquito, recibiendo la mirada preocupona de Jungkook—... y me gusta tanto —confesó al final y, girándose levemente, su cuerpo se adhirió al del más joven. El pelinegro lo acunó con fuerza y le dejó un besito tierno sobre la boina, entendiendo lo que trataba de externarle, mientras lo miraba seguir apreciándose en el espejo, ya soltando sus pequeñas gotitas y descansando su mejilla en su pecho—. Soy especial.
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Noche Oscura || Kooktae
FanficJeon Jungkook es un atleta que desea, con todo su corazón, ganar las Olimpiadas. Desgraciadamente, sufre una lesión que lo obliga a detener su vida y sus sueños. Kim Taehyung, es el fisioterapeuta que se encarga de hacer que todo con el Golden Makn...