03.

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Edgar se dirigió a la dirección que le dio el barman ese día.

Cuando llegó vio la florería que habló el barman, entró a ella y la observó detenidamente. El lugar no era muy grande, pero era lo suficientemente espacioso como para no tener el sentimiento de ahogo, todo estaba decorado de manera acogedora, las flores se veían hermosas, al mirar, uno podía ver que le daban un buen cuidado.

probablemente, no se pudo apreciar el aroma de las flores por el fuerte olor de incienso que había en el lugar.

Llamó buscando a alguien que lo atendiera, pasaron unos segundos y salió una señora de mediana edad.

-Diga hijo, ¿que busca? -La señora atendió de forma atenta, a pesar de las todas las arrugas en su rostro, se vio muy simpática y tierna.

-Estoy buscando una persona.

-¿Vaya? -La señora abrió un poco más los ojos, mirándolo atento con un sentimiento extraño.

-Si... -Edgar se acercó al mostrador, de su bolsillo sacó dinero y lo dejó en la mesa con disimulo mientras apoyaba sus codos en esta. -Una antigua rosa carmesí.

A las niñas del burdel, especialmente a las que ingresaron más de pequeñas, se les llaman rosas carmesís para identificarlas, esto es un dato que solo los conocen los que circulan por el burdel.

La señora era más baja que el, pero no se vio intimidada por su mirada ni tamaño, de hecho, parecía mirarlo con una mirada sospechosa con sol sentimiento oculto que hacía que una persona tuviera la piel de gallina.

Fue muy raro.

-No damos esa información. -La señora sonrió, si antes parecía tierna su sonrisa, ahora parece espeluznante.

-Supe que estuvo arrendando aquí, quería saber dónde está Janeth. -Edgar la ignoró, siguió observándola atentamente mientras pedía información.

-Parece que tiene que ir a un doctor hijo, está peor que yo porque no escucha bien. -La señora alejó el dinero de ella y la empujo de vuelta en la mano de Edgar. -No. Damos. Esa. Información.

Cuando la señora repitió esas palabras con una voz de ira reprimida. Edgar se dio cuenta de que no la podía convencer. Debe de estar protegiendo a Janeth, parece ser que no es el único quien la ha buscado.

Solo queda jugar la única carta que tiene contra esta señora.

-Supe gracias a un rumor que tuvo hijos sólo quiero confirmar si es verdad.

La señora se puso un poco tensa por unos segundos, algo que fue captado por Edgar que estaba a atenta a ella.

La señora no fue idiota, pudo ver que su reacción fue captada por el extraño, para evitar más errores así camino hasta la entrada de su tienda mientras decía unas palabras: -Joven, realmente es desagradable lo insistente que está siendo, si sigue así, lo voy a echar de mi-...

-Son míos.

-...

Todo quedó en un silencio sepulcral.

-Si realmente tuvo esos niños son míos. La buscó por derecho y saber por qué me lo oculto todo este tiempo. Verá mi historia con ella realmente está llena de muchos malentendidos y gracias a un gran problema, hizo que nos alejáramos. No sabía realmente que había tenido a mis hijos hasta hace unas semanas.

Edgar actuó como un hombre lamentable, no esperaba en usar esta actuación, pero viendo lo terca que era la señora solo tocó ser un hombre lastimado por su antiguo amor.

La señora se dio vuelta lentamente. Lo observe unos minutos antes de hablar.

-¿Cómo puedes confirmar que eres el padre?

Padre de villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora