Robyn Goodfellowe, una joven aprendiz de cazador, viaja a Irlanda con su padre para acabar con la última manada de lobos, por orden de Lord Protector. Pero un día, Mientras exploraba las tierras prohibidas fuera de las murallas de la ciudad, conoce...
Los primeros rayos del sol bañaron la ciudad de Kilkenny, avisando a sus habitantes que un nuevo día había comenzado.
Los puestos abrían sus puertas, y la gente se preparaba para afrontar un nuevo día laboral.
Todos, a excepción de uno.
Robyn no había dormido nada durante toda la noche, y lucia fatal.
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No podía dejar de pensar en cómo arruinó la vida de su padre por un error suyo, pero sobre todo por la dura revelación de lo que alguna vez fue su amiga.
Todos esos factores la privaron de poder dormir, sin mencionar que su forma de lobo se manifestaba al solo cerrar los ojos.
Miró a Merlyn, quien le devolvió la mirada, pero no emitió algún chillido en respuesta.
"Realmente lo arruiné" murmuró.
"Robyn" habló su padre, "vete alistando, no queremos llegar tarde".
Padre e hija llegaron a la entrada del castillo, listos para empezar su día laboral.
Sin embargo, no fue nada fácil.
Primero, hubo un silencio ensordecedor a la hora de alistarse, ya que ninguno habló o mencionó acerca de lo sucedido de anoche.
Y cuando salieron de su hogar fueron recibidos con duras miradas por parte de los ciudadanos, cosa completamente comprensible, ya que el señor Bill fracasó en su misión de acabar con los lobos y ahora uno se había metido en la ciudad.
Aunque, pensándolo bien, era mejor eso a que enfrentarse una turba furiosa armada con sus trinches y antorchas.
En la entrada los estaban esperando la señorita Bridget y un soldado, listos para llevarse a sus correspondientes ayudantes.
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