"Destinity wanted it this way
and you don't know how much I hate destiny"
Donde toda la historia gira en torno a Samuel, quien dependiendo de sus decisiones será el karma de un futuro...
Rendirse nunca fue una opción, ni enamorarse tampoco.
Pero tod...
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Me encuentro en un lugar tranquilo, sin nada que me rodea, todo es completamente de color blanco. No hay nada que me moleste, no hay ningún hombre mirándome con morbo, no veo por ningún lado los omegas que se hacen pasar por amigas, y ni una sola copa de vino para festejar.
Cierro los ojos, me siento...feliz.
Feliz porque nadie ni nada podía sacarme de este lugar, después de mucho al fin puedo estar tranquilo conmigo mismo.
Ya no hay deudas por doquier, no están los hombres que tanto desprecio por creerme un objeto solamente para tener sexo, no hay nada que con solo mirarlo dentro de mi algo grite peligro. Pero no hay nada que al verlo este dolor en pecho se sienta aliviado.
Me sentía feliz, y me hubiera encantado seguir así sino fuera porque siento un leve pinchazo en el corazón.
De pronto, un color inunda mi alrededor, me arrastra hacia un acantilado, y aquello que antes era de color blanco, ahora era rojo y marrón.
Abro mis ojos un poco esperanzado de que no sea quién creo que es.
Pero como siempre, el destino me la juega.
En el segundo piso, al fondo del todo, después del barman, en la zona VIP, estaba él. Completamente solo, con aquella tan preciada copa de vino, mirándome con antelación. En sus ojos, un color brillante que se asemeja al rojo, su lobo me estaba pidiendo a gritos.
Levanto levemente mi rostro, para dedicarle una mirada de suma satisfacción solamente a él.
Dejo caer levemente mi pierna derecha a un lado para luego ser seguida por la otra, poco a poco mis brazos pasan de sostener firmemente el tubo a deslizarse con delicadeza por este, mis piernas una seguida de la otra danzan por los aires con dulzura y una de mis manos le sigue el ritmo, mi torso se curva de manera que me permite acabar sentada de piernas abiertas en el suelo con el cabello alborotado y un poco cansado, pero aquella coqueta sonrisa seguía en su lugar.
Respiro lentamente y dirijo la mirada hacia los otros clientes que no dejaban de mirarme de manera obscena. Comiendo a mover mis caderas una y otra vez contra el suelo, levanto levemente mis manos hasta llegar a mi nuca y pasarlas con descaro, dejo una allí y comienzo a deslizarla por mi pecho hasta acariciar levemente mi parte baja.
Sonrío ladino mientras llevaba mi mano hacia la tira de aquella prenda que ni dejaba nada a la imaginación, la muevo levemente y apenas comencé a bajarla dirijo mis ojos hacia él, y vayas vistas tenía.
No se cuándo, pero la posición en la que se encontraba ahora me encendía.
Cuando antes se encontraba sentado en la posición perfecta, ahora era todo lo contrario. Se encontraba completamente inclinado para dirigir su vista solamente a mí, tenía una pierna cruzada sobre la otra y había apoyado uno de sus brazos en su rodilla ayudándole con el equilibrio. De pronto le miro morderse el labio, repito su acción y pude observar como en aquellos ojos que tan poco se presentaba el rojo, ahora este era completamente visible y se encontraba en un tono carmín.
