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Alisson, no dijo nada, solo permaneció con la mirada baja y una expresión llena de soledad y amor

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Alisson, no dijo nada, solo permaneció con la mirada baja y una expresión llena de soledad y amor. Dylan supo que sus palabras la habían lastimado, con delicadeza posó su mano sobre su espalda.

-Lo siento, no debí preguntar.

-Ella era todo para mí, lo único que me mantenía estable en esta vida. Su sonrisa era como el sol en vida, sus manos me hacían sentir segura y protegida, y esos bellos ojos que guardaban tantos secretos y sufrimientos. Ella deseaba tanto seguir aquí, con todos y cada uno de nosotros. Tú, fuiste uno de sus deseos, ella realmente deseaba tener un hermano al cual proteger y hacer feliz. Se sentía tan sola pero nunca lo demostró, simplemente nos daba lo que nosotros queríamos, sin importarle lo que ella deseaba en realidad. Su lista de deseos fue modificada innumerables veces, solo para hacernos felices. Yo no la amaba, ella era y sigue siendo más que mi compañera de vida, ella era todo lo que necesitaba para seguir avanzando, la necesito aún y la seguiré necesitando en cada minuto que pase con vida. La conocí cuando éramos pequeñas, pero yo le pertenecía desde mucho antes. No entiendo tus intenciones, pero algo me dice que no son malas.

Pronunció sin despegar su mirada de la lápida, soltó un suspiro que contenía pequeñas lágrimas y se levantó del suelo, dejando una suave palmada en la cabellera del menor, no dijo nada y simplemente se marchó. Dylan lo supo comprender, ella ya no tenía nada en este mundo, ahora lo único que la mantenía con vida era sus ansias de encontrarse nuevamente con la dueña de aquel testarudo y solitario corazón.

El día pronto acabaría, debía volver a casa antes que sus padres para que no descubrieran. Tomó sus cosas y dándole una última mirada a la tumba de su hermana comenzó su camino de regreso a casa. Durante su recorrido observaba las enormes nubes buscando una figura en alguna de ellas, pocas personas estaban por las calles y algunos niños aún se mantenían en el parque. Cuando finalmente llegó a casa, la oscuridad lo esperaba, prendió las luces de su hogar, no había nadie quien lo recibiera.

No podría describir el pulso doloroso que sintió en su corazón, tal vez era la soledad que tanto temía experimentar o el deseo de poder encontrar una razón para que sus padres volvieran a ser felices.

Subió a su habitación, sacando de su mochila cada una de las cartas que su hermana le había dado.

-Yo no soy como tú, en mi corazón no existe una familia, mucho menos un hogar a donde pertenezca. Tú lo tenías todo eso, pero te tuviste que marchar, ¿no hubiera sido mejor que mi vida fuera cambiada por la tuya?

Sus palabras eran duras, crueles e hirientes, pero solo eran la verdad que podía ver. Un simple reemplazo de lo que se rompió, del ángel que ellos perdieron. Algunas lágrimas caían por sus mejillas, las ganas de huir y desaparecer lo perseguían, quería callar las voces en su cabeza que simplemente decían la dolorosa realidad.

No lo sintió, solo cerró sus ojos y dejó que el mundo de los sueños lo llevara lejos de ese dolor.

Un mundo lleno de nubes con formas complejas pero significativas, en la cima de un árbol justo donde el sol más iluminaba estaba la misma chica, estaba su hermana.

-No quiero que seas igual que yo, tú tienes una familia que jamás podré conocer. Nunca deseé dejarlos ir, yo quería quedarme a su lado, poder vivir muchas más aventuras con ellos, quería seguir con ella, con mi destino... Quería seguir siendo parte de tu familia.

Ya no había un laberinto en sus palabras, era la primera vez que era directa, pero aún no podía ver su rostro, aún no veía a su hermana. Quiso acercarse, pero un fuerte viento se lo impidió, las flores a su alrededor comenzaron a marchitarse y el sol a ocultarse. No entendía nada, era como si el mundo estuviera muriendo y con él, la única esperanza de conocerla.

-¡Espera, por favor detente! Perdón, perdóname por ser tan cruel. Pero, tú no lo entiendes, ellos solo quieren que sea como tú, me protegen de la misma forma que lo hacían contigo, me dan todo lo que te entregaban a ti, ellos... Me tratan igual que a ti.

El silencio se formó en todo el lugar, las flores dejaron de marchitarse y el sol volvió a su posición. Una risa silenciosa que ocultaban pequeñas lágrimas, lo hizo estremecer, ella dio un pequeño salto bajando del árbol y dándole por completo la espalda.

-Ellos te tratan así, porque eres su hijo, al igual que yo.

El viento volvió, su cuerpo voló entre las nubes viajó hasta que finalmente se despertó. Bajo sus ojos lágrimas secas pudo sentir, y en la mesa una carta se encontró, rápidamente sin pensarlo comenzó a leerla con el corazón en la mano.

Yo conocía un mundo, diferente al tuyo.

Donde dos padres me cuidaban y amaban, donde poco a poco mis sueños se cumplían. Seguramente no lograrás comprender por completo, pero lo único que tienes que entender, es que ellos te aman más que a nadie. En sus corazones te guardan, deseando tu felicidad y bienestar en cada minuto desde que te conocieron, tú eres mi hermano, eras el único que tenía en mis sueños, en aquellos que logré cumplir antes de morir.

-Un ángel soñador.

¿Era el día de hacerlo llorar? Porque ya no podía soportar más. Pequeños sollozos se escuchaban por la habitación, en su corazón tenía abrazado un recorte en forma de una familia, donde estaban todos y cada uno de ellos, era su deseo más grande, él solo deseaba que ellos lo amaran por ser él, no por ser el reemplazo de su hermana. Él solo quería sentir que eran una verdadera familia.



 Él solo quería sentir que eran una verdadera familia

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