Capitulo 16

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En el cielo había protestas, todos volando de aquí para allá, dividiéndose en dos partes, algunos apoyaban a Cloe y otros apoyaban a dejarla de lado. Dios los escuchaba pacientes viendo a un bando y al otro.

Los arcángeles también divididos. Dios se levantó removiendo el aire de alrededor y acallando a todo el mundo dirigiendo su atención a él.

―Este no es el momento para que nos dividamos, los siete cielos y encargados deben estar unidos, estamos por enfrentarnos a una guerra si todo no sale como lo pensamos al principio. Cloe tomara el camino conveniente, debemos mostrarle que la luz es más pacifica que la oscuridad, y con esta división no podremos confabular la teoría ―se sentó viendo a todos, sobre todo a los arcángeles ―mis gobernadores de los siete cielos, ustedes son los que ponen el ejemplo, siempre les di una confianza plena a cada uno de ustedes, y esta es una de las misiones más importantes que han tenido, necesito que se unan y salven a Cloe.

―Señor, con el máximo respeto que usted refiere ―se dirigió con mucho respeto Miguel ―creo que no todos concuérdanos con si Cloe es la chica correcta para estar con nosotros, pido que los que están en contra se retiren de esta misión y que los que confiamos en ella nos quedemos a cargo.

―El punto es mi querido Miguel, que las cosas no funcionan de esa manera, quiero que todos se unan, o se unen todos o esto o no dará el resultado deseado. A cada uno se le ha otorgado un poder, se le ha dado un cielo que gobernar y cada uno de los cielos conforma uno mismo.

―Pero Señor, no todos están tan comprometidos como algunos ―dijo Raziel mirando y refiriéndose rotundamente a Azrael ―y sé que todos estamos siempre unidos, pero esta misión clave roba algunos recuerdos del pasado y remueve a algunos que sinceramente aran fracasar aún más el plan.

―No quiero pretextos, todos se unirán o entramos en guerra y preparen sus armamentos, es mi última palabra.

Todos dispersaron la sala dejando a los arcángeles y a Dios con los querubines alrededor.

―No puedo y no quiero seguir con la misión ―dijo un decidido Azrael.

―Azrael, eres una pieza importante y lo sabes, y como anteriormente dije no aceptare que ninguno se retire, chicos esta es una orden rotunda, no dejare que ninguno se retire, todos irán a la tierra ahora mismo, solo uno volverá por un instante volviendo inmediatamente a la tierra con el resto y si tengo que darles apariencia de niños para que se unan más, lo hare.

Todos asintieron, muy pocos con desagrado pero la mayoría estaba bien con la decisión dada. Dios los envió a la tierra sin un aviso anticipado ya que sabía que vendrían con escusas después.

Quedaron sorprendidos por estar tan de pronto en la tierra sin nada más que lo que llevaban y no era apropiado a la época, para su suerte era de madrugada y nadie los vería. Caminaron hasta regiones les pueblo refunfuñando acerca de la decisión tan drástica que Dios había tomado.

―¡Es tu culpa Azrael! Tenía un montón de expedientes que organizar y dejar a cargo con instrucciones específicas, ahora seguro que todo será un desastre y tendré que iniciarlo todo... TODO, tan solo... ―fue abruptamente parado por Miguel que le dio un golpe en el hombro pasándolo de lado.

―Podrías dejar de quejarte, todos estamos en la misma situación, todos dejamos nuestras cosas a la deriva por una misión que parece suicida.

―Pero no lo entiendes, estoy a cargo de todo el expediente humano, si uno se pierde toda la humanidad estará confusa, puede haber cosas que se pongan a la deriva. Si un humano no es registrado todo pierde e cualidad ―hablo con gran furia.

―Eso no es el punto, estar así de expuesto justo ahora en tierra es muy riesgoso ―dijo con recelo Jehudiel, mirando al cielo con cierto enfado.

Angel CaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora