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— Jungkook a veces tiene problemas con la comunicación en la escuela. — Jimin comentó mientras miraba a su hijo concentrando pintando en la mesa.

Yoongi acarició su cabeza y asintió. — ¿Alguna vez visitó a un pediatra? — indagó Yoongi quién tenía ciertas dudas con forme al comportamiento de su hijo.

Con una sonrisa un tanto amarga, el castaño suspiró. — No puedo cubrir esos gastos.

— Creí que en tu trabajo te iba bien. — susurro un tanto alto. Park sin quitar la mirada de su bebé, contestó.

— Si, bien para mantener un departamento, una colegiatura  los alimentos de todos los días y alguien que lo cuide cuando no estoy. Jungkook es muy quisquilloso con la comida, enferma bastante rápido si se descuida. Así que también cubro gastos medicinales. — sinceramente se sentía algo avergonzado por la situación en la que estaba, pues el decidió tener a su bebé. Quiera darle lo que a él no. Un hogar. — Quizá no puedo darle todo lo que merece pero nunca le falta amor.

Sonriendo por lo bajo, el pelinegro dio unos leves asentimientos. — Estoy seguro de que a tu lado nunca le faltara el amor. Pero si me permites yo quiero ayudarte, tanto en gastos escolares como en su alimentación, su salud física y mental. Quiero ser parte de todo eso. — explicó.

—¿Por qué?— confuso, preguntó Jimin. —Sigo sin entender qué es lo que quieres de nosotros y tu interés repentino hacia mí hijo.

— ¿No lo entiendes? — con las cejas arqueadas un tanto burlesco, le contestó Yoongi. — Jimin, por Dios. ¿No te das cuenta que es nuestro hijo? Tuyo y mío, de los dos. — con las manos los señaló a ambos. — Aunque las cosas no las hicimos bien desde el inicio, es nuestro, fruto de los dos, del amor que tuvimos.

Estaba estupefacto, nunca creyó que volvería a escuchar ese tipo de palabras en la boca de Yoongi.
Y se daba cuenta que estaba tratando de enmendar las cosas.
De darle un nuevo inicio, está etapa de la vida que empezaría.
Y el solo pensar que podrían volver a ser una familia lo lleno de esperanza.

Pero no quería ser muy obvio. Así que contestó con toda la discreción posible. — Me parece bien, puedo darme cuenta de que tus intenciones son buenas.

— También espero que aceptes ir a Seoul conmigo. — el menor negó rápidamente.

— Alto ahí, Min. — alzó su dedo índice dándole la orden de no hablar más. — Te estoy dando la oportunidad, no lo arruines.

Asintió aún con una sonrisa.
No podía perder la oportunidad de estar con él amor de su vida.
— Entiendo, entonces en mi estadía buscaré a los mejores pediatras y pedagogos para Jungkook. Nunca más estarán solos.

Se sintió como una promesa, esas que sabes que no romperán.
Una promesa por la garrita.

El resto de la tarde fue muy divertida para los tres, Jungkook teniendo un comportamiento muy hiperactivo y de vez en cuando muy serio.
Pero estaba más feliz al estar con sus dos padres.
Jimin empezaba a recordar porqué se había enamorado de Yoongi, era atento y muy tierno.
Siempre se veía frío y seco pero realmente era amoroso.
Al llegar a casa de Jimin, los tres bajaron para poder despedirse.

Jungkook no quería soltar la mano de Min, quería quedarse con él.

—Cariño, es hora de dormir.— Jungkook negó.

—Quiero jugar con papá Yoongi más tiempo.—, contestó. El mencionado se puso a su altura para dejar un beso en la frente de su hijo.

— Mañana iremos a jugar a donde tu quieras, ve a dormir, pequeño.— con un pequeño puchero en sus labios, el pequeño asintió y lo abrazó. — Duerme cariño. — le dijo al verlo entrar a casa dejándolos entonces solos a los mayores.

Jimin le sonrió. — Gracias por eso, el cariño que le das le hace bien.

— No quiero que le pase lo que a nosotros, tener padres ausentes no es lo más lindo. — le explico con un suspiro. Jimin entendió lo que decía y sabía que tenía razón. Jamás se perdonaría hacerle eso a su bebé.

— Bien, es tarde. — le dijo el rubio. — Ve con cuidado. — Yoongi dio leves asentimientos. Trató de darle la mano a Jimin pero este iba a abrazarle.
Fue incómodo no saber cómo despedirse del otro.

— Solo... — se puso nervioso. — Solo me iré. —se dio la vuelta esperando no mostrarle el sonrojo a Park.

Su corazón latía fuerte.
Ni se molestó en colocarse nuevamente su gorra y cubre boca.
Olvidado quien era, y que siempre era seguido por cámaras.

¡Papá! - ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora