Sufrimiento.
Miedo.
Dolor.
Es todo lo que Izuku Midoriya paso en su vida, pero incluso un alma pura, cálida y serena como las suya puede alcanzar un limite, y ese limite traerá consecuencias.
Pago las consecuencias de ser un Héroe, perdió la fe en q...
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El sonido de una puerta resonaba, el amanecer traía consigo muchos sonidos, sin embargo, el sonido de una puerta tan temprano era algo poco común.
Tras un par de minutos una persona abrió la puerta.
– Buen día señora Midoriya, disculpe, ¿Esta Izuku ocupado? –
– ¿Izuku?........ –
No sabía que responder, no quería decir lo que había pasado, sin embargo......
– Creo que debes saberlo, pasa Ochaco –
Ochaco Uraraka, aquella que chica que alguna vez fue compañera y amiga de Izuku estaba parada frente la puerta de este último, en sus manos llevaba una pequeña bolsa con algo dentro, desde hacia un tiempo que Izuku había llegado a su hogar lo visitaba en algunas ocasiones, aunque si bien nunca lo veía le gustaba ir allí, ya que de alguna forma podía mostrarle a Izuku su apoyo.
– ¿Paso algo? –
Estaba preocupada por Izuku, ella era una de las pocas personas que supo lo que le había ocurrido durante el tiempo, entendía el porqué de su actuar.
Uraraka entro a la casa, y tomo asiento en sofá.
– Veras, Izuku.... –
Inko no quería decirle, sabia que para alguien como ella le sería difícil, más aún después de mostrar tanto interés por Izuku.
– ¿Le ocurrió algo? – Realmente estaba asustada, quería pensar que todo estaba bien, pero las circunstancias no ayudaban en lo mas mínimo, tenia miedo de que algo le hubiera ocurrido.
– Izuku, tomo sus cosas y se fue anoche – No le quedo de otra a Inko mas que decirle la verdad, confiando en que Uraraka no se lo tomaría muy mal.
– ¿Qué? – Aunque trataba de razonarlo no podía, esas palabras no podían entrar dentro de la cabeza de Uraraka - ¿Cómo que se fue? –
– Ayer, Izuku tomo sus cosas en la noche, lo detuve en la puerta y me dijo que necesitaba hacerlo – Inko tomo una foto que tenia al lado de Izuku sonriendo, la miraba tranquila, pero a la vez preocupada, un par de gotas cayeron sobre la fotografía, eran las lágrimas de Inko - No supe detenerlo, pero verlo así otra vez me hizo entender que lo que sea que planea lo hace para sanar a si mismo –
Uraraka se levantó y fue a la habitación de Izuku, notando como no estaba Izuku, cayo al suelo de rodillas, lo había perdido una vez, había perdido a su amigo ya en una ocasión y ahora nuevamente se repetía.
Aun así, no iba a detenerse, eso no iba a derrumbarla, debía ser fuerte, regreso con Inko quien ya estaba limpiando la foto de Izuku.
– ¿Sabe a donde fue? – Quizás preguntar no serviría de nada, pero una mínima pista le sería útil.
– No lo sé, pero quizás tu puedas averiguarlo –
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