En mis brazos encontrarás consuelo (SuperCorp)

Capítulo 15 : Nunca

“Entonces, ¿vamos a hablar?” Kara le preguntó a Lena. 
Lena asintió solemnemente, sus ojos desviados hacia sus dedos que se retorcían nerviosamente en su regazo mientras evitaba mirar a Kara a los ojos. 

Kara frunció los labios, sin saber cómo empezar. Dijo lo primero que se le pasó por la cabeza. 

“Lena, necesito que sepas que no estoy enojada contigo por lo que pasó. Casi esperaba que se desarrollara de esa manera".

Las cejas de Lena se levantaron cuando Kara dijo eso y Kara tartamudeó un poco, las palabras quedaron atrapadas en su garganta que se estaba secando rápidamente. Kara sabía lo que debía estar pensando. 

“Eso no quiere decir que supiera que eso iba a suceder”, agregó rápidamente. Ella respiró hondo. “Lo que quise decir es que no te culpo. Culpo a Lillian. Ella fue quien te lastimó y parece que diseñó ese fluido, que te inyectó, para que mi sangre fuera la única cura. 
Probamos con la otra sangre, ¿no te acuerdas?".

Lena negó con la cabeza. Todavía estaba mirando sus dedos. Su inquietud se había detenido, pero ahora estaba completamente inmóvil. Kara ni siquiera podía escuchar su respiración. 

Después de un momento de silencio, Kara volvió a poner su mano sobre la de Lena. “Por favor, di algo”, le dijo. 

Lena suspiró y miró los ojos azules. Su mirada era tan firme e inquebrantable que Kara desconcertó y quiso apartar la mirada, pero en cambio, la miró profundamente a los ojos verdes de Lena, que estaban oscuros por la tristeza. 

“Sé que fue mi madre quien me envenenó, pero fui yo 
quien no fue lo suficientemente fuerte para combatirlo. Sabía que te iba a matar. Recuerdo haberte dicho eso cuando me sugeriste que me bebiera de ti. Sabía en el fondo lo que iba a pasar, pero en cambio me dejé atrapar por ti. Debería haber confiado en mis instintos".

Mientras Lena hablaba, Kara podía sentir que Lena se alejaba más y más de ella. Se estaba culpando a sí misma cuando, de hecho, no había nada que pudiera haber hecho. Kara podía verlo en sus ojos, la culpa que nadaba en sus hermosos ojos verdes. Su convicción fue tan firme que Kara temió que no hubiera nada que pudiera decir para convencerla de lo contrario. Pero ella no quería darse por vencida. Kara no quería que pasara otra noche pensando que todo era culpa suya. 

“Lena, por favor, no te hagas esto a ti misma”, le rogó Kara. Apretó su mano, esperando que lo que dijo resonara en ella. "Esto no es tu culpa. Esto nunca fue tu culpa. No te hagas responsable de algo que no hiciste”. 

Lena apretó la mandíbula, frunció el ceño y, por un momento, Kara pensó que podría llorar. "Pero yo te maté", susurró ella con voz entrecortada. Dijo esa frase con toda la agonía, la convicción, la culpa y el remordimiento que había albergado durante semanas, Kara cerró los ojos y respiró hondo para calmarse. “Soy responsable de eso”, terminó de decir Lena. 

Lena rompió el contacto visual con ella y miró la mano de Kara sobre la suya. “Es tan fácil olvidar que incluso con todo lo que puedes hacer y lo poderosa que eres, sigues siendo humana”, susurró Lena. Kara quiso objetar, decir que era cualquier, pero Lena siguió hablando. 

“Cada vez que cierro los ojos, te veo muerta en mis brazos. Puedo sentirte que estabas vida.” Lena cerró los ojos con fuerza y ​​sacudió la cabeza rápidamente como si estuviera tratando de borrar el recuerdo de su mente. 

Kara se arrodilló frente a Lena. Ella tomó su mano y la deslizó debajo de su camisa y colocó su mano sobre su corazón. 

"Quiero que abras los ojos", dijo con severidad. Cuando Lena obedeció, respiró hondo. "¿Sientes eso? Es mi corazón latiendo fuerte contra mi pecho. Sé que puedes sentir la sangre en mis venas. Puedes escuchar cada respiro que tomo y sentir el calor de mi piel. Yo estoy Viva”, dijo Kara, puntuando las últimas tres palabras y poniendo énfasis en ellas.