9. Cacería nocturna I

1.2K 136 45
                                    

Ante todo, Erenn le contó las nuevas bastardas noticias.

—Lo entiendo—murmuró ella mirándolo a los ojos, nada sorprendida, Erenn no había temblado al admitir que aceptó la oferta sin pensarla dos veces—. Confío en ti.

—Me siento como una escoria—él suspiró derrotado—. Solo sigo ofendiendo nuestra unión.

—Esa unión—ella lo abrazó, dando besos en su mentón y rostro, él siguió con los ojos cerrados, dejándose mimar. Ella tenía lágrimas en los ojos—. Es la que nos hará salir intactos de esto.

—No quiero ser su esposo, y voy a enloquecer si otro te reclama como suya, ¿Qué debo hacer para que dejen de intentar ser tus dueños?—sus bocas se encontraron, amándose en el silencio y el choque largo de sus labios necesitados.

—Juguemos con todo lo que haya, amor—le sonrió ella al derrumbado guerrero—. No siento miedo, yo te protejo y tú me proteges.

Él negó, escéptico.

—Júrame que no me abandonarás, que no dudarás de mí. Yo te conozco, tu orgullo es delicado. Si llegas a sentirte humillada, no vas a tolerar nada.

—Te juro que no—se dieron un largo beso de lengua, mientras sus brazos se rodeaban—, y no confiemos en ellos, la oíste, su hermano ha hablado con Agrimor y no te lo dijo. ¡Ella misma quiere muerta a Alaris! ¡Sabía de Alaris y no mencionó una palabra! Y, y... mi A-Alaris...

Su hermana la tenía muda de solo pensar lo que estaba haciendo ¡como esclava de Calem y en la boca del monstruo! Beata necesitaba abrazarla, pedirle perdón, pero mucho más exigirle el chisme entero.

Ella no podía con tanto, Alaris era demasiado salvaje e inesperada, ¡Dioses! 

—Sobre los Mitanos, creo que trataron de negociar con Agrimor para evitar la guerra; es obvio su fracaso, por eso decidieron acudir a nosotros. Pero sonríe, mi amor—él lo hizo poniendo sus manos en el rostro de la mujer—, Alaris sigue de pie, ella es nuestro orgullo.

Los ojos se le inundaron de lágrimas a Beata mientras asentía sonriendo, pero también con dolor.

—¿Qué estará viviendo? ¿Qué planea? ¿Qué le habrán hecho?

—Lo que sea que haga, confío en ella ciegamente y en sus capacidades, sabe cuidarse muy bien sola, pero, tenemos que ayudarla ahora, sospecho que querrá matar a Agrimor ella sola... por su bien, nadie más debe enterarse.

Beata temía lo mismo, y la horrorizaba que Alaris estuviera en esa posicion, no quería a ninguno de sus seres queridos cerca de Agrimor. 

Ese peso no es tuyo, Alaris, no debiste arriesgar tu vida así.

—No hemos hablado de esto, Beata, porque no has querido, pero me vas a dar la verdad; ¿Calem qué quiere con Alaris? ¿Desde hace cuánto sabías que Calem te ansiaba? 

Beata dio una risotada fuerte y larga con la que Erenn la miró malhumorado.

—¡Noooo siente nada por mí!—se rio—. Solo es un pobre cobarde que está pasando por la prueba de su vida, él no es bueno con los sentimientos propios ni los ajenos, pero es preocupante que estén ellos dos otra vez juntos.

—No estás siendo seria—dijo él tan severo y sobrio, haciendola rodar los ojos—. CADA día recuerdo que él te tomó como esposa, fue lo único que pidió, dijeron los espías. ¿Por qué lo proteges?

Ella agachó la mirada.

—Fui la única que lo trató con amabilidad, con decencia, él confundió su gratitud y aprecio hacia mí con amor, fue una obsesion que Calem solito reconoció como falsa cuando cumplió su cometido, él sabe ahora que no le produzco ni el bostezo...

Hecha De Sangre Y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora