*❝ ִ ⁺ ✯ ¡CAPÍTULO 1!ׂ۪ 𐋃 𝆯*

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Hace muchos años, Blancanieves y el Príncipe tuvieron dos hijas, todo el reino estaba feliz de la noticia y de la existencia de ellas.

A unos meses de nacer, la reina malvada cumplió la promesa que le había hecho a los jóvenes, sembrando oscuridad por todo el reino.

Ambos reyes tenían un armario donde podían enviar a alguien al mundo real, en caso de que algún día corrieran peligro, aunque solo había lugar para una persona. Aquel día llegó y optaron por salvar a Emma, pues era la mayor por unos minutos y seguramente sería la salvación de todos ellos.

Ambos se lamentaron por haber escogido entre una de ellas, pero creían que era lo mejor. Cuando la oscuridad invadió a todos, cada uno olvidó sus recuerdos, vidas y conocidos, cada uno tenía una nueva vida en un pueblo real y alejado de todo lo referido a la magia.

Gwen fue rescatada por la reina, pues al ver a la pequeña, no dudó en adoptarla. Ella sería su hija, permitiendo de esta manera que ella no fuera invadida por la maldición.

Emma fue enviada al mundo real, donde fue a un orfanato, pasando por varios hogares sustitutos y varios orfanatos; Gwen al ser criada por la Reina, había tenido una buena vida, había ido a la escuela, a la secundaria y ahora estaba en la universidad. Su madre jamás había dejado que nada le faltara, era la luz de sus ojos junto con Henry, ambos lo eran.

Henry fue a buscar a su madre verdadera, Emma, trayendola a Storybrooke, creyendo en el cuento de hadas que había leído y pensando que ella podría acabar con la maldición que colocó su madre adoptiva.

Gwen estudió afuera del pueblo, había sido enviada a España para prepararse en su carrera, la cuál era derecho. Luego de años alejada de todo y de realizar su profesión, decide regresar al pueblo, pues extrañaba a su familia, en especial a su madre.

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Gwen estaba terminando de arreglar sus maletas, hoy finalmente iría nuevamente a Storybrooke, extrañaba los desayunos de su madre.

Al terminar, tomó las manijas de las maletas y se dirigió al aeropuerto. Al llegar, entregó su boleto a la azafata para luego entrar al avión, en unas horas estaría en su casa.

Una vez que llegó, tomó un taxi y se dirigió hacia Storybrooke, aunque solo a unos metros de la entrada, pues por alguna razón, otros autos o personas no podían ingresar, incluso no lograban ver al pueblo.

Al bajar, luego de pagar el viaje, camino unos metros hasta entrar al lugar, un enorme cartel con el nombre de "Storybrooke" se encontraba frente a ella. Camino un poco hasta llegar a la calle principal, había mucho amontonamiento de gente, no entendía que ocurría, así que decidió acercarse a ellos.

—Disculpen, ¿ocurre algo? —preguntó la rubia, llevándose la mirada de todos.

—¿Quién eres? —preguntó una señora grande.

—Gwen Mills, hija de Regina, mucho gusto —dijo con superioridad.

—Eres hija de la Reina Malvada —dijo una chica joven.

—¿Quién es la Reina Malvada? —preguntó la rubia, pues no entendía absolutamente nada.

De repente una voz conocida escuchó, era nada menos que la de su hermano.

—¡Gwen! —grito Henry, corriendo a abrazarla, siendo correspondido por la rubia.

—¡Henry! —dijo con una sonrisa— te extrañé mucho —susurró en medio del abrazo.

—Yo mucho más —dijo el niño sin dejar de abrazarla.

—Disculpa, ¿pero qué edad tienes? —preguntó la pelinegra, pues ahora que recordaba todo, había tenido otra hija, quién se llamaba Gwen y dudaba en las coincidencias.

—28 años, pronto cumpliré 29 —dijo con una leve sonrisa— ¿Cómo se llaman ustedes? Saben mucho de mí, pero yo no se nada de ustedes —dijo una vez que se apartó de Henry, cruzándose de brazos.

Todos comenzaron a presentarse, algunas ya los conocía, pero no con los nombres que ahora le estaban dando. Le tocaba el turno a la pelinegra, el castaño y la rubia.

—Me llamo Margaret, él es David y ella Emma —dijo la mujer.

—Mucho gusto a todos —sonrió de lado— ¿Saben dónde se encuentra mi madre? —preguntó y nadie respondió, a excepción de Henry.

—En casa —dijo el menor.

—Entonces iré a verla —sonrió mientras tomaba sus maletas, pero fue interrumpida por los 2 jóvenes de hace un rato.

—No te puedes ir, debes saber la verdad —habló Blancanieves, la rubia no entendía nada, al igual que Emma.

—¿De qué verdad hablas? —frunció el ceño— pueden contarme luego, no tengo tiempo —continuó su camino, dándoles un leve empujón para poder pasar, pues estaban en medio del camino.

—Debes saber que... —estaba por decirle todo, cuando Regina apareció de la nada, obligándola a callarse mediante un hechizo y acercándose a su hija.

—¡Gwen! —dijo emocionada, yendo inmediatamente a abrazarla.

—Madre —sonrió la rubia, correspondiendo a su abrazo— no sabes la falta que me hiciste, te extrañé demasiado —dijo en medio del abrazo.

—Y yo a ti, mi pequeña —acarició el cabello de la menor— vamos a casa, así me cuentas un poco sobre estos años —la chica no dudo en asentir.

—Necesito un buen baño y relajarme un rato —sonrió de lado— ¿Sabes quiénes son? Andan diciendo incoherencias —señaló a los de atrás, quienes vieron claramente su acción.

—Ellos están mal de la cabeza, no debes hacerles caso —ella le resto importancia, volviendo a asentir.

—Vale, no recordaba que el pueblo fuera tan raro —antes de caminar, volteó a ver a Henry— ¿No nos acompañas, príncipe? —le sonrió.

Henry dudaba en ir con ellas, quería quedarse con sus abuelos y su madre, pero había extrañado mucho a su hermana y quería pasar tiempo con ella.

—Enseguida voy —le sonrió, viendo como la rubia asentía y comenzaba a caminar con Regina en dirección a la casa— prometo que intentaré contarle la verdad a Gwen, solo que tiene un carácter fuerte —dijo el chico a sus abuelos y a Emma— dudo que cuando sepa todo, quiera conocerlos o que formen parte de su vida, ella es feliz con mamá y conmigo, siempre fuimos nosotros tres y no creo que quiera cambiar eso —desde que había leído el libro, sabía la verdad, pero no había tenido oportunidad de contarle a su hermana, pues ella se había ido durante mucho tiempo.

—Te agradecemos de igual manera, Henry —sonrió David— aunque me gustaría confirmarlo, ¿ella es nuestra Gwen? —le preguntó al niño, Blancanieves estaba segura, pero necesitaba escuchar la confirmación.

—Sí abuelo, lo es —le dió el libro— ahí dice casi todo lo que ocurrió, su vida, pueden leerlo si desean —le sonrió.

—Tuvimos a nuestras dos hijas tan lejos y ahora la tenemos tan cerca —dijo con felicidad él— ya recuperamos a Emma, falta recuperar a Gwen.

Emma no terminaba de dirigir la noticia, había pasado de tener un hijo y padres, a tener también una hermana.

—Creo que me deben una explicación —dijo la rubia y ellos asintieron.

—Bueno, debo irme, nos vemos —los saludó Henry para luego alcanzar a su familia.

David y Blancanieves le estaban explicando a Emma sobre Gwen, al igual que al resto. Ambas eran mellizas, Emma parecía mayor porque había sido criada en el mundo real, mientras que su hermana en el pueblo, conservando de esta manera su juventud.

Gwen junto a su familia llegó a la casa, lo primero que hizo fue subir todo a su habitación y darse un baño, luego tendría la charla tan esperada por los tres.

ENCHANTED [ONCE UPON A TIME] ~Killian Jones~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora