–¡Me cago en todo!
–Es que se quejan de todo, el pueblo de los dolidos.
Mayichi se frenó en la entrada al cine, cubriéndose de la lluvia mientras miraba como sus amigos corrían quejándose hacia los portales.
Habían estado investigando acerca del ataque de unos tinkiwiskis. Su sensei sufrió un ataque de seis individuos, debido a la cantidad, terminó perdiendo aún logrando derribar a cuatro de ellos. Llamó a una reunión de emergencia para descubrir quienes eran y empezó toda una aventura junto a Barca, Komanche, Destri y Cristinini.
–¿Y a este que le pasa? –se acercó confundido el dueño del lugar.
–¡Es que se queja de todo! ¡No va a decirme que no le gustó el beso!
–Pero si besó cosas peores que un oso.
La lluvia empezaba a mermar.
–Bueno, nos vemos–Mayichi empezó a caminar bajo la lluvia, quería ayudar todo lo que podía en la investigación.
–¿Alguno tiene un paraguas?
Se volteó a ver al androide. Había olvidado que estaba allí, tanto caos momentáneamente le ayudó a ignorar el dolor que tenía cerca suyo. Todavía no podía olvidarla, pero tampoco perdonarla por el engaño con su amiga. Buscó en su mochila algo parecido a un paraguas, podía no perdonarle, sin embargo, seguía sintiendo afecto y preocupación por Cristinini.
Encontró un bloque de dinamita, tenía el tamaño ideal para taparla.
–Tengo algo para taparte, pero no creo que te guste–le colocó el bloque en la cabeza, logrando el equilibrio para que no se cayera –. Así como puede petar eso, rompiste mí corazón.
–Oh, genial, ¿podemos encenderlo para que de calor? –soltó Cristinini con una sonrisa en su rostro, aunque no se notaba por el disfraz que tenía de Rubius.
–¡No! –se lo sacó y lo guardo en su mochila–, todavía me importas, aunque no debería, pero me importas.
–No veo razón por la que te debería dejar de importar.
Mayichi soltó un suspiro leve sin dejar de mirarle. Por todos los dioses nórdicos, no podía dejar de amarla aún siendo un robot sin sentimientos que apenas comprende a los humanos. Necesitaba un nuevo viaje espiritual del pollo especial.
–Porque me hiciste mucho daño y me partiste el corazón–colocó ambas manos en su pecho, dolía ante el recuerdo.
–Oh, perdona, no me había dado cuenta.
Apretó el agarre que tenía en la ropa de detective, su pecho dolía aún más ante esas palabras. Solo quería llorar y deprimirse por todo lo que quedaba de semana, mes, tal vez incluso el año. Siempre era una apuñalada tras otra. Ya podría el mundo dejarla de hacer sufrir.
–Oh, no–murmuró Pol observando a Mayichi.
–¡Así son todas!–gritó corriendo hasta Cristinini y antes de ponerle su sombrero de detective le dijo:–, ¡Ya no volveré a confiar en ti!
Empezó a correr en la lluvia, pero quería verle de nuevo. El enojo y la tentación era grande ante la reacción de su eterno enamoramiento. Pero Cristinini solo estaba parada allí, mirándole con una expresión desconocida debido al disfraz.
–¡Adiós!
Huyópara no lastimarse más. Se acabó no volvería a confiar en el amor, las mujereso en alguien más tan ciegamente cómo lo hizo con Cris.
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Pequeños Momentos | Mayinini
Fiksi PenggemarJunto a la persona correcta, los recuerdos se vuelven sentimientos en el corazón que perduran hasta la muerte. Mayichi atesora cada momento con su amada como si fuese el último. Escribe en su diario cada uno de estos para volver a rememorarlos una y...