Capitulo 3.

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Se me olvido por completo que deje a Aidan en la llamada, solo tenía a mi padre de frente enojado.

—¿Qué hacías Luisa? —Me dice furioso.

—¿Ahora te preocupa lo que haga? —le digo secamente.

—Eres mi hija—Me dice seriamente.

—Cuando te acuerdas.

Mi madre sale de su habitación adormilada, pero por la cara que tenia se le notaba que no sabía de la visita inesperada de Roberto.

—Buenos días Alba.

—¿Se puede saber que quieres? —Le pregunta mi madre enojada.

—Vine a traer la mesada de Luisa, pero por lo veo no tienes ni idea de lo que hace nuestra hija.

Odio que se quede callada, cuando se trata de estas situaciones, hasta es un milagro que este señor traiga dinero, nunca lo hace, siempre es mi madre la que se encarga de todo en la casa.

—No necesitamos tu dinero Roberto—Le dice seriamente—Para eso trabajo.

—Como quieran, sé que nunca seré bienvenido en esta casa—Dice dándose media vuelta, dejando el dinero en la mesa del comedor.

Conté todo el dinero, antes que él se fuera. Solo dejo cien mil pesos, eso es el colmo.

—Espera no te vayas—Le digo corriendo para dirigirme a la puerta.

—¿Qué ocurre? —Me pregunta seriamente.

—Toma, no necesitamos esta miseria—Le digo secamente.

—Mal agradecidas—Dice enojado.

—Cien mil pesos, no alcanza ni para la mitad de la comida.

—Entonces trabaja, para que veas como es ganarse el dinero. Es lo único que te puedo dar, ¿Qué esperabas? ¿Millones? —Me dice fríamente.

Se sube a su moto, antes que yo le diga alguna palabra arranca, una lagrima se me sale de mis ojos ¿Por qué algunos padres deben de ser así?, creen que entregando una miseria está todo bien, nunca están presentes, pero cuando lo están es para dañarte el rato, me regreso nuevamente donde deje a mi mami, Diego estaba sentado en el patio, así que no tiene ni idea de lo ocurrido.

—Hija, perdón por lo de tu padre, no sabía que vendría—Me dice con un tono triste.

—Tranquila mami—Le aseguro—La verdad no me sorprendió.

Ella me abraza fuertemente, para darme un beso en la frente.

—Por eso siempre te lo he dicho, si buscas un hombre para tu vida, conócelo. Si siempre será una mierda contigo, lo será para toda la vida y más cuando tienen un hijo de por medio—Me dice aun abrazándome.

—Mami—No sabía que decirle.

—Lastimosamente no puedo darte todo lo que quieres, pero aquí esta mami siempre para resolver.

Nos quedamos un buen rato así, hasta que me acuerdo de Aidan.

—Hija, me encargo yo del almuerzo—Me dice separándose.

—Bueno mami, me iré a mi cuarto—Le digo dedicándole una sonrisa.

Ella me da un beso en el cachete, antes de entrar veo que Diego está mirando su celular, ni cuenta se ha dado cuenta aún, después le cuento, cuando agarro mi móvil, Aidan seguía en la llamada.

—Juraba que habías colgado—Le digo tratando de ser divertida.

—No podía irme sin despedirme bella—Me dice.

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⏰ Última actualización: Mar 07 ⏰

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El poder del amor propio©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora