3. Nuevos Contactos

134 14 3
                                    

Narra Carla.

Un día después de lo ocurrido el subinspector Benavent me aconsejó que tomara el día libre y así lo hice ya que necesitaba descansar después de varios días de muchísimo estrés y trabajo. Madrid se esta llendo a la mierda (si es que aún no lo está) y pareciera que no hay nada que se pueda hacer. Las mafias, bandas callejeras y corrupción se estaban adueñando de todo y de a poco la mayoría de los ciudadanos comenzaban a abandonar la ciudad.

Después de tomarme el día de descanso regresé a la comisaría a tempranas horas como de costumbre, me acerqué a mis amigas y tomamos café las tres juntas. Lucrecia al igual que yo se tomó el día libre a si que Nadia se encargó de ponernos al día sobre lo ocurrido el día de ayer aunque nada muy interesante, solo un robo a un restaurante en el centro de la ciudad anoche y al parecer esa banda de delincuentes tenían estudiado el lugar ya que sabían dónde estaban las cámaras y las habían desconectado antes de entrar allí.

— Seguramente hackearon las cámaras.—supuso Lucrecia.

— O alguien que trabaja en el restaurante los ayudó.—dije y ambas alzaron las cejas dándose cuenta de aquella posibilidad.

En ese instante me dirigí en busca del subinspector hasta encontrarlo firmando unos papeles.

— Buenos días, oficial Rosón.

— Buen día, subinspector. Quería decirle que acabo de ser notificada sobre el robo a un restaurante anoche y me pareció muy sospechoso que antes de que los ladrones entren las cámaras de seguridad hayan sido afectadas... Lo que quiero decir es que o ellos las hackearon o un empleado del lugar estaba con ellos.—el me miró unos segundos seriamente hasta que comenzó a reírse dejándome atónita.

— Eres increíble, Rosón. Apenas comienza el día y ya estás más despierta que la mayoría de tus compañeros. No te preocupes yo también sospecho de ello y por eso ya pedí información de los empleados del lugar, ahora solo necesito que salgas a patru...

— Perdone subinspector pero si no le molesta me gustaría ir ahora al lugar a interrogar a los empleados.—le interrumpí, mala elección.

— Tranquila, ya hablé con el dueño y jefe del lugar, más tarde irás conmigo allí.—sonreí— Pero no vuelvas a interrumpirme o irás a dirigir el tránsito en vez de atrapar ladrones, ¿Entendido? Ahora sal a patrullar.

⟨⟨•⟩⟩

Narrador.

Al día siguiente Samuel salió a escondidas de su casa sin que Nano se enterase para encontrarse con alguien. Sabía que luego podría meterse en problemas con su hermano ya que estaba rompiendo una regla después de haber echo un robo, no llamar la atención de nadie. Subió a su moto y condujo hasta una de las plazas de Madrid encontrándose con un tipo moreno, pelinegro, con tatuajes en los brazos y casi con el mismo porte físico como el.

— ¿Como estás, Samuelito?.—le preguntó aquel sujeto con una tonada colombiana y estrecharon sus manos en forma de saludo.

— ¿Muy bien Colombia, ¿Y tú?.—sacó un cigarro de su bolsillo para fumarlo— ¿Para qué me citaste aquí y a esta hora?.

— Relájate, pareces perseguido.—sonrió— Como si hubieses robado a alguien.

— Que irónico de tu parte decir eso. Hace dias que no ando robando.—mintió— Ya dime que es lo que tienes para mí.

Un grupo de jóvenes llegaron y se sentaron en el césped a unos cuantos de metros de ellos.

— Hay un trabajito para ti y tu hermano. De echo es para todo tu grupo.—susurró.

— No lo sé, nosotros no trabajamos para nadie, no es nuestro estilo.

— Ese es el punto, no lo harán para cualquiera. Este es un peso pesado, Samuel, un mafioso.—Samuel le mira fijo a los ojos tratando de descubrir si había alguna trampa— Dime, ¿Conoces al señor Montesinos?.

— ¿Si, pero el no es un político?.

— Lo es pero como todo político tiene sus chanchullos.—se rió— Y te lo digo a ti porque sé que tú hermano no me escucharía, podrías convencerle en aceptar esta oportunidad. Piensa que solo unos cuantos trabajitos para el podrían resolver sus vidas y las de sus amigos.

Este colombiano conocía muy bien a los hermanos García, sobre todo al menor de ellos. Por eso lo llamó a el solo para contarle la situación ya que Samuel es muy ambicioso aunque no le gustaba la idea de trabajar para los demás.

— ¿Porqué quieres que lo hagamos nosotros, Colombia?.

— Porque les debo favores a ustedes y también me gustaría participar en esta movida.

— Así que por ahí venía la mano...—sonrió mirando a su alrededor justo cuando de repente se detuvo una patrulla frente a ellos para arrestar y confiscar la hierva a aquel grupo de chicos que se sentaron a unos metros de ellos.

Ambos se alejaron de allí a pié para no causar ningún malentendido con los oficiales.

Narra Carla.

— ¿Hay alguna patrulla libre cerca de nuestra ubicación para llevarse a unos jóvenes?.—pidió el oficial, Omar Shanaa.

— Aquí las oficiales Rosón y Hendrich, vamos para allá.—informé.

En pocos minutos llegamos a la ubicación de nuestro compañero que tenía a 6 jóvenes arrodillados contra el suelo.

— ¿Reporte de lo que sucedió, Omar?.—le preguntó Lucrecia esposando a uno de ellos.

— Fumaban hierva en un área pública.

— ¿Solo por eso nos van a arrestar?.—protestó uno de los chicos.

— Calla, deberías estar en la preparatoria o en un instituto estudiando y no haciendo del vago en una plaza donde hay familias —contra atacó Omar.

— ¿Y esta moto mal estacionada es de alguno de ustedes?.—les pregunté y me respondieron que no con la cabeza— Pues cuando llegue el dueño o dueña se va sorprender con la multa que le dejaré.

Una vez metidos los chicos en las patrullas preparé y pegué la multa en la moto para después subirme e irnos de nuevo a comisaría.

Caos En La Ciudad ~ Carmuel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora