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Hyunjin llegó al colegio terrible adolorido, el sábado los habían puesto a entrenar desde temprano para el partido del domingo, estuvieron ahí hasta las diez de la noche, cansados y algunos lesionados para que al final, terminaran perdiendo.

— ¡Oye Yun! - llamó el Minho, moviéndole la mano desde que lo vió entrar a la sala.

El alto pelinegro caminó calmado hasta los últimos puestos para sentarse al lado de su amigo.

— Teni una cara de muerto, hermano. - se burló a penas su compañero dejo su mochila en la silla.

— Sí ya se, no me lo digai. - bufó.

— Hermano, fue un partido noma, se vienen una cachá de partidos, si el año recién empezó. - el castaño le dió unas palmaditas en la espalda para que se tranquilizara un poco.

— Ya si, igual tení razón, pero que rabia hermano, era obvio que al árbitro culiao estaba a favor de los otros weones, ¿cómo no me voy a enojar?, si el benja hasta cojeando jugaba mejor que todo el cuadro junto. - habló enojado.

— Sí era obvio, pero quédate tranquilo, nosotros sabemos que lo dimos todo y para mi eso es suficiente. - se encogió de hombros.

— Igual yo no me quedó tranquilo con eso. - se quejó por última vez antes de que el timbre sonara para que todos los que se quedaban webiando en el patio entraran.

Hyunjin vió, cómo todos los días, el niño bonito de pelo rojo entrando a la sala, con sus airpods probablemente a todo volumen y su mochila decorada con  pines de esos grupos coreanos de kapop.

Jeongin, era su nombre, el niño era precioso, su piel super bonita y lechosa, los ojitos rasgados que le daban la apariencia de mono chino, en sus manos siempre se veían las uñas pintadas de diferentes tonos, y a veces, cuándo tenía ganas, decoraba su cara con hermosos delineados negros, que a los ojos de Hyunjin, solo a Jeongin se le verían bien.

Cómo cada día, se sentó junto al chico rubio alto en los últimos asiento del lado derecho de la sala, el pecoso era bastante contrario a Jeongin, con una personalidad extrovertida, su cara siempre era cubierta por esos maquillajes exóticos y su cabello tapado por ese gorro culiao que movía las orejas cuándo le apretabas las patas.

Igual era kawai el weon, con su mochila rosada que tenía orejas de conejo cayendo hacía abajó.

— Ya chiquillos. - entró el profe de religión sonriente. — Pongámonos de pie para rezar. - todos hicieron caso a la petición del profesor. — en el nombre del padre, del hijo, del espíritu santo.

— "Amén" - se escuchó en coro por todos los alumnos.

— Saquen sus biblias para que leamos el salmo de hoy todos juntos.

Y mientras el viejo hablaba, Jeongin ya le había subido el 100% a sus audífonos.

D-D-Dance de iz*one retumbaba en sus oídos mientras sentía la música fluir y deshacerse del ruido externo.

Dime lo que me quieras decir
Tu verdadero rostro se queda atrapado en mi mirada
Nadie se dará cuenta.

Volteó hacía Hyunjin, el weon por poco y se caía dormido encima de la biblia, pero aún así, se seguía viendo hermoso.

Y tal pudo haber sido un amor platónico o algo pasajero, pero tan solo era un crush unilateral, porqué Yang estaba seguro de que al alto, ni siquiera le gustaban los hombres, así que no valía la pena poner sus ojos sobre el.

Jeongin observó cómo el Felix se sentaba, así que imitó la acción, sacando por conclusión que ya habían terminado de leer el salmo.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera noto cuándo el profesor posó su mirada en el.

el mino kei-pop ⴰ༢ ( hyunin, 🇨🇱 ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora