El jardín se prolongaba hasta más allá del horizonte uniformemente. Sin árboles, sin bancos, personas o cualquier suerte de adornos. Solo hierba verde y pequeñas flores, las cuales seguían un patrón.
Flasher estaba en medio de aquel campo, desnudo. Caminaba lentamente ocultando sus partes íntimas con las manos.
De repente, la tierra se abrió y de ella surgió una fuente de la que comenzó a manar violentamente agua.
Un escalofrío recorrió a Richard.
Rodeó la apertura y se alejó de la fuente con resquemor. Pero pese a conseguir alejarse de la fuente sin caerse en la grieta, tenía las manos húmedas, como siempre. Luego despertó.
"Otra vez" pensó. Flasher empujó las sábanas hacia atrás violentamente y se levantó asqueado de la cama. Contempló, impertérrito, la mancha amarillenta en la sábana. Flasher tenía treinta y tres años, pero todavía le ocurrían aquel tipo de accidentes.
Finales de marzo, John seguía en coma profundo. Un problema más. Antes los accidentes solo le sucedían una vez cada semana, incluso cada dos. Ahora ocurrían tres veces a la semana.
Metió las sábanas y el edredón en el cesto de la ropa y luego regresó por las dos mantas. El tambor no tenía capacidad para todo así que dejó el edredón fuera. Cuando la máquina comenzó a funcionar entró en el baño. Flasher se desvistió; solo dormía con una camisa interior y el calzoncillo. Se quitó ambas prendas con repugnancia, las metió en otro cesto de ropa sucia que tenía allí y entró rápidamente en la bañera. Cuando salió no se molestó en afeitarse, no estaba de humor.
Aquella era la rutina de casi todas sus mañanas. Flasher había intentado averiguar por qué le sucedía aquello, pero no había obtenido respuesta. Al médico solo fue una vez, este le había recomendado ir a terapia. Por su parte, la psicóloga le había dicho que orinarse mientras uno duerme estaba relacionado con la violencia en adultos. Pero Flasher ya era adulto y no muy agresivo, lo justo en el trabajo. De momento no había desistido de ir a terapia.
Se vistió. Todavía le resultaba extraño vestirse con ropa de calle durante la semana. Flasher había sido despedido una semana después del ingreso de John y seguía sin trabajo.
La policía había conseguido frenar la oleada de crímenes, sin su ayuda. Por su parte, la prensa había encontrado una mina de oro en la noticia de la agresión a John. Había sucedido justo en frente de la comisaría. La reputación de Scotland Yard se salvo una semana después. Consiguieron atrapar al culpable y las investigaciones paralelas a ese caso también habían llegado a un fin.
Desayunó apresuradamente y luego se dirigió andando al hospital. Le gustaría quedarse de noche con su amigo, pero temía tener un accidente mientras dormía en el sillón del hospital. Al principio, los familiares de John le hacían visitas y pasaban las noches, luego solo quedo él.
Richard contemplaba el cuerpo de John. De no ser por el monitor, diría que estaba muerto. Los médicos le habían dicho que no tenía por qué estar todo el día. Él se había negado; no tenía nada mejor que hacer.
Flasher sabía cómo funcionaba aquello y les había exigido que fuesen directos y les dijesen cómo evolucionaba su compañero, sin limitarse a decir que estaba estable.
-Bien, señor Flasher, no es muy ortodoxo que alguien ajeno a la familia del paciente conozca su estado, pero por lo que tengo entendido llevan una década trabajando juntos... -le había comentado el médico, tras su mesa.
"Lo sé –podría haberle dicho-, pero verá, la mujer de mi amigo se ha ido de la ciudad, se ha llevado todas sus cosas y no sé nada de ella. Solo que está embarazada de John. Espero que se despierte pronto para darle la noticia" Pero se había quedado callado, era lo más apropiado.
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Héroes y Monstruos
Misterio / SuspensoEl mundo está dividido cual tablero de ajedrez, escaques blancos y escaques negros. La partida está llegando a su fin. Pero los últimos movimientos siempre son los más sangrientos y convulsos, y sobre todo cuando las piezas se revelan. Porque ante...