Llámame Peter Parker (Peter Parker Y Tú)

Parte 3: Media noche

Se había convertido en un observador del mundo. Ya no iba por todos lados columpiándose de un lado a otro con mucha prisa, sin orden y control; ahora se tomaba más tiempo para apreciar las pequeñas cosas.

Había descubierto que había acción incluso en cada uno de esos detalles.

Se quedó en la cornisa de uno de los edificios y se tomó la libertad de observar la ciudad desde ese ángulo. Era tranquilo a pesar de ser Queens y debía admitir que tenía cierta belleza.

Minutos después, escuchó el golpe en seco de una de la puertas de la azotea a sólo un edificio de distancia. Un chico caminaba rápidamente, parecía enojado, pero a su vez lograba ver cómo la luz reflejaba el agua de sus mejillas.

Lloraba al mismo tiempo.

Casi sin esperárselo, el jóven se puso en pie encima del pequeño muro de la azotea. Sabiendo lo que probablemente viniera después, Peter se acercó rápidamente a aquel edificio.

—Oye, tranquilo — le sorprendió que alguien más hablara, por lo que el chico lo miró asustado.

—¿Q-que no... ¡Vete! — ordenó.

Por un momento parecía sorprendido de ver al enmascarado. Pero la ira lo sobrepasaba.

—No me voy a ir.

—¡Vete! ¡No te acerques!

—No lo haré — insistió — No me acercaré, ¿Bien? Pero no me voy a ir.

—No puedes detenerlo — soltó con pesar — No puedes... Estoy harto.

—Lo entiendo.

—¡No! No lo entiendes. Ya vete.

—Por favor, no lo hagas — suplicó suavemente Peter — No saltes.

—No me digas que hacer.

—Bien — hubo silencio un par de segundos — No me hagas esto a mi.

El chico lo intentó mirar extrañado. Pero apenas si giró su rostro como para verlo con el rabillo del ojo.

—¿De qué estás hablando?

—Es que ya te vi. Y no puedo simplemente marcharme y dejarte aquí. No dormiría.

—¿Y eso que diablos me importa?

—Y no es solo eso — continuó — Tendré que hacer un gran esfuerzo ahora que estoy aquí. Porque si lo haces yo tendré que ir detrás de ti, ¿Entiendes? Si saltas, yo salto.

El chico volvió a mirarlo con el ceño fruncido y más con una cara de disgusto. Ésta vez, giró mucho más su cuerpo.

—¿Acabas de citar una frase de Titanic? — cuestionó.

—Bueno, a Jack pareció funcionarle entonces.

El chico negó con su cabeza mientras volvía la vista al vacío.

—Ya lárgate, payaso.

—Está bien, lo siento.

Peter aprovechó para acercarse sólo unos pasos adelante. Esperando cualquier reacción, pero no la hubo. Algo que sirvió como aprobación de que no estaba saliendo tan mal y podía seguir haciendo lo que sea que estuviera haciendo.

—¿Cuál es tu nombre? — preguntó.

—Lárgate.

—Sólo quiero saber tu nombre — el chico dudó unos segundos en si contestar.

—Alan — terminó diciendo.

—Bien, Alan. No entiendo por lo qué estás pasando, es verdad. Pero estoy seguro que hay muchas cosas...