Martir-monio

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Otra vez estoy en el cálido pecho de Darius, mi vagina está latiendo ahora, al menos estábamos limpios, él me había impedido caminar hasta el baño, agradecía ahora, cuando tuve que pararme sin su ayuda sentía como millones de rayos dar a mis adentros, tan bien... fue vergonzoso tener un orgasmo solo por eso. Aunque no se había reído... parecía fascinado, cierro mis ojos, adormilada.

— Te llevare a mi casa cuando estés más despierta — susurro su voz ronca... estaba bien.

¡No! ¡Esperad un segundo! Sacudí mi cabeza aun contra su pecho.

— NNo... espera — me quejo sacudiéndome más, fuera, fuera tonto sueño.

— ¿Qué pasa? ¿Necesitas algo? — dice y puedo oir lo precupado que esta, sacudo mi cabeza en no y tomo su mano para acariciarla para asegurarle que estoy bien — ¿El frio por fin te alcanzo y quieres usar ropa para dormir? — dice ahora, está bien, eso fue muy burlón.

— Uhm, no... Darius... ¿Qué somos ahora? — pregunto despertándome tanto como puedo, él me mira a los ojos como confundido.

— ¿No es obvio? Eres mi mujer y estamos compro... — Darius parece como si no hubiera pensado antes de decirlo, a mitad de frase parece que se le cruzo un fantasma.

Y ahí va el serio y estirado de nuestra relación.

— Tu... ¿estaras bien casandote conmigo? — pregunta ahora, con mucho cuidado, casi demasiado. Eso tengo que pensar.

Si, seré feliz con él, estaré bien... lo se... pero si lo pienso un poco más... estoy dejando tanto atrás, Galia no, pero Garen... nación, puesto, rey, familia, Luxana... ... no debería ser egoísta, no debo ser egoísta, debería decirle que no, que no puedo, tengo un maldito deber, no puedo ser solo una mujer débil, soy... soy... soy un hombre, el capitán de la guardia... con hechizo o sin él, yo jamás dejare de ser...

— Sí... — ahora que lo veo, tal vez llore un poco mientras lo pensaba, antes de que pueda limpiar mis lágrimas, lo hago yo, le sonrió, — Sí, seré feliz casándome contigo — me apego a su pecho, no sé cuándo me aleje pero quiero volver a él. — ahora — bostezo, maldito sueño — dame mi demonio anillo —.

Darius se reía de mi mientras lo saca de su collar.

— Te estoy enseñando a maldecir. No puedes decir "Demonios" o "Carajo" todo el tiempo. — dice mientras mete la banda de oro en mi dedo

— Mírame hacerlo... mi amor.


Egoismo | Darius × GarenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora