—Hay que estar alerta y dar con la ubicación de los Heer de mi padre lo antes posible —dije, dirigiéndome al consejo.
—Para eso mandamos a un grupo de mis soldados que los seguirán a distancia —dijo Axel.
—A partir de ese punto empezaremos una búsqueda más exhaustiva, y para evitar el daño a las ciudades, nuestros hombres deben interceptarlos e impedir que sigan avanzando —expliqué.
—¿Una guerra contra el ejército mejor preparado de todo el sur? Príncipe Ethan, sus soldados no tienen experiencia suficiente para luchar contra ellos —dijo uno de los presentes, lord Crip, que estaba de pie en una esquina de la mesa de piedra—. Si bien los que ahora son sus soldados también fueron soldados de su padre y fueron preparados como tal, no culminaron su entrenamiento.
—Con los Ordu será más que suficiente —dijo Axel, mostrando seguridad en sus palabras.
—¿Volverá a poner a su gente en peligro en una guerra que no lo beneficia? ¿Qué clase de rey se supone que es? Porque la única explicación razonable es que tenga otras intenciones —replicó lord Jay—. Creo que eso está claro para todos.
—Deberían agradecerle en lugar de faltarle el respeto a su majestad con una acusación como esa —dijo Azael a la defensiva.
—Mi intención no es faltarle el respeto a su majestad, pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras un extranjero nos invade.
—Como el regente del reino, mi deber es actuar y velar por la seguridad de este.
—No lleva más de 12 horas como regente, no ha sido anunciado al pueblo ni ha hecho el juramento para que sea algo oficial. ¿No cree que es muy pronto? —contestó mordaz lord Jay. Además, fue interrumpido con un gesto por lord Crip.
—Todo sería más fácil si siguiéramos las normas y costumbres que han funcionado durante años. El regente de su alteza debe ser el príncipe Eduard.
—Concuerdo con usted, mi lord —habló Eduard, entrando en la sala y llevándose la atención de todos—. Ya que nadie se tomó la molestia de avisarme respecto a esta reunión, me di la libertad de esperar el momento más oportuno para entrar.
—Nadie te informó porque tu presencia no es requerida, Eduard —traté de disimular mi molestia.
—Como bien saben, siempre tuve una buena relación con el difunto rey —dijo, ignorándome por completo—. Y por consecuencia con sus Heer. Estoy seguro de que si yo fuese el que ascendiera al trono no tuviésemos este problema.
—¿Y desde cuándo tu ascenso al trono es una opción? —dijo Luke, que permanecía de pie a mi lado junto a Liam—. Se te consideró para ser regente, pero en ningún momento heredero. Ni siquiera estás después de Ethan en la línea de sucesión.
—Por favor —dijo con sarcasmo—. Estamos hablando de quién es más apto para ocupar el cargo. Solo piénsenlo, no tendríamos este problema con los Heer de su majestad y como bien saben, él se encargó de educarme personalmente. Sé muy bien lo que se necesita para mandar —lo interrumpí.
—¿Mandar o gobernar? Tú mismo te estás delatando. Si bien mi padre te "educó", no fue para que seas un gobernante, sino un mandatario. No fue para guiar, sino para ordenar. ¿Es eso lo que quieren para el reino? ¿Volver a caer en una dictadura? —pregunté hacia el consejo.
—Sí, sí, solo cambias mis palabras —dijo quitándole importancia con un ademán—. Pero puedes decir lo que quieras, la verdad es que yo sí estoy preparado para asumir el trono.
—No cambio tus palabras, Eduard, solo muestro lo que hay detrás de ellas. Y si tanto quieren apegarse a las costumbres, ¿por qué saltar la línea de sucesión, que es la más importante? O es que acaso solo existen costumbres cuando les conviene?
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Trono sangriento
FantasíaEl rey está muerto y una nueva era había comenzado, debíamos prepararnos para arriesgar todo y proteger a quienes queremos. Ethan, Liam y Luke se ven envueltos en un oscuro camino tras derrocar y asesinar a su padre, la mayor traición que podrían co...