*❝ ִ ⁺ ✯ ¡CAPÍTULO 4!ׂ۪ 𐋃 𝆯*

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—Iré a recuperar mi magia, quizá con esta y la tuya, podamos encontrarlas —dijo Regina y su hija asintió.

—Cuando estén por rescatarlas, avísenme así voy —dijo David— mientras iré a hablar con la gente de afuera, deben estar enojados por todo lo ocurrido y supongo que algunos necesitarán ayuda.

—Ve, cualquier cosa te aviso —le dijo Gwen y él salió de la casa.

De repente unos pasos se escucharon por las escaleras, era Henry bajando.

—Creo que sé como ayudar a todos —dijo con el libro de cuentos en su mano— cuídense —susurró más que nada para su hermana, pues seguía molesto con su madre.

El ruido de la puerta cerrándose se escuchó por toda la mansión, Henry se había ido. Gwen volteó a ver a su madre, necesitaba saber su plan para poder ayudarla.

—¿Qué haremos primero? —dijo la rubia, cruzada de brazos.

—Debo encargarme yo sola —dijo la mayor, pero enseguida Gwen negó.

—No, lo haremos juntas —no espero a que su madre le dijera algo, pues salió de la mansión.

Regina y ella se dirigieron hasta la tienda de Gold, si alguien podría hacerla recuperar su magia, era él.

—Vengo por el libro —dijo la pelinegra al hombre, él entendía de que hablaba.

—Supongo que es para recuperar tu magia —habló Gold, volteando a ver a Gwen— mira nada más, tenemos un milagro con nosotros —la rubia frunció su ceño, ignorando las palabras del hombre.

—Por favor, lo necesito, lo haré funcionar –dijo casi en súplica.

—No me importa, no pienso ayudarte, así que vete de aquí —dijo con una sonrisa de lado.

—Te recomiendo que la ayudes, sabes de lo que soy capaz cuando estoy enojada —nuevamente magia empezó a salir de sus manos, su madre colocó una mano en su brazo, calmando el enojo de su hija.

—No debes preocuparte, Gold y yo buscaremos una forma de ambos conseguir lo que queremos, ¿no? —dijo con una sonrisa falsa.

—No veo algo que yo quiera de ti —dijo el hombre.

—Creo que no sería lindo que todos sepan que el bosque prohibido aún existe y que sabemos de la existencia nosotros dos —susurró, pues no quería que su hija escuchara eso.

Gold no dijo nada más, con magia hizo aparecer el libro para luego dárselo, no sin antes advertirla de que tenga cuidado y que podría ser peligroso para ella.

🖤

Gwen y Regina se sentaron en un banco, la mayor leía atentamente el libro, hasta que salió un tipo de polvo de este y enseguida su magia regresó. Por fin volvería a recuperar su vida y a su hijo, todo volvería a la normalidad.

—Ve con David, capaz necesite ayuda —le dijo a su hija.

—¿Estás segura? ¿A dónde vas? —preguntó al ver como la mujer comenzaba a caminar.

—Lo estoy, solo no te acerques al ayuntamiento —la joven asintió, no pensaba ir allí— iré a buscar a Henry, cuando veas que David está bien, vuelve a la mansión, ahí estaremos Henry y yo —se despidió con un saludo a lo lejos, empezando nuevamente a caminar.

Gwen fue en dirección opuesta, yendo en busca del castaño, le extrañaba que su madre le haya pedido que lo ayude, pero no dudaría en hacerle caso.

No tardó mucho en divisarlo, al parecer estaba hablando con Jefferson, le extrañaba verlo bien, creía que había muerto, pues había desaparecido por muchos años sin dar una explicación.

Cuando se estaba acercando, pudo escuchar un poco de la conversación.

—¿Qué es el bosque encantado? —dijo interrumpiendo la conversación.

David le sonrió, ella no entendía el porque.

—Todos los de este pueblo, pertenecemos a un mundo encantado, el bosque encantado sería ese mundo —explicó el hombre— yo vendría a ser el príncipe y Margaret, Blancanieves, Jefferson sería el sombrerero loco —al ver la cara de su hija, entendió que le parecía una locura— sé que parece loco todo esto, pero es la verdad.

Aunque le parecía extraño y jamás había escuchado sobre esos nombres, decidió creerle.

—Nunca escuché esos nombres, pero algo dentro de mí quiere ayudarlos y lo haré, solo explíquenme mejor lo de aquel bosque —dijo la chica.

—Por ahora lo que debes saber, es que queremos entrar a ese lugar, ahí es posible donde estén Margaret y Emma, lo primordial es salvarlas y ahora tenemos ayuda —señaló a Jefferson— con la tuya, seguro lo lograremos.

—¿Y qué esperan? El tiempo pasa, así que muevanse —suspiró la chica, comenzando a caminar.

—Un gusto volverte a ver, Gwen —dijo sarcásticamente Jeff, pues ella lo había ignorado— lo gracioso es que no sabemos donde está.

—No digo lo mismo, cariño —dijo con una sonrisa falsa— te desapareciste sin avisar, creí que estabas muerto —se cruzó de brazos la chica— eras mi amigo, pero ya no —miró a ambos— No se preocupen por eso, con mi ayuda, encontraremos el lugar.

Ninguno dijo nada más, simplemente empezaron a caminar. Gwen iba cerca de David, mientras que Jeff alejado de ellos.

—Los ayudaré pero no por voluntad propia, quiero que lo sepan —dijo él, pues David lo había obligado.

—No nos importa la razón —dijo la chica— ahora explícame mejor todo lo referido al bosque, cuanto más completa sea la información, mejor —murmuró mientras volteaba a ver al castaño claro.

David no dudó en comenzar a contar todo lo que sabía, aunque ocultando parte de la verdad, pues había hecho una promesa a Regina y pensaba cumplirla, aunque no lo mereciera.

Durante el camino, la rubia no podía dejar de observar a Jeff, ya que lo conocía y solo necesitaba de una distracción para escaparse, por esa razón y otras, es que no quería tenerlo cerca de su vida, no sabía cuando se podía confiar en él.

Ella apartó la mirada un momento, para mirar al adulto que le hablaba y Jeff se escapó y no lo pudieron detener, pero aún así, Gwen y David decidieron seguir con la búsqueda. La rubia decidió hacer un hechizo de rastreo, sabía que si se lo proponía, podría encontrar nuevamente al sombrerero loco.

ENCHANTED [ONCE UPON A TIME] ~Killian Jones~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora