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Cuando se cumplió medio día, ambos decidieron irse cada uno por su lado, deben de hacer sus cosas por lo que se chocaron las manos de despedida y se largaron. Edgar volteo atras y vio a su Sarah coqueteando con la anterior veintena que habian visto, el se rio entre dientes. Lo más seguro es que se convierta en otra compañera de cama de su querida amiga.

No planeó seguir mirando. Puso sus manos en los bolsillos de su pantalón y camino lentamente a su departamento que se encontraba cerca mientras se hundía en sus pensamientos.

" Si te vuelves a sentar a rascarte los huevos sin hacer nada, creo que en esta vida, morirás joven."

─¿Debería hacerle caso?

Pero cuando cierra los ojos, siempre recuerda la boca de la pistola apuntándolo con la voz gritando de fondo lleno de irá, desprecio y también... de desquite.

Era un adolescente recién llegando a la edad adulta llena de cicatrices horribles, su voz era muy fuerte, pero si uno se da el tiempo de escucharlo atentos, pueden oír, la voz rota que está soltando. Grita desquitándose de todo el jodido mundo que lo trato mal, que le quitaron a su hermana, que nunca nadie le tendió una mano de ayuda.

Luego de recordar eso, recuerda todas las pesadillas sucesivas, que eran los niños contra los ataques de ira de su madre o de extraño, recuerda todos los sufrimientos que tuvieron que pasar solo por haber nacido.

Entonces su corazón se aprieta, el sabe que parte de la culpa es de él, si tan solo hubiera tenido más cuidado con su aventura no tendrían que estar pasando por eso.

Pero era joven, fue su primera vez y como inexperto, no se fijó mucho en los pequeños y significativos detalles.

Edgar se dio cuenta que no podía seguir así, se separó ir a Janeth esta misma tarde, con la dirección que le dio la anterior señora de la florería. Mínimo debería tener una charla con ella. Camino más rápido, sus latidos ganaron a acelerarse de manera inexplicable, tal vez sea de la anticipación, de los nervios o incluso de un pequeño temor.

No olvidemos que uno de esos niños lo mata, por lo que, aunque quiera tranquilizarse, de igual manera se pone muy nervioso.

Llego a su departamento, saludo a la pareja de ancianos, entró a tomar algunas cosas y se fue, nuevamente saludando a la pareja de ancianos en despedida.

Cuando llegó a la dirección indicada en el papel, demostró la casa con sentimientos complejos.

Esta era la casa que aparecía en sus sueños.

Se quedo un momento observando mientras trataba de ordenar un poco sus sentimientos, soltó aire y empezó a caminar a la puerta.

Planeaba golpear la puerta y esperar a que le abrieran, pero al acercarse empezara a escuchar griterío junto a unos golpes fuertes de cosas, instintivamente se puso tenso por un segundo olvido reaccionar hasta que escucho unos gritos de dolor de infantes.

Sintió la adrenalina recorrer por todo su cuerpo, todo su cuerpo se puso a la defensiva y la impulsividad lo controló. Se echo atras unos pasos para tomar impulso y abrir la puerta con una fuerte patada, la puerta de no muy buena calidad no soporto el fuerte impacto, la parte de la se rompio y la puerta se abrio con brutalidad, golpeando la pared.

Edgar dentro pudo avistar la sala de estar mal gastada, de un vistazo, vio a los dos niños en el suelo protegiéndose la cabeza, Janeth estaba en pleno ataque de ira arrojando objetos a diestra y siniestra. El golpe de la puerta llamo la atención de las tres personas dentro de la casa, los niños lo miraron asustados y en parte desconcertados.

El pelinegro miró esta escena y se enojó aún más.

─¡¿Quién eres tú?! ¡Dije que hoy no se atiende a nadie! ¡A NADIE! ─Janeth en su descontrol total empezó a tirar cosas a Edgar. ─¡Lárgate! ¡LÁRGATE!

Padre de villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora