—Pido perdón por lo que te dijo Sehun. No ha sido amable de su parte. Yo creo en ti, no hay necesidad de que te justifiques. Eres muy linda y me caíste genial —dijo Ruby, sonriendo mientras le daba un beso en la mejilla a Lisa, que se encontraba sentada al final del patio de juegos. La luz del sol iluminaba el rostro de ambas, creando un momento que parecía sacado de un cuento de hadas.
—¿En serio? Gracias, Ruby. Eres linda también —respondió Lisa, sintiéndose sonrojada. La dulzura de Ruby era contagiosa, y su corazón comenzaba a latir con una mezcla de alegría y nerviosismo.
Mientras tanto, en otro lugar, Jackson estaba en la azotea de su escuela, sumido en pensamientos que lo atormentaban. Recordó aquel año en el que él y su hermano Bang habían trabajado incansablemente, privándose de la escuela para mantener a su familia.
—Ya ha pasado un año desde que comenzamos a trabajar sin estudiar. Nuestra pequeña hermana tiene que hacerlo, es su derecho —se decía a sí mismo, con el peso de la responsabilidad aplastándole el pecho. Reflexionó sobre la visita reciente del señor Malik y su esposa, quienes habían mostrado interés en adoptar a algún niño. Ellos eran los mismos que le ofrecieron ayuda, y la idea de dejar a Bang y a su hermana lo atormentaba.
—Yo... yo no los quiero dejar —susurró Jackson, mientras las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos. Abrazó a su hermano Bang, buscando consuelo en su presencia.
—Deberías pensarlo, hermano. Tal vez esa sea nuestra única salvación —le dijo Bang, tratando de ser fuerte a pesar de su propio dolor.
Al llegar a casa, encontraron a sor Olivia visiblemente cansada, su tos resonaba en la habitación como un eco de su fragilidad.
—Madre, estás muy enferma... —dijeron los hermanos con preocupación.
—Soy solo una carga para ustedes, mis pequeños. La muerte ha venido por mí y no puedo hacer nada para evitarlo —respondió sor Olivia con una mirada triste, revelando la profundidad de su resignación.
—La vida es tan cruel, no queremos que te vayas aún. Somos solo niños y quedaremos huérfanos —lloró Jackson, sintiendo que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Su voz se quebró mientras se aferraba a su madre.
—Debemos llevarla al hospital —dijo Bang, decidido, con lágrimas en los ojos.
Sin embargo, cuando llegaron al hospital, ya era demasiado tarde. Sor Olivia había cerrado los ojos para siempre. La noticia cayó sobre ellos como un rayo, y Jackson sintió que el dolor lo consumía.
—Han venido aquí solo a confirmar su muerte —declaró el doctor, su rostro sombrío al salir de la sala.
—Esto se siente como la muerte en vida no puedo soportar tanto dolor —murmuró Jackson, cayendo al piso mientras su hermano lo abrazaba con fuerza.
—¡Ayuden a mi hermano, por favor! —gritó Bang, sintiendo que el suelo se desvanecía bajo sus pies.
Cuando Jackson despertó, se dio cuenta de que estaba solo, con su corazón desgarrado por la ausencia de su madre. Sin su hermano a su lado, la soledad se convirtió en su compañera más cercana.
—Hermano, ojalá estuvieras aquí conmigo. No sé si soy capaz de cuidarme a mí mismo. —Se lamentó, recordando a su hermano y la decisión que había tomado de irse a la gran ciudad. Se sintió atrapado en un laberinto de desesperación.
En otro lugar, Jisoo lidiaba con sus propios conflictos. La presión de sus padres la agobiaba, y su deseo de triunfar chocaba con la realidad de su familia.
—Padres, gracias por inscribirme para el taller de actuación. Daré lo mejor de mí para brillar —dijo Ruby con entusiasmo, su mirada llena de sueños.
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LA ACTRIZ Y LA ESCRITORA
Fiksi RemajaDos almas marcadas por el amor y la separación vuelven a encontrarse después de años. En su adolescencia, la actriz y la escritora se juraron amor eterno, pero los sueños y las ambiciones las llevaron por caminos distintos. Ahora, el destino las reú...