la oscuridad

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Tenía demasiado miedo, el temblor en su cuerpo lo tenía pensado en las cosas que le hará la mujer, se estremeció más al ser aventado a la cama escuchando un suspiro cansado de la güera.

—enserio me sacas de quicio hombre—menciono sentada en la orilla de la cama.

—el que tiene que estar desquiciado soy yo, día y noche me la paso es estás 4 paredes lujosas—reclamo—si no quieres que me valla dame un poco de libertad.

Sabía que si le echaba un poco de culpa, le iba dar un poco de libertad y más tiempo para poder saber como derrotarla.

La mujer no dijo nada, gateo hasta el quedando arriba de su cuerpo.
Beso su frente y después su cachete empezando a bajar con un camino de besos.

Subió un poco la camisa blanca del moreno sintiendo si piel erizar por su tacto suave y delicado como si fuera un muñeco de porcelana.

—basta.

Su respiración era rápida y corta, suspiraba al mirar abajo y verla desabrochar su camisa lamiendo su piel.

Apretó las sabas fuerte y cuando sentía que estaba a su límite dejo de sentir a la mujer.

—yo también puedo jugar el mismo juego—se levantó y se fue.

Lo dejo aturdido y con una erección dolorosa.

¡Ay!
Probando lo prohibido, santo,santo, acaso ya estás perdido?

.  .  .

L

a primera semana y algo estaba cambiando, leo se estaba jugando su tiempo y paciencia.

La mujer venía a su habitación a alborotar al moreno, lo besaba o lo tocaba o le hacía algo que lo dejara volando en la exitacion para luego detenerse e irse.
Leo ya podía salir de su cuarto debes en cuando se la encontraba y ella lo ignoraba o lo saludaba como si fuera nada.

<<Está jugando conmigo?>> Pensaba el moreno al verla irse hacia su portal esa vez ella lo había acorralado en la biblioteca dejándolo sin aire por sus besos profundos.

En todo el tiempo lo hacía sufrir de un deseo sexual que ni para investigar sobre la mujer lo dejaba.

Harto y frustrado comía en la gran mesa solo, la comida era deliciosa teniendo todo a su alcance vivía de una manera muy exótica.

—necesita algo más, patrón?

—por el mo... de echo si, ¿sabes dónde puedo encontrar información sobre los demás charros negros?

—me temo que esa información solo lo sabe la patrona, a menos ¿que ese hombre siga vivo?

—que hombre, disculpa.

—el único que conoce toda la historia de la patrona.

¡Ay!
De ti si encuentras lo prohibido y entre maleza te entierran vivo.

Esclavo del charro negro (leo San Juan y lectora )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora