Capítulo 7» Lobos

39 5 0
                                    

— Bueno, ¿Entonces se tienen que quedar? –cuestionó el mismo Ethan para salir del aprieto en que se había metido.

— Si, Deucalion y Talia no encontraron alguna otra negociación con los otros del consejo y Niki no quiso meterse, así que no tuvieron del todo su apoyo.

Todos los sobrenaturales asintieron a lo dicho por Peter.

— ¿Entonces dormiremos aquí? –cuestiono Melissa al tiempo que comenzaba a apilar los utensilios que ya estaban vacíos.

— No, pero hoy si –contesto Derek antes de irse del comedor.

— Vamos –murmuro Lydia dándole una pequeña señal a Vernon.

Ambos siguieron a Derek que se encontraba en la entrada de la cueva viendo las distintas gemas que estaban en las paredes de piedra.

— ¿Cómo haremos esto? –cuestiono Lydia de primero al azabache.

— Iré a hablar con el consejo, mi madre tal vez me escuche, necesito que se vayan de aquí.

Ambos adolescentes compartieron miradas.

— Se que fue mi error traerlos aquí, pero es el único lugar que nadie pisa a menos de que quiera morir –dijo para luego comenzar a caminar hacia la salida rumbo al laberinto.

(...)

Cuando llegó todos los líderes de las diferentes especies estaban aún discutiendo.

— Tu hijo está aquí Talia –murmuro el líder de los Wendigos que ya estaba alimentándose de un animal que probablemente era algún otro sobrenatural que tenía condena de muerte.

— ¿Derek? –pregunto desconcertada encaminandome hacia su hijo.

— Liam se supone que le avisaría a Deucalion, pero preferí venir yo personalmente ya que es más que nada mi obligación ya que yo fui quien escondió a los humanos.

Todos los del consejo lo vieron fijamente.

— Lo siento, pero entiendan, en ese grupo de humanos también está mi SoulMate.

Los del consejo se miraron entre si siendo Talia quien lo regañara, abrazara y castigará con pasar un tiempo en el territorio de los Wendigos que eran los que decidirían si matarlo o no, mismo castigo que recibieron Peter y Malia pero este iniciaría a partir de pasado mañana, por ellos no habían mencionado nada.

— Sal con vida o si no te mato.

Derek asintió a las palabras de su madre y se dispuso a acercarse a dónde el Wendigo que solo levantó la mirada sin dejar de comer.

— Es un gusto verlo de nuevo señor Walcott, ¿Cómo está Sean?

El hombre trago el trono de carne antes de contestar que aún extrañaba morderlo cómo cuando era más pequeño.

— Bueno, dígale que si hoy se esfuerza, quizás logré de nuevo probarme.

El hombre asintió mostrando sus sangrientos dientes en una sonrisa macabra.

Derek le devolvió la sonrisa algo dudoso y casi al segundo ya estaba despidiéndose de su madre que le dió un zape por ser como era.

— Tu hijo si que es un caso, ¿Quien en su juicio es amigo de un Wendigo?

Nadie le respondió al señor Walcott, pero Talia miro con preocupación a dónde su hijo ya había desaparecido.

Al Otro Lado Del MuróDonde viven las historias. Descúbrelo ahora