Es una de las manifestaciones sobrenaturales más importantes en Mesoamérica, con fusión de elementos de la cosmovisión indígena autóctona y de la cultura hispánica. En Guatemala, los indígenas mayas de las tierras altas creen, según la tradición oral, en la existencia de un Dueño o Guardián del Cerro. Entre las comunidades mayas se encuentra ampliamente difundido el concepto de que hay un espíritu en cada elemento de la naturaleza; así, hay un espíritu o dueño del maíz, de los diferentes cuerpos de agua o de los animales. También, las colinas, los cerros, montañas o volcanes tienen su espíritu, siendo el "dueño" de cada uno de esos espacios, un personaje que no pertenece al mundo de los hombres, pero mantiene contactos de diversa índole con él. Sus características varían en cada región, pero, en general, es hombre, habla el idioma local, no tiene aspecto definido, pero tiene apariencia de ladino rubio y de ojos azules, con vestuario elegante, aunque también puede aparecer en forma de culebra gigante o con cuernos.
Habita dentro del cerro, tiene poderes sobrenaturales, puede tener carácter benigno o maligno, goza de abundancia de bienes y riqueza, se aparece a personas que caminan solas y se alimentan del hombre. Cada vez que un cazador busca a su presa, debe haber pedido permiso al "dueño" para llevarse a un animal, pues es extremadamente celoso de su propiedad y ataca cuando se siente ofendido. Solicitar un "favor" a un "dueño" conllevaría también aceptar una deuda con él. Muchas veces, es pagada con el alma de quien le pide el favor.
Continuara:🎃🎃🎃🎃🎃🎃