Anahera
Abro los ojos aun sintiéndolos pesados, me duele todo el cuerpo. Lo último que recuerdo es estar cruzando la calle y aquel auto a toda velocidad y luego…todo negro.
¿Estoy muerta? No lo sé. Aunque me parece un final algo trágico luego de haber leído Boulevard. Bueno, a lo que iba, no hubo luz al final del túnel ni ángeles esperándome al otro lado. Tal vez esto es todo…silencio y dolor.
Y con este último pensamiento vuelvo a caer en el olvido.
✄┈┈┈┈┈┈Escucho un ruido aun con los ojos cerrados. Mi cuerpo se siente liviano, ya no hay dolor. Alguien me lleva en brazos, siento su cuerpo junto al mío dándome calor.
-Ya sé que estas despierta- Dios, esa voz- ¿Tengo que seguir cargando contigo o puedes caminar tu sola?
Abro mis ojos lentamente y lo primero que veo son sus ojos. De un azul tan oscuro que a primera vista parecen negros, con pequeñas manchas claras. Es como ver una noche estrellada. Serían hermosos de no ser por esa mirada que hiela la sangre.
-Te vas a levantar o te vas a quedar mirándome todo el día?-Dijo con voz helada- Muévete que no tengo todo el tiempo de mundo.
Me bajo lentamente y fue cuando pude verlo. Era muy alto, probablemente medía 1.90 o quizás un poco más. Yo no era pequeña, medía 1.80, pero el…él era imponente. No era demasiado robusto a pesar de tener los músculos marcados, su figura casi parecía etérea. Estaba vestido completamente de cuero negro, lo que acentuaba su piel pálida adornada con tatuajes. Su cabello era tan oscuro como su vestimenta. No parecía tener más de 18 años a pesar de su complexión
-Ya terminaste de inspeccionar? -Preguntó con tono arrogante acompañado de una sonrisa que cambiaba totalmente su aura helada por una de oscura diversión.
-Y tú quién eres?
-Tu deberías saberlo pequeña. ¿No se supone que nos estudias?
- ¿Qué? ¿De qué hablas? –Estaba verdaderamente confundida.
-Pues que yo, pequeño ángel, soy Leviatán, pecado de la envidia. - Me dijo con altanería.
-¿ Co-como que Leviatán?- Tartamudee asustada. No era posible estar frente a uno de los nueve príncipes del infierno tras años de estudiar sobre ellos.
-Te creía más inteligente-dijo con desinterés.
Lo ignore y mire a mi alrededor. Estábamos en el medio de un salón enorme con paredes grises y mobiliario en distintas gamas de negro. Las paredes estaban llenas de cuadros monocromáticos. Lo único colorido de la habitación era la alfombra bajo nuestros pies de un tono burdeos. Y los cojines blancos de un sofá igualmente negro.
No sabía que hacia aquí, ni siquiera como había llegado e increíblemente no estaba asustada, solo curiosa.- ¿Cómo llegue aquí?
-Pues en mis brazos- Respondió el con una sonrisa burlona.
✄┈┈┈┈┈┈Leviatán
Había un oscuro placer en sacarla de quicio. Asmodeo me había enviado a buscarla en los fosos, no sé cómo hicieron para traerla aquí, esta chica era un ángel tal y como decía su nombre. No había matado ni una mosca en su vida, pero aquí estaba, por órdenes de nuestro querido hermano mayor. Quien sabe que planes tenía con ella.
La observaba mientras ella analizaba el entorno. Tenía una belleza delicada. Era alta, pero a la vez menuda, no parecía tener más de diecisiete a pesar de todo lo que había oído hablar de ella y sus estudios parecía demasiado joven…demasiado inocente. Su cabello rojo estaba lleno de rizos cortos por debajo de los hombros que le cubrían las mejillas a su vez cubierta con pecas. Pero sus ojos…sus ojos no eran comparables a nada que hubiera visto en todos los milenios que tenia de vida. Uno de ellos era color jade mientras el otro era color plomo, su mirada era hechizante.
-Me dirás al menos que hago aquí? - Podía sentir su desconcierto, aun así, aquella frágil mirada no parecía asustada, por el contrario, había una determinación que rara vez había visto en un humano y menos en una chica tan joven.
-Me temo que eso no me corresponde a mi decírtelo. Sin embargo, lo sabrás dentro de poco.
Asmodeo no tardará en llegar con Lucifer y Astaroth, el resto de nuestros hermanos están cumpliendo sus obligaciones en los distintos círculos, pero deben llegar antes del anochecer para reunirnos con el pequeño ángel.
✄┈┈┈┈┈┈
AnaheraCuando empecé a estudiarlos nunca pensé que acabaría aquí. Todo empezó con el juego de una niña de doce años maravillada con la saga Shadowhunters. Y ese fue solo el inicio de largos años de estudio e investigaciones relacionadas con los nueve príncipes del infierno.
Supongo que esto hubiera sido un sueño cumplido para aquella niña soñadora, pero ahora lo único que logro pensar es porque me trajeron aquí.
Leviatán parece analizarme concienzudamente, su rostro parce serio, pero en sus ojos hay una oscura diversión.
-Ya terminaste de inspeccionar? - Uso las mismas palabras que él me dirigió y parece hacerle gracia.
-No sé, creo que aún no he visto lo suficiente-Su sonrisa petulante no hacía más que ensancharse y un brillo paso por sus ojos, o eso creí, fue tan rápido que dudé que hubiera sido real- Aun me pregunto por qué no estás ni un poco asustada.
-Por que debería estarlo? - Pregunté con altanería- De querer hacerme daño ya estaría muerta.
El soltó una carcajada tan sincera que hasta yo misma me sorprendí. No parecía la clase de chico que reía muy seguido, sin embargo, su risa era casi hasta armoniosa.
-Primer punto- Dijo recuperándose- Técnicamente ya estas muerta.
- Ah! Pues mejor, ya no tengo nada que perder. Y ahora si me disculpas- Dije yéndome a sentar en el sofá y dejándolo a él parado en medio del salón con la boca abierta. Pareciendo debatirse entre reír o entrar en cólera.
- Al parecer no eres tan aburrida como creí. - Dijo sorprendido lo que me pareció insultante.
-Soy la chica más interesante que vas a conocer en tu vida. Y si es tan larga como dicen los libros más te vale ir apuntándolo en tu diario. -Dije y el pareció divertido.
-No eres para nada lo que esperaba.
-Y que esperabas? - La curiosidad me gano.
El no respondió, solo sonrió y pareció caer en la cuenta de algo pues miro hacia la puerta.
-Lamento interrumpir-Dijo una voz desde la puerta…y valla voz.
Gire la cabeza para verlo y me quede muda. A diferencia de Leviatán, su musculatura era más acentuada y lo resaltaba con una camiseta negra de manga corta que dejaba ver el tatuaje de su brazo.
Fue cuando lo vi que pude reconocerlo. Tenía tatuada una serpiente característica de Astaroth en su mano izquierda, el demonio de la tentación. Sus ojos eran lo más extraño que había visto en mucho tiempo, eran de un naranja que parecían brillar como el sol, que no hacían más que resaltar en su tez pálida y su cabello como el ébano.
-Así que aquí estas pequeño ángel.-Dijo y en ese momento supe que estaba perdida.
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Bueno pues hasta aquí el primer capítulo....😅 espero que les guste. Soy nueva en esto así que espero que no sean muy crípticos
Bye🌸
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Príncipes o demonios
FantasíaCuando empezamos a buscarla no tenía idea de lo que podía encontrar, pero definitivamente jamás pensé en esto...en ella. Llegó como un huracán a revolucionarlo todo. No sabía cómo sucedería todo a partir de ahora...no estaba seguro de nada excepto d...