Una de las leyendas de Guatemala que narra la muerte de una familia que pierde a sus miembros uno por uno por el cuadro del payaso.
Esta leyenda urbana sucede en 1980 donde la familia Muñoz Oriunda, originaria de Quetzaltenango; Amilcar Muñoz el padre, Josefina de Muñoz su esposa y sus tres hijos, Alberto, Francisco y la más pequeña Marcela.
Año 1980, el inicio de esta leyenda
Amilcar quien de profesión era médico en el hospital de Quetzaltenango, se le presenta la oportunidad de cubrir un puesto de suma importancia en el Ministerio de Salud de la ciudad de Guatemala, decidido a que el futuro le tenía preparadas cosas buenas se mudó a la capital.
Toda su familia se mudó a la zona 4 de la capital, a una casa que está frente a la iglesia Yurrita; toda la familia muy emocionada a excepción de su hijo Alberto entro a explorar la casa.
Mientras los más pequeños veían cuál sería su habitación, doña Josefina y su esposo veían la cocina y sala del nuevo hogar. Alberto frustrado y triste esperaba solo en la puerta de la casa.
Había mantas blancas que cubrían los muebles y cuadros de la casa que había sido habitada por última vez hace varios años.
Alberto encuentra el cuadro
Cuando estaban desempolvando todo, encontraron un cuadro de un circo y un payaso con la mirada profunda, la mano empuñada y una risa estremecedora que haría correr a cualquiera. Todos decidían que era mejor tirarlo, menos Alberto.
Él deseaba tenerlo para vengarse de sus papás por hacerlo mudarse a la capital. Así que los convenció para poder quedárselo, ellos aceptaron pero con la condición de que solo lo iba mantener en su cuarto.
El día que se desencadenó la leyenda
El día sábado Amilcar fue el primero en despertar, sin embargo no deseó despertar a nadie porque sabía que todos estaban cansados por el largo viaje.
A eso de las 10 de la mañana todos comenzaron a levantarse, excepto su Josefina así que decidieron hacer una desayuno en familia y Marcela corrió a despertar a su a mamá, pero esta no despertaba.
El esposo extrañado subió y no pudo bajar más que con los ojos tristes y la pena de que su esposa estaba muerta.
Alberto enojado se encerró en su cuarto y no se percató que la mano del payaso ahora tenía un dedo levantado.
Después de la muerte repentina
A los dos días de la muerte de Josefina, Francisco comenzó con una enfermedad respiratoria fuerte, el papá poniendo en práctica su profesión por más que intentó, el estado de salud de su hijo era demasiado crítico y murió.
El padre desde el hospital llamó a su casa para contar lo que había sucedido, y Alberto enojado fue de nuevo a su cuarto a llorar y el payaso tenía dos dedos levantados.
Alberto se quedó dormido y se olvidó de Marcela, hasta que llamó su papá para preguntar cómo estaban y al levantarse vio que el payaso tenía tres dedos arriba.
Se había olvidado que cuando su padre llamó, estaba bañando a Marcela. Cuando llegó al baño, Marcela había fallecido en la tina.
Alberto desconsolado le contó a su padre, quien a toda prisa sale del hospital para ir a casa y ayudar a su hija.
La muerte que llevó a la otra muerte
Sin embargo por la rapidez con la que conducía en el redondel frente a su casa, se fue a estrellar.
Su hijo escucha el fuerte estruendo y corre a su cuarto a ver por la ventana que daba hacía el redondel.
Ve el carro del padre que está destrozado con la puerta del conductor colgando y el cuerpo de él sobre el asfalto.
Llorando se da cuenta que la mano del payaso cobra vida y sonriendo de una manera malévola levanta un dedo y dice «solo falta 1».
Alberto sale corriendo a la iglesia pidiendo que todo acabe y sea un mal sueño, sale de la iglesia con la mirada perdida diciendo «ahora solo faltas tú payaso» y se va a la casa entrando a la fuerza.
La policía lo persigue y ve que Alberto toma el cuadro del payaso para poder quemarlo, rápido lo culpan del asesinato de toda su familia.
¿Qué paso con Alberto?
Los médicos determinaron que padecía de un trastorno mental, así que lo llevaron a un manicomio, ubicado en zona 18 cerca del preventivo.
Tres días después de que Alberto fue encerrado, decide matarse porque nadie le cree la historia del payaso.
El cuadro perdido
Ya no hubo rastro del cuadro del payaso, dicen que fue subastado y hay quienes hablan que fue llevado a El Vaticano para ser estudiado.
Sea donde esté, ojalá no moleste más.
Continuara: 👻👻👻👻👻👻