mi nueva droga

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Madisson

Salí del baño de la casa de Jayden, y me crucé con su hermana, supuse que era sophie ya que sus ojos eran iguales a los de Jayden.

-hola- me saludó con una voz tierna.

-hola linda- le contesté amable

-¿tú eres la chica linda de la que siempre habla Jayden?

"¿Jayden habla de mí?"

-no lo sé, ¿qué dice?- me ganó la curiosidad.

-Bueno, siempre que volvemos de la escuela habla con su amigo Jack de una niña de ojos verdes guapa, y tu luces basta guapa y tienes los ojos verdes.

-Oh, vaya, gracias supongo.

-en fin, tengo tareas, nos vemos luego niña linda.

Que tierna.

Volví al comedor y Jayden se encontraba realizando algunas cosas del trabajo.

-¿todo bien?- me preguntó

-sí- mentí

-vale, entonces, sigamos con el trabajo.

Supuse que Jayden ya no quería hablar más del tema, y yo tampoco, así que simplemente realizamos el trabajo en silencio.

-bien, parece que quedó exactamente como queríamos- dijo él contento

-ajá- respondí, restandole importancia

-¿quieres algo de comer?- me ofreció

-no, gracias, comí en casa antes de venir- mentí, de nuevo

-de acuerdo, ¿quieres que hagamos algo?

-¿algo como qué?

-no lo sé, tal vez ver una película...

Hice una mueca y ladeé mi cabeza.
Estaba pensando, la idea no me desagradaba, pero no conocía a Jayden lo suficiente.

"Nunca lo vas a conocer si te sigues cerrando así"

Tal vez, no estaría mal distraerme un rato, ¿no?

-no suena mal.

-bien, ¿cual te gustaría ver?

Siempre me habían gustado las películas de terror, pero siempre me espantaba, así que esa no era una opción.

-Me gustan las películas de acción

-Una chica de acción ¿eh?, veré que hay.

Luego de unos minutos, Jayden llegó con una cara de satisfacción en su cara y una sonrisa de oreja a oreja. No me había dado cuenta hasta ese instante, pero tenía una sonrisa bastante bonita.

-ésta te encantará.

Nos dirigimos al salón donde se encontraba la televisión. Él insertó el DVD en la pequeña cajuela y me dí cuenta que era una película animada

-¿es para niños?

-eres una niña, pequeña.

-tenemos la misma edad, genio.

-de hecho, yo soy mayor- confesó

-¿qué?

-sí, tengo diecisiete

"Mier..."

-¿y por qué estás en cuarto de secundaria?, deberías estar al menos en quinto, o ya en una universidad ¿no?

-de hecho, voy bien.

-okey, necesito contexto.- demandé

-soy latino.

"Éste chico está lleno de sorpresas"

-y allí, había un año menos que aquí, por lo que ingresabas a la escuela, siendo mayor. No cómo aquí, ingresas siendo bastante pequeño.

-ohhh, entiendo.

-por eso te veo tan pequeña.

-ya entendí, pesado.

Puso la película y siendo sincera la pasé bastante bien.
Sentí que había olvidado todo lo que pasaba en casa, y todo lo que había pasado con papá.

Me despedí al haber terminado la película y me dirigí a casa.

Al llegar me dí cuenta que mamá no estaba. Me asusté.
Llamé a la abuela a ver si ella tenía idea de donde se encontraba, hacía días mamá no salía de casa.

-Estamos en el hospital, tu tío irá por ti, tu madre sufrió de una sobredosis. Pero estará bien.

"Eso ya lo había oído antes"

Ahora sí, perdería a mis héroes.

Mi tío llegó una hora después y ya me estaba desesperando.

Llegamos al hospital y abracé a la abuela.

-¿por qué no me avisaron antes?- pregunté con firmeza, soy su hija, es mi derecho saberlo.

-Llegamos y unos minutos después nos llamaste, pensamos que habías llegado con tu madre.- se explicó la abuela

Unos minutos después llegó un doctor y nos informó que mamá estaba bien, pero que pasaría la noche aquí.

-yo me quedo con ella- ofrecí.

-no, tu tío y yo nos quedaremos, ve a casa a descansar.

-no, pero...- iba a atacar pero me interrumpió mi tío.

-vamonos madi, tienes que dormir.

-bien.- me rendí

Llegue a casa, y estaba tan sola, tan vacía, le hacía falta aquel calor que había sentido antes en casa de Jayden, la que hasta hace unos meses, en casa también se sentía.

Decidí arreglar la casa, y dejarla de una manera bastante linda, para que cuando mamá llegara, se sintiera cómoda, el ambiente si había cambiando bastante, se respiraba bien.

Subí a mi habitación y me dí una ducha.
Salí y decidí ponerme una camiseta de papá, su camiseta de "spiderman" siempre fué mi favorita, él nunca me la prestaba porque decía que me quedaría como pijama, así que ahora, eso sería. Me quedaba gigante, papá era bastante más grande que yo.

No tenía sueño, así que decidí escuchar un poco de música.

Mensaje de Jayden

-¿qué tal llegaste pequeña?
                
                                Deja de llamarme asi-

-responde la pregunta, amargada.

                                   Llegué bien, gracias-

-¿ves?, no te cuesta nada ser amable.

                        Como digas, iré a dormir-

-nos vemos mañana.

Nunca había pensando en hacerme daño, para mi, mí cuerpo siempre ha sido sagrado, pero algo me decía que tal vez, solo tal vez, si hacía algo, podría dejar de sentir éste dolor emocional.
Si lo cambiaba por el físico.

Me dirigí al baño y ví una cuchilla ahí.
Lo pensé millones de veces.

"Que cobarde que eres"

Agarré la cuchilla y cerré el baño.

No podía, algo en mi me detenía, pero también quería hacerlo, necesitaba hacerlo, como si de una droga se tratase.

Pasé la cuchilla por mi brazo varias veces, como si fuera un lápiz.

No sentí un mayor cambio, pero de alguna u otra manera, me sentía libre.

Ahora entendía por qué mamá consumía drogas, la hacia olvidar de todo y todos.
Ésta cuchilla era mi nueva droga.

Mi pequeño gran desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora