Mente

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No importaba lo que Inko realizara, cada día era muy similar, todo era monótono, eso no le gustaba, no le gustaba la vida que ahora tenía su hijo, tenía miedo, miedo que solamente Izuku sumergiera su vida en un vacío de tristeza, soledad y obscuridad

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No importaba lo que Inko realizara, cada día era muy similar, todo era monótono, eso no le gustaba, no le gustaba la vida que ahora tenía su hijo, tenía miedo, miedo que solamente Izuku sumergiera su vida en un vacío de tristeza, soledad y obscuridad.

No había nada que ella pudiera hacer, no quería presionar a su hijo para nada, no quería hacerlo sentir algún tipo de presión, simplemente lo dejaba descansar, todo este tiempo había sido sumamente duro para Izuku, aquellos meses lejanos fueron una tortura para todos.

Inko, no era una mujer muy religiosa, pero por algún motivo siempre que realizaba una Oración, se calmaba, pensaba que quizás era el hecho de que alguien allá arriba la escuchaba.

Oraba, Inko pedía cada tarde por su hijo, para que pudiera encontrar la paz en su corazón y principalmente en su mente.

Sin saberlo, Izuku la escuchaba cada día, podía escuchar a su madre pedir por su bien, sabía que ella se preocupaba por él, en ocasiones, no sabía si por desesperación, o simplemente por tratar de estar con ella de algún modo, rezaba, no realizaba alguna petición, pero rezaba para no dejar sola a su madre.

Su día termino así, Izuku sumido en sus pensamientos, tratando de olvidar su día una vez más toda su vida.

A la mañana siguiente, Izuku se levantó y tomo la ropa que su madre había dejado en su habitación, debía ir a su consulta médica mensual, su madre lo esperaba en el comedor con un desayuno preparado.

Tomo asiento junto a su madre y desayunaron, sin embargo, como ya era costumbre, Izuku no dijo ni una sola palabra, desde su regreso Izuku no había dicho palabra alguna, simplemente escribía lo que necesitaba o daba respuestas con la cabeza.

Tras terminar su desayuno, llego un Auto a recogerlos, este los llevo a un Hospital que no tenía mucho de haber sido inaugurado, pues el anterior había sido destruido.

Luego de unos minutos llegaron al Hospital, al entrar subieron a los últimos pisos donde se encontraba el médico.

– Izuku hijo, por favor responde todas las preguntas del doctor, él está aquí para ayudarte –

Inko no tenía permitido entrar a la consulta, con lo que tendría que espera fuera.

Simplemente asintió con la cabeza.

– ¿Izuku Midoriya? – 

Una enfermera salió del consultorio, era turno de Izuku.

Sin decir nada, Izuku se levantó y entro a la habitación.

Inko tomo un rosario de su bolsa y comenzó a apretarlo con fuerza, sin embargo.

– ¿Cómo está el Joven Midoriya? –

Un hombre se acercó con Inko, ella rápidamente lo identifico.

Dentro del consultorio, el Doctor retiraba los vendajes de las manos de Izuku, quien se mostraba indiferente por esto.

Izuku's Bizzare Adventure Part 3: The Steel Ball CruzadersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora