Capítulo 4. Nuevo.

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Sanji había estrechado su mano con la del joven de cabellera verde, sin embargo noto algo extraño en esta, la miro con detenimiento dándose cuenta que, apesar de ambos ser hombres, la mano de Zoro era más grande que la suya, además se sentirse áspera con un agarre firme y más duro, estaba seguro que si se lo proponía aquel hombre podría romperle la muñeca.
---¿Qué?---dijo Zoro al notar la mirada de Sanji.
--tus manos son muy ásperas--le respondió notando la mirada extrañada del otro, como si su observación hubiera sido algo completamente fuera de lugar.
--soy estudiante de una academia de kendo...supongo que es por eso, aunque tú tienes las manos más suaves--dicho esto con ambas manos tomo la ajena mientras la miraba algo extrañado, si ambos eran hombres, pero las manos de Sanji se notaban más suaves, eran más blancas y bastante bien cuidadas, la miraba con detenimiento, como un niño a un juguete nuevo, posteriormente la extendiendo comparando el tamaño de ambas, si, su mano era más grande que la del rubio, incluso se notaba que mientras Zoro tenía cicatrices en ellas por haber practicado por años tanto con espadas de bambú como con espadas reales, todo era lo opuesto a Sanji--, pareces una muñeca.
El otro chico se sonrojo de golpe alejando rápidamente su mano de Zoro quien lo miro con extrañeza--¿¡Pero que te pasa Marimo!?--, le replicó con un enorme sonrojo en el rostro, ya que aquellas palabras le tomaron por sorpresa, no sabía cómo digerir aquel "halago" si como algo bueno por el cuidado de sus manos ya que eran lo más preciado para él o como una especie de insulto dándole a entender que era un afeminado.
--¿Qué?--dijo sin entender Zoro--, ¿no quieres revelar tus secretos de las cremas que usas?
--ah...no, no es eso...
--creo que está bien si te gusta tener las manos cuidadas, no es nada malo, yo no sé de eso por lo que me da igual, aunque si es estresante cada que Perona prueba sus productos de la cara conmigo.
--¿Perona?
--es mi hermana, tiene la costumbre de comprar muchas cosas en internet, todo lo que sea del cuidado de la piel pasa primero por mi, antes de ser usado por ella.
---¿¡La hermosa Persona-chwan es tu hermana!?
--ya te dije que te la puedes ligar, pero lo que tiene de hermosa, lo tiene de fastidiosa.
Zoro estaba bastante acostumbrado con el tema, ya que su hermana es una joven bastante hermosa, usualmente varios chicos venían a él para primero pedirle permiso para poder cortejarla, ya que tenían miedo de que él los acabará moliendo a golpes o con sus espadas, pero la verdad era que al peliverde no le interesaba mucho ese tema, conocía mejor que nadie a su hermana, la chica de cabellera rosada era todo un dilema, una hermosa mujer pero caprichosa y berrinchuda a la que se le tenía que tratar como una diosa si no querías arriesgarte a las consecuencias. Sus novios no le duraban más de un mes, ya que a ella le encantaba exprimirles la cartera a más no poder, pero al chico que estaba frente a él era un poco diferente, mínimo se esforzaba en avisarle de que sería un peligro estar con la chica, pero si él quería seguir no le molestaría.
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Aunque al final noto que aquel rubio no podría ir enserio con su hermanita, ya que a cualquier mujer que se le cruzaba trataba de coquetearle, sin éxito claro está, al ser un chico tan directo en cuestiones amorosas ponía incómodas a la mayoría de las mujeres, así que cada que lo veía acercarse con una rosa a alguna lo veía serio, para luego reír internamente al momento que era rechazado.
--tengo hoy clases de Kendo, ¿Quieres que te pasemos a dejar a tu casa?--le pregunto al mismo tiempo que abría su casillero, del mismo cayeron varias cartas, si, Zoro era opuesto a Sanji ya que mientras el rubio se esforzaba por conquistar a las féminas, él sin importarle nada tenía conquistado el corazón de muchas jóvenes de la escuela y uno que otro chico.
Por su parte el rubio solo lo miro para luego desviar la mirada--no, quiero caminar y conocer los alrededores.
Zoro sonrió--, no te pongas celoso cejitas, solo comeré tus bentos y el día que te me declares solo leeré tu carta.
Sanji se sonrojo al mismo tiempo que gritaba--¿¡Quien se te iba a declarar cabeza de músculo!?
El peliverde señaló las cartas con una expresión sería para luego sonreír mientras cubría su boca, se estaba burlando de él, fue por ello que el rubio le mostró el dedo medio en respuesta.---de todas formas nunca leo las declaraciones por si te lo preguntas, al día siguiente no están, si las leo les daré una esperanza que no existe.
--por lo menos eres sincero.
--yo no soy un mujeriego en busca de atención--dichas estás palabras camino a la salida, ahí estaba Perona esperando--, ¿Seguro que no vienes?---pregunto otra vez.
--ni quien quiera ir contigo--dicho esto le saco la lengua.
Zoro solo pudo reír al mismo tiempo que caminaba movía su mano despidiéndose de él, aunque en ese día se hubieran peleado más que hablar, le agradaba bastante aquel rubio, así que esperaba ansioso poder pasar por él, no sabía bien dónde estaría pero podrían buscar en el muelle con el auto para que fuera más rápido.
Esa tarde fue bastante extraña, Perona se quedó a ver el entrenamiento y mientras practicaba, por primera vez lo golpearon.
--¡Zoro!--grito su hermana al ver cómo el joven solo se quedó quieto y poco a poco bajo al piso mientras se llevaba las manos a la cabeza.
--¡Perdón senpai!--le respondió el joven alterado ya que el golpe que le brindo con aquella kataka de bambú había sonado bastante fuerte.
Todos rodearon al joven peliverde asombrados de lo ocurrido, ya que aquel joven no había sido derrotado en toda su adolescencia, su infancia era otro punto y aparte el cual no le gustaba mencionar, pero ver cómo el hijo mayor del gran "mejor espadachín de los deportes" fue golpeado por un alumno de primero en la cabeza, fue bastante asombroso.
--¡Quítate mierda!--exclamo Perona al mismo tiempo que lanzaba lejos a la mayoría de los estudiantes--¡Zoro!... ¡Zoro!--lo sacudió--¡Me han desconfigurado a mi hermano! ¡Ahora estará más idiota!
---¡Ooooyeeee!--le exclamó el peliverde aún con las manos en la cabeza.
--p-perdón Senpai ...no era mi intención golpearlo--lloriqueo el pequeño asustado.
--no fue tu culpa...estaba distraído, pero fue un buen golpe--le sonrío al menor--, me colocaron contigo para enseñarte pero olvide estar atento, excelente golpe muchacho, sigue así.
--no te queda decir algo tan cool con semejante golpe en la cabeza--le replicó Yasoku al ver cómo el golpe que recibió su amigo comenzaba a inflamarse.
Johnny por su parte comenzó a picar dicho lugar con su dedo--si, esta grande.
--¡Pero ya déjenme!
Su mente no hacía más que causarle problemas, ¿Porqué en un momento tan serio habían llegado a su cabeza aquellos ojos azules? No cabía la menor duda, justo ahora su cerebro no hacía nada más que darle problemas.

Mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora