XIII✿Corazón de terciopelo

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Al pasar los días del entrenamiento final, volvimos agotados a la finca mariposa. Me sorprende que pasemos todo el tiempo aquí, siendo como un segunda casa. Entramos por la puerta principal con cara de fantasmas. Saludamos a las niñas de la finca y caminamos lentamente hacia las habitaciones. Me desplomé en una camilla vacía, viendo como Zenitsu se cambiaba de ropa antes de acostarse. Luego de unos momentos, este se lanzó a la cama como una flecha. Lo miré enamoradamente hasta que se diese cuenta que lo hacía. 

Después de una corta siesta estábamos completamente renovados. Zenitsu no se veía del todo animado, pero seguía sonriente.
Pasé un poco del día ayudando a las chicas a hacer las tareas hogareñas. He pasado mucho tiempo aquí y me daba pena ver como ellas se encargaban de la cocina, la limpieza y las tareas básicas de cuidado para muchos enfermos. Primero me acerqué discretamente a Aoi, que estaba lavando la ropa en el patio. Le ofrecí mi ayuda, y tuvimos una pequeña charla mientras yo le acercaba las cosas que me pedía.

—No quiero sonar grosera. Pero noto que estás cada vez más distinta. Como que piensas mucho en alguien—negué con la cabeza, de manera tan obvia que se notaba a kilómetros que estaba mintiendo—Y yo creo saber en quién piensas.—

—Dime.—dije, rendida—

—Zenitsu.—dijo entre risitas.

—Mira. No se lo cuentes a nadie—dije—Todavía no es oficial.

—Tu secreto está a salvo conmigo—decía en un tono seguro—¿Al menos le puedo contar a las niñas? ¿Y a Shinobu?—preguntó con ilusión. Asentí felizmente.—

Terniné de ayudar a Aoi, y decidí parar con la ayuda para no pasar un momento medio incómodo con las niñas. Sabía que me iban a inundar de preguntas. Momentos después me encontraba  brincando por todos y cada uno de los rincones de la finca, saludando a todo y a todos a mi paso, pues estaba enérgica. Tenía ese tipo de emoción que te da a cierta hora del día, usualmente a la tarde, horas antes del anochecer.

Pasé por decimosexta vez por el pasillo izquierdo de la finca. Saludé a Zenitsu mientras pasaba apresuradamente, y me tropecé con mi propio pie. Zenitsu me tomó como si fuese un reflejo suyo, amortiguando mi caída. Este me levantó y colocó su cara tan cerca de la mía que nuestras narices casi se tocaban.

—Eh.. Oh.. ¿Estás bien?—preguntó, inocente. Irreflexivamente, y por la conmoción del momento, le di un beso tierno y corto en los labios, sin esperar una respuesta. Zenitsu me tomó de la cintura, con las manos bajo mi camisa, y me devolvió el beso. Este me llevó hasta el baño inconscientemente mientras me besaba. 

Rozaba mis muslos mientras me apretujaba contra la puerta cerrada. Me tomó de una de mis piernas, subiéndola a medida que aceleraba el ritmo. Pasaba mis manos por su cabello dorado. Zenitsu separó su boca de la mía, conteniéndose hasta que tomásemos aire. Miró abochornado al piso, sin mover un músculo.

—Zenitsu. Oye. No sabía que eras así.—jadeé.

—¿Qué? ¿No te gusta?—dijo en un tono seductor.

—Nunca dije eso. —acaricié su cara con cariño—Pero es mejor que paremos por ahora si no quieres que alguien nos descubra—mi corazón latía con una fuerza descomunal.

—Sí. Claro. Seguro.—dijo. Sostuve la manilla de la puerta detrás nuestro y la abrí sigilosamente, sacándome de la habitación. Zenitsu se quedó allí, inmóvil, procesando lo sucedido. Lentamente me dirigí a las habitaciones, caminé hasta llegar a mi cama, y me puse a estremecerme en ella, queriendo gritarle a la almohada.
Me sentí extraña, con un cosquilleo particular en el estómago. Pasé las siguientes horas mirando el techo y pensando. Oí unas voces a lo largo del pasillo.

—¿Qué tienes, amigo?—preguntó Inosuke—¿Por qué estás tan agitado?

—Nada—contestó este, con un enojo raro por los nervios. Me asomé a mirar, viendo como Zenitsu se abotonaba la camisa y se acomodaba el pelo.

Me asomé indiscretamente y los observé por el rabillo del ojo. No podría dejar que Inosuke me viese porque si no, este encajaría las piezas del rompecabezas, y nos descubriría. Tarde o temprano sabía que esto iba a pasar de algún modo.
Zenitsu me vio y se puso colorado. Evitó de cualquier manera que alguien se diese cuenta, pero Inosuke eventualmente se volteó. Abrí la boca para decir algo pero las palabras simplemente no salieron de mi boca.

—¿Eh?—dijo Inosuke en un tono desconcertado y volteó a ver a Zenitsu.

—Inosuke, ¡pedazo de idiota!—Exclamó Zenitsu con enojo. Obviamente, Inosuke no sabía del todo del tema de los besos, el amor y las parejas, así que suspiré con mucho alivio.

Las horas pasaron. Fue un día muy incómodo para mí, aparte que no le pude ver ni la cara a Zenitsu en el resto del día —porque este cada vez que me veía daba un respingo de vergüenza y salía disparado a cualquier otro lado— y quería descansar más, pero sabía Dios que nos deparaba al Cuerpo de Exterminio de Demonios.

Pronto anocheció, y comencé a escuchar gritos en el pasillo. Me apresuré hasta el lugar donde estos provenían y Tanjiro me comenzó a hablar.

—Debemos irnos. Lo más rápido posible. Muzan Kibutsuji está en la casa Ubuyashiki. Ponte tu uniforme. Debemos irnos YA—dijo entre gritos.—

Asentí y corrí a toda velocidad hasta las habitaciones.

⁽⁠⁽⁠ଘ⁠(⁠ ⁠ˊ⁠ᵕ⁠ˋ⁠ ⁠)⁠ଓ⁠⁾⁠⁾  ⁽⁠⁽⁠ଘ⁠(⁠ ⁠ˊ⁠ᵕ⁠ˋ⁠ ⁠)⁠ଓ⁠⁾⁠⁾  ⁽⁠⁽⁠ଘ⁠(⁠ ⁠ˊ⁠ᵕ⁠ˋ⁠ ⁠)⁠ଓ⁠⁾⁠⁾  ⁽⁠⁽⁠ଘ⁠(⁠ ⁠ˊ⁠ᵕ⁠ˋ⁠ ⁠)⁠ଓ⁠⁾⁠⁾  ⁽⁠⁽⁠ଘ⁠(⁠ ⁠ˊ⁠ᵕ⁠ˋ⁠ ⁠)⁠ଓ⁠⁾⁠⁾

¡Hola hola! Este capítulo está más corto, porque me estoy preparando para el capítulo final. Que emoción, no pensaba llegar tan lejos. Espero que sigan disfrutando la novela, y pronto comenzaré a escribir el próximo capítulo. (⁠^⁠∇⁠^⁠)⁠ノ⁠♪

𝘽𝙍𝙐𝙉𝙀𝙏𝙏𝙀. ➪ Agatsuma Zenitsu X OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora