Un trato.

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Ayuda.

Era la palabra que se repetía en su cabeza una y otra vez al no poder hacer nada.

¿Que fue lo que pasó en tan solo 10 minutos?

Por qué termino amarrado de manos y pies?, sentado sobre las piernas de la mujer dándole la espalda, callando su voz en un beso dónde su boca era ocupada por la lengua de ella.

Era pecado, lo que estaba haciendo era rotundo pecado unos toques aquí otros por haya lo hacía sentir sucio e impuro.

Las palabras ”virgen hasta el matrimonio" dichas por su abuela quedaban en el olvido. Su pecho era tocado de manera lasciva y fuerte que detener sus gemidos eran imposibles.

—donde está tu Dios?

Gruño en su oido, azotando su cuerpo sobre un tronco de un pino, rasgo totalmente sus ropas, los ojos del moreno estaban cerrados en todo momento mordiendo su labio.

<<¡¿Esto era lo que se referían cuando dijieron que no siempre quiere tu alma?!>>

Escucha como chupa su cuello y parte de su pecho hacía apretar fuerte sus puños aguantando la humillación.

—no te enojes con esto te sentirás mejor.

Una punzada.

Eso era lo que sentía en su parte más baja, retorció el cuerpo intentado alejar a la mujer y sus dedos traviesos.

La primera lágrima callo sobre su mejilla derecha en su interior 2 dedos salian y entraban tan profundo haciendo de su mente un caos.

El era un caos.

Con la baba saliendo de su boca y los ojos llorosos se agarró como pudo del tronco dejando a la mujer que terminar lo que empezó.

Gemio fuerte al llegar a su límite manchando la cara de la causante de su orgasmo.

—santo ya no eres—se burlo— ay leo no sabes cuánto tiempo llevo esperando a alguien como tú,sin duda eres algo único jajaja.

No importaba lo que decía, el no la escuchaba su mente daba vueltas y su cuerpo temblaba y después vio todo borroso.

Ella lo miro con burla cargando su cuerpo desnudo sobre sus brazos.

Chifló.

El gran caballo estaba enfrente de ella, con cuidado lo subió sobre el animal  mirando al moreno sin sentimiento.

—vamos, que nos esperan con una gran fiesta.

¡Oh!
Santo que todos amamos, regresa a tu tierra, no dejes que el mal te venza.

.  .  .  .

Despertó con un mal sabor de boca, miro a los lados sin duda no era su casa.

La habitación estaba alumbrada por dos ventanas grandes que reflejaban los enormes rayos del sol.

Quito la sábanas de su cuerpo, tenía otra ropa distinta a la de anoche.

Su mente al igual que su cuerpo le recordaron lo que pasó anoche.

Esa sensación de desagrado llegaron en una ola con emociones mezcladas.

Sus cafés rápido se llenaron de lágrimas amargas que bajaban sin cesar por su rostro.

La situación era más complicada, ahora que estaba en el territorio del charro negro será más difícil vencerla.

Golpe la almohada, una y otra vez descargando su frustración e irá en ella, se cuestionaba por qué se dejó atrapar por esa mujer.

—soy un...tch

Lleno de enojo se levantó de la cama llendo hacia las enormes ventanas, detrás de ellas reflejaban un gran terreno con maguey grandes.

Pensó y pensó, había Miles de formas de vencerla pero todas funcionarán?

Podrá ser una victoria de Miles de derrotas, leo no tiene Miles de vidas para intentar.

Hundido en sus pensamientos no se dió cuenta cuando la mujer entro dejando su sombrero en la pequeña mesa.

—buenos días o debería decir buenas tardes.

—que quieres de mi?—su mirada era llena de odio.

—sin duda eres mi tipo — se desvaneció como el humo negro corriendo por debajo del mosaico hasta llegar al moreno acorralando su cuerpo contra la ventana— me encantan los hombres directos.

Susurro en su oido pegando más su cuerpo contra el, oír su risa hacia de la sangre de leo un fuego.

Odia que se burlen de el.

—no has respondido mi pregunta.

—por que tendría que responderla?...no eres mi dueño.

Lo dejo contra el vidrio, ella simplemente de alejo a paso lento de nuevo a la mesa, aparece un tequila con 2 caballitos.

Sirvió hasta el tope todo era observado por el moreno de 21 años. Que desconfiado se acercó a ella aceptando el pequeño vaso.

—brindemos, por ti Leo San Juan que a su corta edad logro vencer a dos de mis grandes aliados...salud.

Bebió el tequila y se sirvió 2 veces más  sin dejar de mirarlo, las ganas de hacerle lo que anoche la encendían como el mismo fuego.

—ya me dirás qué quieres de mi o tendré que adivinarlo como siempre.

—tranquilo estamos tomando bien que no?

—dejate de estupideces y dime ya.

Frunció el ceño, aventando el tequila a la cara de la mujer. Ella solo se limito a limpiar sus ojos rojos.
 
—estas en casa ajena respeta, si no quieres que tu alma este nadando con los pescadores.

—...

Le era imposible pensar en esas situación, si tendría que vencerla tendría que pensar como ella.

Que mierda piensa una mujer?

—quiero hacer un trato—los ojos de la mujer brillaron— a cambio de mi alma, quiero que regreses todas las que has robado no solo de mi Puebla, de todo México.

—no eres nada pendejo—la gran sonrisa a en su rostro era pura maldad —esta bien..trato echo.

Alzo la mano esperando un apretón amigable, jamás llegó pero si un beso dónde su lengua era juntada con la de ella.

—¡MALDICIÓN DEJA DE HACER ESO, ES HORRIBLE!— se quejo tomando el tequila para luego escupirlo.

—tarde o temprano esas palabras las quitarás de tu linda boca.

Tomo su sombrero y salió de la habitación, lo dejo solo con un asco en su boca preguntandose si fue buena idea hace un trato tan facil.

De algo si estaba seguro, la vida no es fácil y menos estando ella.

Volvió a la cama intento no llorar bajo las sabanas, una picazón en su mano derecha le hizo ver su piel.

Un nombre se empezaba a marcar en su brazo.

Un hombre que nunca ni nadie podrá quitar.

De ahora su infeliz vida.

"(____)"





Esclavo del charro negro (leo San Juan y lectora )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora