DELTA ── JAYDICK

⠀⠀⠀⠀O37 | FUTURO

EPÍLOGO

—Lo están lavando, le pondrán ropa y luego lo llevarán al cuarto —le contó Jason a la pelirroja del otro lado de la línea.

Caminando unos pasos por el pasillo, para luego voltear y caminar en sentido contrario, sin alejarse más de unos metros de la puerta de la habitación donde su pareja todavía estaba bajo los efectos de la anestesia.

El parto natural para los omegas hombres solía presentar bastantes complicaciones, por lo que siempre eran enviados a cesárea, y Dick seguía durmiendo luego de la operación.

—Ajam... —escuchó decir a la chica, luego unos sonidos por detrás, creyó escuchar insultos—. Estamos preparando las cosas para ir hacia Oak Park, ahora, Jason, pásame la dirección correcta.

—¿Tanto desconfías de mí, Ivy?

—No puedo confiar en alguien que me dijo que la cesárea era el veinte a las cuatro cuando resultó ser el cuatro a las veinte.

Jason se quedó en silencio unos segundos.

—Te veo pronto, madrina —dijo, en vez de seguir la conversación, y cortó sin escuchar la despedida de la ojiverde.

Le mandó la dirección por mensaje, antes de guardar el celular en su bolsillo.

Volvió a entrar a la habitación, donde Dick comenzaba a removerse en la cama, aunque la anestesia seguía haciendo su efecto, haciéndolo sentir pesado y adormilado, abrió un poco los ojos para ver a Jason, dedicándole una leve sonrisa.

Su alfa se acercó a él, sentándose junto a la camilla, tomando su mano, sonriendo, transmitiendo toda su emoción gracias al lazo.

—¿Cómo te sientes? —preguntó.

Dick suspiró pesadamente.

—Me... Duele el estómago —se quejó— Siento que bajé como la mitad de mí peso —vio hacia su abdomen, evidentemente diferente hacía unas horas atrás, llevó una mano hacia el, pero hizo una mueca cuando tocó los puntos.

Jason se apresuró a tomar ambas manos, sosteniéndolas con firmeza.

Era sumamente común que la anestesia dejara algo atontados a los pacientes, pero la expresión confundida de Dick le daba ternura.

—Estás nervioso —declaró Jason, luego de un momento en silencio.

Dick sólo asintió.

Jason dejó besos cortos por todas las manos de su omega, hasta que vio su sonrisa asomarse.

—Estoy a tu lado, no te preocupes.

Dick asintió, aunque las palabras no lo calmaron mucho, porque Jason siguió sintiendo el torbellino de emociones que perturbaban a su pareja; alegría, miedo, nervios... El omega no podía estar tranquilo.

Cuando la enfermera llegó, tirando del carritocuna donde estaba su querido cachorro, sus corazones se aceleraron.

Jason se acercó a ella, quien detuvo el carrito para que él pudiera tomar a su cachorro.

Mirando al niño, vestido de simple blanco, lo tomó en brazos delicadamente, tenía una extraña sensación de que podía romperse con lo mínimo, era muy pequeño, liviano, muy hermoso, con las mejillas gorditas y unos pequeños ojos azules que lo miraban con curiosidad.

Se olvidó un poco de las sensaciones en su pecho, perdiéndose totalmente en su lindo cachorro, cuando reaccionó, se volteó para mirar a Dick, quien seguía teniendo una expresión algo temerosa, pero aún así sentía la tranquilidad de Jason, cosa que lo calmaba un poco.