Capítulo 9

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— Jaemin ya ha pasado una semana— Renjun estaba sentado en la mesa intentando comer una combinación de recalentado de los días anteriores. Jaemin estaba preparando el jugo así que se apoyó en la mesa mientras jugaba con el tenedor. — Minjeong vuelve pasado mañana ¿Qué haremos? Tu anillo, ambos anillos— Observó su dedo, se había acostumbrado a ver su mano con el anillo de oro. No podía decir que el dolor en el pecho había aminorado con el tiempo. Le dolía, el compromiso era algo importante. Era el muro que jamás podría pasar.

— No te preocupes— Le dio un abrazo. No es que le molestara que Jaemin lo abrazara con fuerza y con el cariño que mucho tiempo deseo que fuera algo más. Odiaba sonrojarse cada vez que sentía como el rostro de Jaemin se acercaba peligrosamente, o como su aliento golpeaba su cabello o su cuello. El recuerdo del maldito beso lo estaba matando, a pesar de que había intentado olvidar. Obviamente no todo era tan fácil y al entender que eso no pasaría, decidió guardar el beso en lo más profundo de su corazón.

Ahora solo se preocupaba de que no le afectara en su concentración con el estudio ni en el límite de sus sentimientos no correspondidos.

Renjun se alejó torpemente y tomo un trozo de carne que se metió a la boca con una mueca. No sabía cuántas veces había comido lo mismo. Observó que ahora, Jaemin estaba limpiando unas cosas en el lavaplatos, concentrado tarareando una canción que seguramente había escuchado una vez. Le corría el agua por su brazo y caía al piso.

Suspiró, recordó como el agua bendita no había funcionado. La visita a la casa de Jaehyun solo hizo que se confundiera aún más. Jaemin se había comportado de forma celosa, no encontraba otra forma de explicarlo. La posición de su brazo y su rostro lo decían a gritos. Aunque sinceramente prefería equivocarse, las ilusiones en su cabeza solo provocaban que la incomodidad creciera.

— Renjun...— Jaemin le estaba hablando, parpadeo rápidamente y se sentó correctamente en el asiento. El rostro de su mejor amigo mostraba que seguía estudiándolo y para ser francos, le estaba afectando demasiado. — ¿Necesitas otro abrazo?

— No es bueno que hagas esto— Susurró Renjun, tomando el vaso de jugo que tenía a su costado.

Jaemin se enderezo y asintió — Veo que no has comido demasiado. En realidad, te entiendo. Yo tampoco comería algo que pase tragando toda la semana. ¿Te parece si vamos a comer?

Renjun asintió de buena gana. A los minutos ya estaban saliendo.





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— La gente aquí nos está mirando raro— Renjun picó el brazo de Jaemin. El restaurante en el que estaban comiendo era elegante, pero no tanto como para tener que usar un traje. Seguramente estaban siendo observados por culpa de su mejor amigo. Dirigió su mirada a la camarera que estaba preparando unas ordenes, obviamente estaba sonriendo y reía junto a una amiga mientras los apuntaba ligeramente. Rodó los ojos cuando notó como se levantaba la falda y desabrochaba un botón en su blusa.

Renjun enojado, acercó su silla a un Jaemin que solo levantó ambas cejas como señal de que no entendía. Se sorprendió cuando en vez de preguntar que ocurría, solo pasó el brazo por su hombro, apoyándolo en el respaldo de su silla. De lejos parecía un abrazo y Renjun al notarlo tuvo la necesidad de salir corriendo.

— Que se fijen solo en su comida, mi amor.

Renjun giró la cabeza tan rápido como pudo. — Yo... Jaemin... Mi...— Renjun comenzó a tartamudear.

Jaemin al darse cuenta, suspiró con fuerza. Se puso pálido — Lo siento, lo siento. No sé en qué estaba pensando.

Renjun tomó agua del vaso que le habían puesto, menos mal que no había bebido antes o todo estaría regado en la mesa pomposa. Lo observó de reojo al dejar el vaso en la mesa. Deseaba decirle como detestaba cuando Jaemin se comportaba de esa manera. ¿Le costaba mucho recordar que su nombre era Renjun? ¿Mi amor? ¿Por qué? Si, le hubiese gustado saber en qué estaba pensando para llamarlo así. Sus esperanzas incrementaban y quería gritarle cuanto le dolía tener que descender y chocar contra el piso cuando hablaba del matrimonio con su novia, como sonreía cuando le decía que las invitaciones ya habían sido enviadas. O incluso como le daba ganas de llorar cuando intentaba por millonésima vez quitar el anillo y se frustraba cuando nada resultaba. Le dolía saber que todo era por Minjeong, su amor para ella. Su vida para ella.

Tu anillo no sale de mi dedo | Jaemin X RenjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora