Parte 5: Por otra parte...

387 47 6
                                    

Odiaba las mañanas, ese momento justo después de que sonara la alarma y luchaba contra su propio cuerpo por levantarse. Pero una vez abría los ojos y veía la belleza del día, ese odio cambiaba.

A ________ le gustaba mirar por la ventana cada mañana, le gustaban los colores del cielo. Tanto así que cuando llovía, ya sabía que sería un mal día, al menos para ella.

Pero hoy no era uno de esos. Afortunadamente.

Agarró su cámara y tomó una foto de la ciudad a la luz del día. Siempre hacia eso, tomaba la foto, la contemplaba y luego la eliminaba.

Una parte de su rutina mañanera.

También odiaba los gimnasios, pero si le gustaba ejercitarse en su habitación dónde nadie veía o lo supiera.

También otra cosa de su rutina mañanera.

Siempre lograba hacer un par de ejercicios hasta que más o menos a las 7:32 suele ser interrumpida.

—¡Se hace tarde! — su hermano tocó su puerta y se alejó.

Lo hacía cada mañana, no había día que no.

Suspiró en cansancio y terminó de alistarse para bajar.

Siempre encontraba la misma escena cada mañana al bajar las escaleras. Tanto así que ya también hacia parte de esa rutina de mañana, una que no había elegido.

A su mamá le gustaba preparar muchas cosas, pensaba que preparando festines la situación familiar mejoraría.

Después de los cinco años del Blip, las cosas no habían sido igual aunque su mamá desesperadamente intentaba mantenerlo así o simplemente pretender que nada había cambiado.

Pero no era así. Y era algo tan obvio como para olvidar.

Por lo que, le gustaba sentirse en familia y pensaba que esa era una forma de hacerlo.

Su padre ya estaba en la mesa y su hermano comía con cuánta ansia, acompañado de refinación.

Dio los buenos dias y comenzó a comer en cuan silencio. Su madre intentaba encontrar una conversación, pero ninguno de los tres allí presentes estaba lo suficientemente interesado en continuar.

Eso pasa cuando se quiere forzar algo que no está destinado a ser.

Después de desayunar, siempre llevaba a su hermano a la escuela. Tampoco era su decisión, pero no le molestaba en los absoluto.

Condujo hasta su escuela, y amaba que su hermano tuviera el mismo fanatismo por One Direction ya que el camino no se hacía aburrido. Adoraba que eso no hubiera cambiado en cinco años. Ahora siendo casi ocho.

Lo único que no cambió.

Al estacionarse al frente, siempre apagaba el motor aunque no todas las veces Billy se quedara un rato allí. Pero sentía que si lo hacía él podría tomarlo mal, o que si lo hacía no le daría la confianza para saber que no tiene afán y que podría hablar con ella si así lo quisiera.

Aunque nunca se lo hacía saber, al menos no de forma directa.

Ambos se quedaron en silencio mirando hacia el frente a todos los estudiantes que llegaban al instituto.

—Mira, allí está Brooke O'Connors — empezó entonces la conversación ________ — ¿No estabas enamorado de ella?

—Eso fue en la primaria — argumentó — Y era un par de años mayor. Todos los chicos morían por ella.

—¿Y? — encogió los hombros a medida que hablaba — Se blipeó, ahora tienen la misma edad. Es tu oportunidad.

Su hermano hizo una mueca no muy convencido.

—Vamos, ve con ella — lo animó — Dile que se ve hermosa y llévale sus libros como todo un caballero.

Su hermano apenas negaba con una sonrisa rodeando los ojos.

—Es realmente linda... — continuó.

—Si tanto te interesa, ve y llévale sus libros tú.

—Incluso así la conquistaría más rápido que tú.

Si hermano bufó y la golpeó levemente ofendido con su hombro haciendo que ambos rieran.

—No hay forma de que me acerque a ella, de igual manera.

—Ella toma el autobús... — y eso fue cómo si la felicidad se hubiera apagado, ya que su hermano se colocó serio, pero no respondió aquello — ¿Sabes otra cosa? Estoy llegando tarde todos los días por traerte.

—¿En serio? — la miró — ¿Estás peleando porque llegas tarde a clases? — preguntó con ironía — ¿Tú?

—Bueno, no — aceptó — Me he sentado al lado de chicos lindos, así que gracias por eso.

Era cierto, casi siempre era la última en entrar al salón y había contado con la suerte de sentarse al lado de muchachos guapos.

—Tambien agradece que por mi es que mis padres te dejan usar el auto si quiera.

—Eso es tan... Cierto — comentó derrotada.

Recostó la cabeza hacia atrás y soltó un suspiro mientras Billy asintió frenéticamente afirmando lo que acababa de decir.

—Además, tenemos un trato. ¿Lo olvidas?

—Este trato ya no es justo.

—Te parecía justo hace un tiempo atrás — encaró — Yo te cubría cuando llegaras en la mañana sin que nuestros padres supieran que pasaste la noche con ese chico y tú me traías a la escuela. Suena justo para mí.

—No me parece tan justo ahora porque ya no salgo con ese chico.

—Entonces consigue otro y estaremos a mano otra vez.

_______ cerró los ojos soltando una sonrisa en suspiro.

—O simplemente usa el autobús.

—Preferiría irme caminando.

—No es mala idea.

La miró fastidiado, pero no lo suficiente para hacerle saber que era verdad.

—Ya, enserio, ¿Qué tiene el autobús? — hizo una pausa para agregarle ahora más seriedad — ¿Te molestan?

—No, simplemente no me gusta.

Hubo otro silencio.

Lo quería decir, más bien, preguntar. Mordió su labio inferior intentando tomar valentía.

—Billy, tu y yo tenemos una conversación pendiente.

—¿No puedes simplemente olvidarlo?

—No, ¿Y tú?

Se quedó en silencio en cansancio, mirando hacia al frente con el ceño levemente fruncido.

Finalmente, abrió la puerta del auto y salió.

—Ya me iré o llegaré tarde — la miró por la ventana  — Y tu llegarás más tarde y me echarás la culpa.

_______ sonrió y asintió volviendo a encender el auto.

Esperó a que su hermano entrara y arrancó.

Sabía que algo pasaba con él, e intentaba desesperadamente, igual que su madre, de que encontrar que era. Al menos compartían algo entre ellas; eran determinadas cuando se lo proponían.

Para esa hora, ya debía ir corriendo a casa para alistarse e irse a la universidad. Aunque por más tarde que fuera nunca había afán en ella.

Había dejado de vivir ansiosa su día a día.

Aunque ahora sí había algo de lo que pensar, y la única razón por la que podría querer llegar más deprisa era por si podía verlo.

O al menos hablar con él.

Llámame Peter Parker (Peter Parker Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora