Víctor y Sebastián llegan al colegio.
Víctor está casi completamente cubierto, viste una capucha y gafas de sol para no ser reconocido por el parche en el ojo. Ingresan por el portón trasero y siendo el mediodía prácticamente nadie atiende a verles.
Entran caminando por el polideportivo a medida que Víctor recuerda sus días en ese colegio, el tiempo que pasó allí con sus amigos y cómo era la vida antes de Cristhian. Se deja llevar solamente por un momento, hasta que luego reacciona y recuerda las verdaderas implicancias de la situación, volviendo a blindarse con su frialdad.
-Acá, como a esta hora más o menos tuvo que ser cuando le atacó a José y después a Tiago, después de esto se fue a mi casa.
Sebastián asiente con la cabeza, a medida que observa el entorno y procesa el asunto.
-Ojalá no haya venido a honrar el aniversario como nosotros- responde casi después de suspirar.
Ambos siguen y avanzan hacia la parte delantera del colegio, mirando hacia el patio, se detienen para admirar cómo la siesta se adhiere al ambiente, haciendo que las instalaciones reposen con una tranquilidad abrumadora.
-Parece que igual que cuando eso, nadie está muy preocupado- comenta Sebas, achinando los ojos por el brillo del sol.
-Nadie espera que un sábado pasen cosas malas.- responde Víctor antes de que ambos se abran paso por el lugar.
Suben al pabellón donde ocurrieron los crímenes, revisan las salas, los corredores, el callejón detrás de los pabellones, y luego suben hacia el salón cultural.
La decoración del lugar solamente indica que ayer fue la defensa del proyecto final de quienes fueron sus compañeros alguna vez, Víctor se llena de nostalgia y casi lagrimea pensando por un breve momento qué hubiera sido de él si Cristhian no intervenía en su vida. Todo hubiera sido más tranquilo, todo hubiera sido mejor.
-Qué buen día para volver- dice en un intento fallido de ser sarcástico, auto delatándose de paso.
-Capaz quieras hablar con tus compañeros o algo así, capaz eso te ayude, Víctor –menciona Sebas.
-No hasta terminar con Cristhian– responde fríamente, con la rabia entre dientes –Él me sacó todo lo que podía querer, vi mi vida pasar sin saber hacer nada, ahora yo voy a sacarle la suya, y después de eso apenas vamos a estar a mano.
Sebastián solo lo observa, desesperado en el fondo por no saber qué hacer para detenerle.
Luego de un rato más siguen la expedición, rondando la mitad del día y quedándose, en efecto, sin tiempo.
A continuación, llegan al baño de hombres y entran a pasos lentos, viendo chorros de aparentemente saliva en el piso y percibiendo un olor muy fuerte en el lugar. Víctor avanza cuidadoso, lo más lejos posible de las cabinas, inspeccionándolas una por una, por miedo a que sea una trampa. Pero recién en la tercera se topa con la sorpresa. El espacio en cuestión está contaminado de salpicaduras, y el retrete yace rojo de sangre y orina. Una expresión despectiva y de asco se pinta en el rostro de Víctor, y Sebas le sigue para estirarlo a salir del lugar.
Ambos avanzan al exterior y vuelven a respirar, Víctor se sienta en un banco y Sebas se detiene, parado a su lado.-Sabía que iba a venir, sabía…
-Voy a avisarle a la gente de la dirección…
-No, Sebas, si se arma un revuelo detrás de él va a volver a esconderse, hasta ahora todo salió así como pensé, yo tengo que encontrarle primero.
-Víctor, viste muy de cerca todo lo que hizo y sabés mejor que la mayoría cómo es, sabés que tiene la fuerza para aplastar tu cabeza con sus manos –objeta Sebas para tratar de detenerlo.
Víctor al escucharle ni siquiera se sorprende, y sigue inamovible en su afán de encontrar al monstruo:
-No está la mitad de enojado que yo, y eso es más que suficiente.
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II/X
رعبSecuela de I/X Lo que parecía un epílogo, un descanso y una victoria sobre la muerte, al final resultó ser solo el comienzo, de un mal interminable.