Capítulo 1. Mal inicio.

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Su cuerpo no paraba de temblar, no tenía ni la menor idea de lo que ocurría a su alrededor, aquel incesante sonido de cadenas rebosaba por todo el lugar, estaba mareado.
Trato inútilmente de arrastrarse por el piso palpando con suavidad lo que estaba a su alcance, mala idea, lo próximo que sintió fue como algún bastardo lo jalaba del brazo para inyectarle algo, quiso gritar aterrado, pero no pudo.
---con esto se cierra el trato--escucho una voz.
--claro está bien, envíen mi parte a la cuenta bancaria.
Sanji se sentó en el piso temblando, aquello que había sido ingresado a su cuerpo lo comenzaba a recorrer, su piel ardía, su interior lo mataba, era como si fuera quemado por dentro. Sin embargo reconoció la voz acompañada de varias risas burlonas.
--¿Padre...?--murmuro llamándolo por aquel estúpido "honorífico" ya que aquel hombre lo había abandonado hace ya varios años, mismo hombre que lo concibió, hace no mucho le pidió una oportunidad, ¿Cómo fue que acabo así?
--¿De verdad creíste todo lo que te dijo? Falla--esa fue la voz de Niji.
--¡Si! Te creíste todo jajajajaja--rió ahora su hermano menor--, una lástima que no quisiste decirnos dónde se escondía mamá y Reiju, encontrarte fue muy bueno, quien diría que alguien tan inútil como tú nos sería útil en un futuro.
--¿Qué fue lo que le dieron?--pregunto ahora más serio Ichiji ya que el tercero de los 4 hijos no paraba de temblar mientras una erección aparecía en su cuerpo desnudo.
--una droga, tenemos que mostrar el material, el que no muestra no gana, aunque después no recordará ni su nombre.
El pelirrojo de la familia miro a su hermano una vez más, estaba en una posición lastimera, encadenado y con los ojos vendados, el menor de los cuatro solo reía para después pisar con su pie izquierdo su miembro obligándolo a agacharse quejándose de dolor, era un gemido lleno de dolor, fue ahí donde quizás, el mayor de ellos mostró algo de misericordia, tomando a Yonji por el brazo obligándolo a alejarse de él, fingiendo estar asqueado del lugar convenció a su padre de que ya no había necesidad de estar ahí, después de todo ya habían entregado la mercancía.
Cuando los Vinsmoke estaban listos para irse él se acercó a su hermano, le susurró algo al oído para finalmente irse con el resto.
--¿Qué le dijiste?--pregunto Niji más que divertido por lo que había presenciado.
--nada en especial, vámonos.
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--¡Muy buenas noches a todos! Sean bienvenidos, a esta la subasta número 2670, el día de hoy tenemos una basta colección nueva, mercancía traída del todo el mundo, ¡Adelante presten atención!, ¡Ya que el día de hoy estamos llenos de vírgenes!
Su cabeza daba vueltas, no comprendía lo que ocurría, ya que hasta hace poco se vio obligado a mentirle a alguien a quien apreciaba mucho, estaba contra la espada y la pared, pero ahora parecía que su situación empeoró. Las frías cadenas no paraban de molestarle, trataba de buscar con desespero algo para apoyase, pero le era muy difícil, escucho llantos y quejidos de mujeres, niños pidiendo por sus padres, parecía que en esos momentos él era quien menos mal lo pasaba por estar drogado. Quizás ese fue el único acto benevolente de su progenitor, pedir que lo drogaran para no pasarla tan mal.
Aunque no tenía vista en esos momentos su oído estaba muy agudo, escuchaba con facilidad cada sonido, hasta que, su celda se abrió, lo liberaron de lo que lo apresaban pero aún tenía las esposas en sus muñecas.
--¡Este es nuestra nueva joya!--sus ojos fueron descubiertos, aquellas luces blancas tan intensas lo estaban mareando aún más--, véanlo ¡Es hermoso! ¡A pesar de lo raras de sus cejas tiene un rostro hermoso, sus ojos son azules como el cielo!--dicho esto los dos hombres que lo llevaron lo levantaron abriendo sus piernas--, además, de que es virgen, un chico precioso ¡Hará lo que pidan!
Aquellas personas comenzaron a gritar cantidades anormalmente altas, al mismo tiempo que levantaban unas paletas con números en dorado, quería gritar pero su voz no salía, quería correr pero sus piernas no respondían, lo único de lo que era capaz su cuerpo, fue de liberar lágrimas--150 millones, en efectivo.--Pero su mundo se detuvo cuando un hombre subió a la plataforma dejando caer la cantidad de dinero frente a él.
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Sanji abrió de poco en poco los ojos, estaba en una enorme cama, hundido entre blancas sábanas, miro a los lados viendo a un joven de cabellera verde quién inútilmente trataba de pelar una manzana con un cuchillo, claro que está ya tenía poca cantidad de la misma y en la mesa donde estaba un plato varios pedazos de lo que se suponía era la cáscara con pulpa.
--¡Oh! Despertaste...--murmuro lo último.
El rubio solo se llevó las manos a la cabeza mientras se quejaba--mi cabeza...
--esos bastardos usaron más droga de la que un cuerpo puede soportar, corrimos con suerte ya que de inmediato te atendió un doctor, cierto, perdón pero...no tenía nada de tu talla, espero y no te moleste usar mi pijama...
Sanji lo miro unos instantes a lo que el más alto termino por tallar su mejilla creyendo que tenía algo--¿Quién eres?
Zoro lo miro unos instantes con asombro--¿Cómo?--las palabras por parte del rubio lo tenían desconcertado, no comprendía el porqué actuaba de esa manera, aquel joven lo miro unos momentos de la misma forma para posteriormente alejarse.
--tu...lo recuerdo ¡Pagaste por mi!, ¡Eres uno de esos degenerados con poder!
--no, Sanji--lo llamo por su nombre--, soy Zoro, Roronoa Zoro ¿No me recuerdas?
--¿Por qué habría de conocerte?, No se dónde estoy y mucho menos porque estoy aquí... tú ¡Eres uno de esos!, ¡Eres de esos enfermos anormales!
Tal vez era por el momento, hacía varios días que no dormía por estar pendiente a él, también porque el estrés de aquella búsqueda lo había dejado mal, si era sincero no sabía que fue lo que lo impulso a hacerlo, pero si, se arrepentía.
Zoro se lanzó sobre Sanji al mismo tiempo que lo tomaba por los hombros obligándolo a verlo--¿Qué es normal?, Dímelo... ¡Dímelo!--no lo sabía con exactitud pero solo pudo sacurdilo mientras el rubio trataba de liberarse de su fuerte agarre.
Cuando menos lo noto su mano se habia introducido bajo las sábanas, tomo el miembro del rubio, quien en esos momentos solo vestía con la pijama del peliverde que para colmo le quedaba grande, su mano prosiguió a masturbarlo mientras trataba de obtener una respuesta, el menor con menos fuerza intento liberarse, había algo más, no comprendía porque aquellas grandes y ásperas manos le hacían sentir tan bien, no era propio de él.
Mucho menos alcanzar el orgasmo a manos de un hombre.
--siempre tan precoz--escucho la voz de su "atacante", quien sacó su mano para lamerla, aquella acción lo sonrojo, vio como las sábanas y los pantalones que vestía desaparecieron en un rápido movimiento, sus manos temblaban y solo podían aferrarse con fuerza a la almohada, un dedo fue el primero, estaba asustado, el segundo se abría paso con cuidado de no lastimarlo, pero las lágrimas caían por sus mejillas, se sentía delicioso.
Era un gusto culposo, no quería sentirse bien pero no podía evitarlo, menos cuendo tres dedos simulaban embestidas en su interior, Sanji gemia placentero, pero al mismo tiempo se sentía mal, su cabeza daba vueltas.
Intento escapar, gateo un poco alejándose del mayor quien lo tomo por las caderas acercándolo e ingresando su miembro de golpe---¡Aaahhh!--grito Sanji entre el dolor y el placer. El mayor comenzó a moverse, embistiendo con sus caderas al más bajo quien temblaba a su merced, el dolor se disipó convirtiéndose en una grata sensación de placer, con cada embestida que daba el más alto sentía claramente como una corriente eléctrica recorría su columna vertebral hasta explotar en miles de chismas en su cabeza, no quería terminar, no aún, pero aquel hombre de cabellera verde sabía dónde tocar, alcanzó la gloria, pero después de ello las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas.
--¡Sanji!--reacciono tarde, demasiado tarde, lo abrazo mientras el rubio sollozaba en voz baja, casi en silencio.
Fue ahí, dónde Zoro lo comprendió, lo había arruinado.

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