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Renuncia de derechos, los personajes que salgan aqui son de sus respectivos autores.

"....."

Un silencio eterno cayó en la sala, los ojos de los Maou, ángeles y el propio Azazel se abrieron como platos tras oír aquella voz tan conocida.

-¿K-Katerea-chan? ¿Qué haces aquí? -preguntó Serafall perpleja ante la presencia de esa mujer.

Cabello castaño recogido en una cola, ojos verdes tras unos lentes y un vestido ampliamente escotado. Esa era Katerea Leviathan, la hija de la Maou Leviathan.

-Niña estúpida, ya ha llegado el momento de que nos devuelvan el trono que nos arrebataron -habló Katerea con una sonrisa maquiavélica.

-¿Q-qué dices? -Serafall musitó atónita.

-Ustedes no poseen ningún parentesco con los Maou de antaño, ¡pero nosotros sí! -afirmó la hija de Leviathan- ¡Somos los maou del inframundo!

La expresión de Serafall se torció bastante, se giró hacia los demás y la verdad Sirzechs y Ajuuka se lo tomaban con cierta tranquilidad.

-Oye -murmuró Goku con seriedad.

Suzaku se giró hacia su prometido y como si hubiese leído su mente, asintió con severidad.

Ella le contó en su día algo sobre la guerra civil del inframundo y cómo los actuales Maou derrotaron a la facción de los viejos Maou.

Los viejos Maou querían continuar el legado de sus ancestros. Mientras que Sirzechs, Serafall y demás no querían, así que estalló la guerra civil.

El conflicto duró 60 años. Y al final la victoria acabó siendo para el bando de Serafall y demás, quienes llevaban desde entonces en el cargo.

Los viejos Maou no fueron ejecutados, sino que fueron trasladados a un sector lejano del inframundo, pero al parecer se han rebelado.

"Eso quiere decir que esta mujer es quien debería ser la Maou Leviathan y no Serafall"- pensó el azabache mirando serio a Katarea.

-Ese asunto lo dejamos atrás hace tiempo, nuestro actual interés es firmar un tratado de paz -declaró Sirzechs con gran tranquilidad.

-¿Un tratado de paz... con los ángeles y los caídos? ¡¿Cómo se te ha ocurrido mancillar la memoria de mis ancestros?! -chilló Katarea.

Una paz entre ángeles y demonios era algo imposible. Los antiguos Maou siempre quisieron exterminar a los ángeles y dios, y viceversa.

Sin embargo, tanto ángeles como caídos y demonios se han dado cuenta de que era un bucle infinito, así que decidieron cortarlo ya.

Y para ello querían firmar el tratado de paz.

Pero los viejos Maou... querían lo contrario.

-Velar por la paz del inframundo no es ningún acto de mancillamiento, si no estás dispuesta te pediré que te marches de aquí -habló Sirzechs.

Katarea soltó una leve carcajada y cruzó los brazos bajo su gran busto, haciéndolo resaltar.

-Siempre tan amable Sirzechs, por eso nunca serás un verdadero Lucifer -habló Katerea- Pero hoy no vine a por ustedes, tengo otro objetivo.

-Ah, ¿sí? ¿Cuál es ese objetivo, si se puede saber? -preguntó Azazel con una media sonrisa.

Katerea cerró sus ojos durante unos instantes y se giró. Alzó el brazo y señaló directamente al sitio en el que estaba sentado cierto azabache.

Soberano de los muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora