- Abbigail! Ven a recoger esto! No puedo respirar! - chilló Bethany desde su habitación. Abbigail rodó los ojos y subió las chirriantes escaleras de madera que conducían al piso superior, donde su hermana se encontraba. Allí, el suelo rosa de la habitación de Bethany no podía distinguirse debido a los numerosos calcetines rojos que adornaban la parte inferior de la habitación, y, claramente, el ambiente.
- Que haces para sudar tanto? Y como pueden oler asi tus calcetines? Se te ha muerto algo en los zapatos? - preguntó la chica sentada en la cama mascando ruidosamente un chicle.
Abbigail simplemente ignoró el comentario y caminó hacia su habitación.
- ¡Te he dicho que recojas esto! ¡Estúpida! ¡Vuelve aquí para recoger! ¡HE DICHO QUE VUELVAS, MORENA TEÑIDA!
- ¿Qué me has llamado? - gritó Abbigail girándose e intentando matar a su hermana con la mirada.
- M O R E N A T E Ñ I D A - deletreó la rubia con una sonrisa burlona en la cara.
- Te la cargas - dijo Abbigail antes de lanzarse sobre ella.
- ¡Niñas! ¿Que hacéis? ¡Dejadlo ya! ¡Kevin, corre! - chilló su madre al ver a sus hijas peleando, de nuevo.
- ¿¡Que ocurre aquí!? - chilló una voz grave abriéndose paso entre el peligroso ambiente de la pelea de las gemelas.
- Se están peleando... de nuevo - sollozó su madre.
- Ya no aguanto más. ¡Abbigail, Bethany, os marcháis a un internado! - pero las gemelas hicieron caso omiso a las palabras de su padre y siguieron intentando arrancarle las extensiones a la otra.
- ¡Os iréis a Londres mañana mismo! - tronó su profunda voz. Las gemelas dejaron de pelear y miraron a su padre sorprendidas.
- ¿Londres? ¿Papa, estás loco? ¡Allí no hay inmensos campos de futbol donde poder entrenar! - chilló Abbigail.
- ¡A nadie le importan tus malditos campos de futbol! ¿Y que pasara con mi manicura? ¿¡Y mi pelo!? ¡Oh por dios, mi rubio y sedoso pelo tendrá que sufrir las consecuencias gracias a que esta se ha dejado todos los calcetines, o bombas fétidas del ejército, ya no sé lo que son, desperdigadas por mi habitación! ¡Eso no es justo papa! ¡Piensa en mi pelo! ¡Dios mío papa, ten un poco de compasión y piensa en mi pelo! - lloriqueó Bethany.
- Está decidido Bethany - repitió su padre - mañana os marcháis a Londres.
++
Este no es el típico cliché de dos gemelas que van a un colegio y se enamoran del mismo chico, no. Esto no es una de esas historias en las que las gemelas se encontraran a otros gemelos/as y lucharan con ellos a muerte. Y, está claro, se enamorarán. No, esta no es este tipo de historia. Si no te gusta, vete al cuerno y no vuelvas nunca (cara feliz). Pero, enserio, si deseas encontrarte este tipo de información, la flechita de arriba a la izquierda te señalará la salida. Si te quedas, reirás conmigo (nos reiremos de Beth juntas) y presenciarás las bromas y jugarretas que estoy a punto de contaros. Si quieres seguir leyendo, te invito a pasar la página.
-Abby
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Guerra de gemelas
HumorLas gemelas Reichsten no hacen más que pelearse. Por eso, su padre decide mandarles al barrio de Covent Garden, en Londres, para que vayan a un internado. Allí, conoceran a amigas, enemigas y posibles futuros amores. Y, por supuesto, no dejarán la...