Ya casi era de noche, tomaron el metro y se dirigieron a la casa de Renjun para descansar y poder dormir bien, sin los malditos ruidos de los gatos callejeros que estaban gritando en celo por la casa del menor. Jaemin se había quedado a dormir hace un par de días, y quedaban algunas ropas que podría usar. Así que apenas llegaron, se durmieron inmediatamente sin decir siquiera buenas noches. Solo se dedicaron a soñar cosas que ninguno recordaría, porque solo eran sueños, deseos que no podrían tener por más que quisieran.
Fue como si solo hubieran pestañeado cuando la alarma comenzó a sonar de forma reiterada. Despertando con mucha hambre, tanto que incluso podrían ser capaces de comerse hasta una ballena.
— Yo no quiero cocinar, no tengo ánimos— Dijo Jaemin mientras se movía en la cama, no queriendo levantarse. — ¿Por qué pones alarma cuando no tenemos nada que hacer?
— No me gusta saltarme la principal comida del día, el almuerzo.
Jaemin bufó — Entonces tú cocinas.
Renjun se removió exhausto — No quiero, el anillo aquí no me deja hacer nada.
Debían bromear, era el único medio que tenían para no reventar sus propios cerebros buscando la solución, ordenando ideas, eliminando la confusión.
— Con anillo o sin anillo se me quema el arroz. No, quise decir, hasta el agua.
— Si, somos iguales en ese sentido— Ambos comenzaron a reír a pesar de la circunstancia en que se encontraban.
— Pidamos comida japonesa.
Jaemin estuvo de acuerdo y llamaron.
Apenas llegó la comida ambos lo disfrutaron y se sentaron felices en el sillón. Les había ganado la flojera y optaron por ver una película de amor que les habían recomendado sus amigos hace tiempo.
Por culpa del silencio, entraron en un estado de incomodidad mientras veían la película. Se miraban constantemente en las partes románticas ya que pensaban en lo que había sucedido con la mujer, con todo eso del amor y que hay que decirlo en voz alta y blah blah...
Renjun miró de reojo a Jaemin cuando en la película, el hombre besaba la mano de su amada. Pero Jaemin solo yacía comiendo alegremente unas palomitas que acababa de preparar. Su corazón latiendo con fuerza era lo único que logró escuchar por unos minutos, resonando, teniendo miedo de que su amigo pudiera comprender lo que le pasaba. Volvió su mirada a la película y solo pudo imaginar que él podría hacer muchas de esas cosas como; una cita en el parque, caminar en la arena a orillas del mar, en fin, muchas escenas románticas y cursis. Pero necesitaba recordar constantemente que su mejor amigo ignoraba totalmente sus sentimientos y que para su mala suerte también está a punto de casarse, por lo que aguantar el dolor de su pecho era lo más conveniente.
Decidió ignorar ese malestar que lo comenzaba a atosigar y optó por concentrarse en pasar tiempo con su mejor amigo, porque eso era lo que más le gustaba, lo que aun podía disfrutar.
— Jaemin, no sabes comer, tienes palomita en el pelo— Se acercó a quitarla, pero no llegó a tocarlo, ya que un grito escapó de su garganta.
— ¿Que te pasó? — Preguntó Jaemin completamente asustado, dando un rebote en el asiento.
— Una araña allí en el piso, ¡Mátala, mátala! Por amor de dios, que me quiere comer. Mírala, mátala.
Y Renjun se abalanzó contra Jaemin, quien botó las palomitas al piso con jarrón y todo. A Renjun no le importó y se quedó en sus rodillas mientras lo abrazaba del cuello. La posición era sugerente, pero ninguno de los dos se dio cuenta. Jaemin resopló, no hallaba la forma de hacer callar a su amigo, y al intentar levantarse, Renjun tampoco lo quería soltar.
— Renjun bájate de mis piernas que no me puedo parar.
— No Jaemin, si bajo me comerá. Mírala, me ve con odio. Sé que me picará y moriré, quedará en tu conciencia.
Jaemin suspiró cansado, posicionó más sus rodillas, acomodó a Renjun en sus brazos y se levantó, cargándolo como un pequeño koala. Renjun se aferró con sus piernas fuertemente entorno al cuerpo de su amigo, mientras hacía soporte con las manos en su cuello.
— Está corriendo, allá va, aplástala, mutílala.
— Renjun no seas cruel ¿Dónde está el niño inocente que llora hasta cuando matan una mosca?
— Lo siento, pero realmente sacan lo peor de mí.
— Listo.
Renjun vio como la araña yacía muerta en el piso, estaba reventada. Ahora dudaba si era mejor verla en ese estado o solo verla caminando buscando a una presa. Jaemin observó un momento y luego fue a buscar una pala con una escoba para sacar el cadáver, con Renjun aun sujetándose en él.
No se había dado cuenta que el plato de palomitas que hace poco estaba comiendo se encontraba en el suelo, por lo que sucedió lo inevitable.
Todo ocurrió en cámara lenta, Renjun gritando — ¡Cuidado! — Mientras Jaemin buscaba algo de que afirmarse con la cara asustada de muerte, logrando alcanzar una lámpara que había en la pared, arrancándola de cuajo de una manera irreal. Volviendo a perder el equilibrio cayendo ambos al sillón, en la parte donde se apoyan los brazos, dejando a Renjun acostado de espalda con los pies arriba. Mientras que Jaemin caía encima de él con los pies levemente levantados del piso.
El que estaba más enterrado en el sillón era Renjun que había quedado con su cara directamente pegada al cuello de su amigo. Podía sentir su olor, ese perfume que él mismo acompañó a comprar. No sabe en qué momento se dispuso a abrazarlo del cuello, pero era una bonita sensación, sonriendo cuando notó que Jaemin tampoco intentaba alejarse.
Pero nada podía ser tan perfecto, Renjun resopló y comenzó a empujarlo en el momento que supo que sus pulmones estaban corriendo peligro de ser perforados. Jaemin pesaba y se estaba cansando cuando miró al techo, dándose cuenta que había otra araña. Un escalofrió recorrió su espalda — Jaemin, las arañas se unieron y me quieren comer todito— Gritó, atrayéndolo aún más a su cuerpo de manera brusca, lo que produjo que ambos rodaran al piso, quedando nuevamente Jaemin arriba de Renjun quien no lo soltaba por nada del mundo.
— Tranquilízate ¿Si? te ves más lindo con el rostro sonriente— Gruñó cuando una corriente eléctrica paso por su rodilla, al golpearse la rótula.
— ¿Lindo? — Renjun se sonrojó de sobremanera.
Jaemin le tomó el rostro diciéndole que la araña ya había muerto y que la otra estaba en el techo, que no lo iba a picar, que no le iba a pasar nada — Se fue ya no está.
— No Jaemin, allí está ¿La ves en el techo? Mírala, pero mírala, nos observa, no te soltaré hasta que la mates. Jaemin ayúdame, eres mi mejor amigo— Renjun siguió hablando y Jaemin no encontraba la manera de hacerlo callar hasta que se le ocurrió algo, pero no sabía si sería buena idea, de todas formas, todo era por volver a la paz y tranquilidad en la que antes estaban envueltos.
Le agarró la cara de improvisto, sujetándolo fuertemente, pero sin hacerle daño. Lo pensó unos momentos mientras lo miraba a los ojos, recorrió con su mirada su nariz, su labio y su barbilla para luego volver su mirada a los ojos asustados que lo observaban con incredulidad. Su respiración se hizo más fuerte, estaba pensando. Se acercó a su cuello, el olor, el olor a Renjun. Su pecho dio un respingo. Se acercó a sus labios cuando sus brazos cedieron a su peso. Y lo besó, tan solo un roce, pero beso al fin. Renjun cerró los ojos y cuando los abrió fue incapaz de decir algo al ver a su amigo igual de impresionado. Jaemin miró hacia otra parte y se levantó rápidamente, corriendo y encerrándose en el baño.
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Tu anillo no sale de mi dedo | Jaemin X Renjun
Fiksi Penggemar1. Jaemin le dice a Renjun que le pidió matrimonio a su novia. 2. Renjun sufre, sin embargo no dice nada por amor a su amistad. 3. Deben ir en busca del anillo. 4. Renjun se lo prueba. 5. El anillo no sale. ¿Qué hará Jaemin a menos de un mes de su...