Capítulo 8

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— Jaemin ¿Cómo estás? ¡Qué bueno verte! — Jaehyun lo abrazó efusivamente apenas abrió la puerta y reconoció al hombre que parecía acelerado.

Jaemin respondió al abrazo, pero rápidamente lo alejó — No es una visita amistosa, vine para que me ayudes en algo. Con un pequeño problema en el que estoy envuelto, bueno, estamos envueltos— Observó a Renjun de reojo.

— ¿Están envueltos? Oh, Renjun— Jaehyun sonrió gratamente, tanto que Renjun no pudo evitar sonrojarse. Jaemin fijó su mirada en él y este le hizo una mueca. Jaehyun los miró a ambos antes de intentar agarrar los hombros de Renjun para darle un buen abrazo, después de todo, hace tiempo que no lo veía. Jaemin interpuso su brazo para que no pudiera agarrarlo, evitando que lo tocara. Al darse cuenta, tomó devuelta el brazo con su otra mano.

Jaehyun retrocedió unos pasos, para nada ofendido — No sabía que te habías vuelto tan posesivo. Bueno, siempre fuiste posesivo con él, pero ahora...— Sonrió — Sabía que terminarían juntos.

— ¿Qué? No sé a qué te refieres, pero no hay nada entre nosotros, solo somos amigos. Como antes, como siempre— Dijo mientras Renjun miraba un cuadro colgado en la pared con una foto familiar para evitar los nervios que le estaba provocando la conversación. Amistad, solo eso eran. Renjun parpadeo rápidamente por las malditas lagrimas que querían salir. Se sentía tan confundido.

Jaehyun no estaba listo para dejar ir el tema a pesar de que ambos se veían incómodos — ¿Y entonces? ¿Por qué tu comportamiento? Aunque te entiendo. Mira lo lindo que es, también despierta mi vena protectora— No pudo dejar pasar la oportunidad de pellizcarle las mejillas, provocando que Jaemin suspirara y agarrara a Renjun para atraerlo hacia su cuerpo, pero esta vez con más ímpetu.

— No lo molestes.

— Que celoso— Aunque realmente no debería sorprenderle. Miró el tráfico y se dio cuenta que no los había invitado a pasar, se corrigió rápidamente, cerrando la puerta tras de ellos. Luego dirigió su mirada a unas manos que parecían temblar — ¿Y esos anillos? ¿No me digan que se casaron en secreto? — Gritando esto último, provocando que su esposo lo escuchara, el mismo que estaba haciendo dormir a su pequeñito y que pronto llegó corriendo.

— ¿Quien se casó y no nos invitó? ¿Por qué nunca nos invitan? — Gritó el hombre que había bajado del segundo piso. Su respiración aún no se tranquilizaba.

— Tranquilo Taeyong. Amor, con tus gritos despertaras a Shotaro— Taeyong solo le dio una mirada ofendida, porque él no gritaba.

Jaemin tomó aire, se encontraba agotado— No, no me he casado. Es una historia larga así que solo necesito que me des agua bendita para poder sacarnos estas cosas— Ambos mostraron las manos y se miraron perturbados.

— ¿No se lo pueden quitar? Eso es imposible. Préstame tu mano, Renjun— Jaehyun dijo cariñosamente.

— Espera, toma la mía mejor— Dijo Jaemin mientras se regañaba internamente por su comportamiento ¿Siempre había sido así de posesivo? ¿Cómo? Si se sentía completamente satisfecho por su relajada forma de actuar. Celar y proteger eran dos palabras completamente diferentes, la primera no existía en su vocabulario.

Jaehyun le dirigió una larga mirada a Taeyong — En verdad no quiere salir. Déjame intentar algo.

— No Jaehyun hyung, con los dientes no. Por la mierda, que asco— Gritó Jaemin. Recordando el momento en el que a Renjun le hizo lo mismo. Quizás todo lo que sintió fue repulsión. ¿Debería preguntarle?

— Jaehyun ¿Qué intentas? — Taeyong quería reírse del excéntrico actuar de su esposo.

— Nada, de todos modos, cuéntanos como pasó todo. Dijiste que es una historia larga. Tenemos tiempo.

Jaemin y Renjun se contemplaron un momento antes empezar con la historia. De esa forma anunciando lo del matrimonio. De cómo la señora los atendió y el extraño actuar de las vendedoras en general. Como habían intentado sacarse el anillo con algunos de los métodos que se les venía a la cabeza. Incluso contaron el mito ridículo. Lo único que omitieron fue el hecho de que tenían que declarar su amor abiertamente.

— Así que te vas a casar con Minjeong y no nos ibas a invitar— Taeyong asintió como si entendiera y luego hizo una mueca de desagrado.

— Si los tengo presente, están en la lista. Pero aún no están listas las invitaciones.

Jaehyun suspiró como si fuera el hombre más triste del mundo — Yo que quería a este lindo niño para ti— Murmuró y fijó su mirada en Renjun que dio un pequeño saltito. Sentía como si pudieran ver a través de él y no le estaba gustando. Por suerte Jaehyun siguió hablando — Pero volviendo al tema, esto suena irreal ¿Cómo va a ser culpa de un anillo mágico? Para mí que ustedes se drogan— Cruzó las piernas mientras llevaba su mano al mentón.

— Es verdad— Se defendió Renjun, asintiendo apasionadamente.

— Taeyong cariño, tráeme el agua bendita.

— Ahora que estamos casados soy tu sirviente, por eso estabas tan apurado con eso— Cruzó sus brazos y fue refunfuñando todo el camino, hasta la pequeña habitación donde guardaban cosas y de vuelta también.

— No le hagan caso— Jaehyun murmuró, pero sonriendo con cariño. A Renjun le dolió el pecho cuando pensó en el amor que se tenían. Algo que seguramente él podría llegar a tener solo en sueños. — Esta embarazado nuevamente y esas hormonas. Por suerte seguimos cuerdos.

Renjun sonrió — Felicitaciones a ambos entonces.

— Aquí está— Jaehyun lo recibió, y como agradecimiento lo besó como si no hubiera nadie viéndolos, con amor y pasión, logrando atraer la incomodidad para los espectadores. Al soltarlo ambos respiraban de forma dificultosa, pero para nada arrepentidos.

— Pásenme sus manos ¿Tengo que rezar o algo? Lo digo ahora, no soy cura, solo soy un siervo de Dios.

— Lo que sea, la cosa es sacarnos estos anillos.

— En el nombre de Dios, de los santos, los espíritus, los fantasmas, cada criatura que nos pueda ayudar, permite a estos dos pecadores que el anillo salga— Roció con agua bendita ambos dedos. No una o dos veces, cuatro veces.

— ¿Y? — Preguntó Renjun, quien había mantenido los ojos cerrados durante todo momento para que la magia o lo que fuese fluyera.

— Nada— Obvió Jaehyun, decepcionado.

— ¿Como que nada? — Refutó Renjun.

— Si les soy honesto, yo esperaba que sus manos se quemaran o algo así, por lo pecadores que son.

Renjun y Jaemin lo miraron con rabia, no era chistoso.

— Yah, no se sulfuren era una pequeña broma. Pero lo que sí es real, es que el anillo no sale. Lo siento.

— Bueno, no importa. Intentaremos otras formas. Nos vemos pronto y de nuevo, felicitaciones por la bendición— Salieron de esa casa agotados, por ahora, resignados.





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— ¿Por qué no les explicaste bien lo de los anillos? — Taeyong preguntó apenas Jaemin y Renjun salieron tras la puerta. Besando la mejilla de su esposo, con caricias lentas y llenas de amor. — Se ve que están preocupados.

— Se tienen que dar cuenta solos, tal como lo hicimos nosotros.

— ¿Y si no lo hacen?

— Descuida cariño, lo harán. Si nosotros pudimos ellos también podrán— Agarró el brazo de su esposo y lo sentó en sus piernas. Recorrió su cintura y su pecho sin pudor. Jaehyun inspiró profundamente antes de tomar su mentón con la mano. — Te amo, siempre lo he hecho.

— Quieres sexo— Taeyong rio cuando su esposo bufó.

— Siempre tan discreto para decir las cosas.

— Mejor vamos arriba antes de que nuestro hijo despierte— Jaehyun lo tomó en brazos, le gustaba molestarlo.

Siempre agradecía estar con el amor de su vida y por esa razón, esperaba que Jaemin se diera cuenta. De corazón, esperaba que abriera bien los ojos, antes de que fuese demasiado tarde.







Tu anillo no sale de mi dedo | Jaemin X RenjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora