Gabriel y Marcelo dejan sus cosas en el quincho de la quinta a medida que se preparan para comenzar el festejo. Enchufan un parlante viejo con un alargue, alrededor de mesas y sillas de palé llenas de sus cosas.
-¿A qué hora vienen los otros?- pregunta Marcelo mientras revisa su mochila ondeando entre sus cosas.
-Enseguida nomás seguro, Mili y eso se fueron al súper nomás, el resto ni se fue al taller y ni acá llegan a tiempo.
Marcelo toma una picana del fondo de su mochila y se la muestra a su compañero.
-Mirá- le dice para probarla y hacer que Gabriel se tome un leve y disimulado sobresalto. Ríe un poco del nerviosismo y procede a preguntar.
-¿Para qué pio traés?
-Hoy nomás, por ser 01 de octubre, el aniversario de lo que pasó con Tiago y eso, mi tía quiere que esté preparado.
Gabriel no sabe cómo reaccionar correctamente, por un lado le agracia la posibilidad de peligro y le parece exagerado lo del arma, pero por el otro, lamenta las bajas que ocurrieron en el pasado. Luego de unos segundos pensando, se le ocurre una buena pregunta.
-¿Che y qué pasó de Víctor? El único que sobrevivió fue, ¿verdad?
Marcelo pausa completamente sus actividades y procede a responder.-Poco después de eso se mudó, su mamá no se quedó tan bien, los vecinos mandaron echar la casa donde pasó y la mayoría se mudó también. Parece que ahora vive en Areguá y se dice que hasta se cambió de nombre y no se quedó tan bien- con solo pensar en su respuesta a Marcelo le llena un extraño escalofrío –Mili intentó contactarle varias veces, pero difícil de ubicar está y nunca quiso volver a hablar con nadie.
-Chaa- responde Gabriel procesando la respuesta –Yo legalmente tampoco estaría tranquilo, sabiendo que el asesino sigue suelto por ahí.
A lo lejos, el sujeto sin rostro los observa, ya en la quinta, escondido detrás de un árbol.
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II/X
HorreurSecuela de I/X Lo que parecía un epílogo, un descanso y una victoria sobre la muerte, al final resultó ser solo el comienzo, de un mal interminable.