1. Oficial Rosón

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Narrador.

Carla y Lucrecia se encontraban patrullando en horas nocturnas. Hasta ahora la noche estaba siendo tranquila para ambas oficiales, de pronto (a través de la radio) fueron informadas sobre un caso de violencia doméstica cerca por donde circulaban, si ambas odian algo en común eran los casos de violencia de género. Carla encendió las sirenas, pisó a fondo y aceleró la patrulla hasta llegar al lugar. Cuando llegaron a la residencia notaron que las luces estaban apagadas así que con precaución se acercaron y golpearon la puerta pero no obtuvieron ninguna respuesta así que volvieron a intentar pero seguían sin obtener resultados.

- ¿Hay alguien? Somos la policía -exclamó Lucrecia aún así nadie respondía- Respondan o abriremos la puerta a la fuerza -advirtió por última vez.

De pronto un grito desgarrador de una mujer fue escuchado por ambas, tomaron sus armas, forjaron la puerta hasta abrirla de una fuerte patada y entraron a la casa que tenía las luces apagadas. El ambiente era aterrador, avanzaron hacia delante con sus armas apuntando al frente hasta encontrarse con unas escaleras que conducían al segundo piso.

- Tú ve arriba y yo me quedaré en el primer piso -ordenó Carla. Lucrecia negó rotundamente.

- Negativo Carla, no sabemos cuántos hay -dijo y de pronto otro grito de una mujer se escuchó sin saber de donde provenía.

- Joder... Solicito apoyo a todos los oficiales y unidades disponibles en nuestra ubicación -comunicó Carla a través de la radio.

- Recibido. Estamos en camino, oficial Rosón -informó el subinspector Polo Benavent.

- Maldición. Lucrecia, no tenemos tiempo para esperar a los refuerzos -dijo y avanzó su camino hasta la cocina dejando a su compañera con la palabra en la boca.

Sin más que hacer la mexicana subió al segundo piso, abrió la primera puerta que tenía en el pasillo y nada, siguió adelante y tampoco nada, por último avanzó hasta abrir la última puerta encontrándose con una mujer tirada allí en el suelo del baño sin vida.

- Solicito una ambulancia, tenemos al menos una víctima en el segundo piso -informó.

Carla por su parte avanzó hasta llegar a la cocina encontrándose con un rastro de sangre como si alguien hubiera arrastrado un cuerpo. Siguió el rastro saliendo de la cocina mientras que comenzaba a sentir un fuerte hedor penetrando sus fosas nasales, aquel rastro la había llevado hasta una puerta que parecía ser de un sótano, abrió esa puerta y comenzó a descender por allí con cuidado encontrándose con la peor imaginen. Varios cuerpos de mujeres muertas estaban tirados en el suelo y otros colgados de lo pies como si fuesen bolsas de boxeo.

La expresión de su rostro era de miedo, sintió como si le empezara a faltar el aire mientras que al mismo tiempo estaba sintiendo náuseas llevando su mano para taparse la boca sin dejar de toser. Sin saberlo, un hombre apareció detrás de ella por las sombras logrando golpearla contra la pared haciendo que se cayera al suelo y su arma más lejos. Aquel hombre barbudo y más alto que ella parecía tener unos 40 años.

- Vaya, que hermosa que es usted, oficial -sonrió con malicia- No sabe las cosas que podría hacerle.

- Carla, responde. ¿Donde estás? -se escuchó la voz de Lucrecia a través de la radio pero su amiga invadida por el miedo no pudo contestar.

Acto seguido Lucrecia descendió por las escaleras en busca de su amiga y compañera llendo primero a la sala de estar. Carla había empezado a forcejear con el psicópata pero el era más fuerte que ella, ese hombre parecía haber matado hace apenas unos pocos minutos a alguien ya que se lograba ver sangre alrededor de su cuerpo que no era suya al parecer. Carla luchaba como podía, intentó usar la porra apenas cayó al suelo y casi lo golpea pero el pudo esquivarla, además sus fuerzas se estaban agotando entre tanto esfuerzo y resistencia y se estaba dando vencida por el hasta que de repente un disparo sonó sobre saltando a la rubia y haciendo que el sujeto gritase del dolor acompaño de un quejido y cayese encima de Carla.

Carla se lo sacó rápidamente de encima y vió a la persona que le había salvado la vida y era Nadia, su otra amiga y compañera de trabajo. La musulmana se acercó a ella y la contuvo apenas la vió temblando y se arrinconaba sola contra la pared asustada.

- Tranquila, Carla. Estás bien. Estamos aquí abajo en el sótano -informó por la radio.

- La madre que me parió -dijo el subinspector Polo apenas bajó al sótano y vió todos aquellos cuerpos sin vida- Llamen a los forenses, tienen mucho trabajo...

⟨⟨•⟩⟩

Minutos más tarde no solo la casa sino que todo el barrio estaba rodeado por la policía, prensa y vecinos del lugar informando sobre lo sucedido mientras que otros se acercaban por curiosos quedando sorprendidos por la noticia. En estos momentos Madrid era de nuevo noticia nacional e internacional por lo ocurrido, la policía había atrapado a un psicópata femicida.

Caos En La Ciudad ~ Carmuel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora