Omnisciente.
Russia 2005.
10 de Enero, un día especial para la familia Dmitrieva, el día en que nació la próxima princesa de Rusia.
Belladona Ekaterina Dmitrieva.
El gran castillo se veía más blanco aquel día, la tormenta había terminado dejando a su paso los rastros de nieve de la noche anterior.
Todos en el castillo sonreían al frente de la gran chimenea. Tanto princesas como mucamas y la reina estaban presenciando como Estela daba luz a su primera hija.
La mujer hacía el mayor esfuerzo posible para pujar, el dolor no era muy bueno que digamos, su esposo a su lado sostenía su mano con una cara de dolor.
La hermosa rubia en labor de parto estaba clavando sus largas uñas en el dorso de su mano.
-Estela amor, me estás lastimando.
-¡A TI NO TE ESTA SALIENDO UN BEBÉ POR LA VAGINA MATEO!-un grito salió de ella gracias a una contracción.
La reina Kirsi y próximamente abuela observaba todo con una sonrisa, la pequeña riña le recordaba a su esposo y ella cuando tuvo a Mateo.
-Ya casi lady Estela, siga pujando,-dijo la partera calmadamente. Estela soltó otro grito mientras pujaba, quería que el dolor se fuera y tener a su hija en brazos de una vez.-ya puedo ver la cabeza ¡Siga así!-la alentó.
-¡Maledetto Mateo e la sua buona mira! (¡Maldito Mateo y su buena puntería!)-grito una vez más en su idioma natal, para después escuchar el sonido más hermoso que había escuchado en todo el mundo.
El llanto de su hija al nacer.
Todos en el salón sonrieron empezando a aplaudir. La rubia soltó un suspiro empezando a sonreír, lo había logrado. La partera limpio a la bebé entregándola en brazos de su madre.
-Hola hermosa Bell, yo soy tu mami.-hablo a la bebé que se había calmado mientras agarraba su manita. Mateo se acercó observando la escena con adoración y lágrimas en sus ojos.
-Hola bebé, soy tu papi.-dejo un pequeño besito en su frente mientras acariciaba su cabeza. En aquel momento se dió cuenta de los hilos de sangre que salían de su mano, las uñas de su esposa estaban plasmadas en el dorso de aquella.-Creo que papi va a dormir.-y ahí, en medio de ese emotivo momento se desmayó.
Mateo no soportaba ver sangre.
-Idiota.-susurró Estela siguiéndole una carcajada a aquella frase.
-Hijo de su padre tenía que ser.-Kirsi se acercó sonriéndole a su nuera dulcemente, está se la devolvió ofreciéndole a Bell. Inmediatamente la cargo observándola, sin duda la niña traería felicidad a la familia Dmitrieva.
»Ladys, lores, empleadas, príncipes, princesas.-miro a todos con una de las sonrisas más hermosa.-He aquí a la próxima reina y heredera de la corona rusa. Bell Ekaterina Dmitrieva.
Todo el lugar se llenó de aplausos y vítores de celebración. Kirsi vio a su pequeña nieta, la recién nacida aún no había abierto sus ojos, todos tenían curiosidad si había heredado los ojos verdes de Estela o los ojos azul cielo de Mateo.
La reina entregó a su nieta a los brazos de su madre, Estela la sostuvo con una sonrisa para empezarla a amamantar. Siseo de dolor cuando Bell comenzó a succionar su pezón. El dolor no era nada placentero y se preocupó, pensando que no era nada normal.
-No sé preocupe lady Estela, las primeras veces al dar pecho siempre duele.-Estela asintió, entonces recordando cuando su madre le hablaba de lo difícil que era la primera amamantada, pero a pesar de todo el dolor fue feliz de crear una nueva vida.
ESTÁS LEYENDO
Te lo prometo
Science Fiction¿Princesa de Rusia o una simple persona? En una noche trágica se llevó a cabo una guerra, una pequeña niña involucraria su alma en una venganza. Dos corazones se conocerían aquella noche. La venganza rondaría en ellos. Pero el amor te hace débil, al...