II. Nosotros

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Por la mañana, había un gran alboroto, como nunca antes había conocido, su apartamento estaba en un barrio tranquilo, nadie armaba escándalos, por eso fue frustrante apenas despertar hallarse rodeado de gritos incomprensibles a través de su puerta y la ventana.

—Kacchan —se quejó Izuku somnoliento, aún con los ojos cerrados y su bonita cara escondida en el pecho desnudo de su amante—, dile a tus fans que se vayan.

Katsuki gruño bajo como respuesta.
—Finjamos que no hay nadie en casa —murmuró contra los rizos verdes que le provocaban cosquillas en la barbilla.

Mantuvieron sus ojos cerrados, esperando que los invitados no deseados se fueran, por desgracia no parecían dispuestos a irse.

Una serie de tres golpes rítmicos en la ventana los puso alerta, se levantaron de golpe, atentos a la situación, Katsuki hizo un gesto a Izuku para que se mantuviera callado, el pecoso asintió en respuesta.

—¡Hey hermanos, ya es hora de levantarse, tenemos un gran problema! —La voz de Kirishima llegó a ellos.

—¿Tenemos? —susurró Izuku confundido por la situación.

—Katsuki, Izuku, esto es serio, muévanse —habló Momo.

—¿Les dijiste que estaba aquí…? —preguntó con miedo.

—¡Deku, no es momento de ser tímidos, en serio, vístanse y salgan ya! —gritó Uraraka.

Algo andaba terriblemente mal, la cara de pánico en el rostro de ambos era una señal muy clara de eso, sus amigos sonaban preocupados, sin mencionar que les dijeron que se vistieran, lo que significaba que sabían lo que había sucedido entre ellos. Se miraron, tratando de buscar una respuesta en la otra mirada, pero ambos encontraron solo confusión y tal vez un poco de miedo.

—Salgan por la ventana, nos largamos de aquí —remató Jiro.

—No sé qué sucede, pero esto parece muy complicado —comenzó Katsuki tratando de calmar el temblor en su voz, pues no estaba listo para revelar ”ese” de todos sus secretos—. Vístete, toma tus cosas, rápido.

Izuku asintió, ambos salieron de la cama, se movieron rápido por la habitación, buscaron las piezas de sus disfraces de héroe que yacían esparcidas por el suelo, tomaron sus teléfonos y se acercaron a la ventana.
Katsuki suspiró pesadamente, luego arrancó las persianas.

Detrás del cristal pudo ver un mar de gente, empujando, gritando, tratando de acercarse. La turba se perdía entre las calles, desde ahí no podía ver dónde terminaba. Ante su mirada atónita Kirishima asomó su cabeza desde la parte superior de la ventana, al parecer esos idiotas estaban pegados a la pared de su edificio.

—Buenos días —saludó apenado el pelirrojo—, de acuerdo… no son tan buenos, pero eso no importa, salgan ya.

Katsuki abrió la ventana y los gritos rompieron el aire, no podía decir con certeza si eran de emoción o de ira. Miró a Izuku, ambos asintieron dándose apoyo sin decir palabras, era algo que habían aprendido inconscientemente. Katsuki salió primero, apenas asomar su torso la turba enloqueció. Sus compañeros héroes lo miraron con una sonrisa, algunas juguetonas, otras avergonzadas, pero sonrisas finalmente. 

Más allá del alto techo de su edificio flotaba en el cielo el zeppelin que pertenecía a la agencia de Uravity, con una escalera dispuesta para ellos.

—Sube, rápido —pidió Jiro, comenzando a subir por las escaleras.

Katsuki salió por completo de la ventana, se sujetó fuertemente con un brazo del marco y extendió el otro dentro del edificio. Los gritos se callaron, las miradas y las cámaras apuntaron a un solo sitio, incluso los héroes miraron atentos. Deku salió por la ventana, sujetando el brazo que Dynamight le había ofrecido, el héroe número uno maniobró sobre el marco para poder subir, Kirishima le ofreció su mano desde arriba.

La misión más difícil: "fotografías"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora