Quince🧡

68 10 0
                                    

Permanecemos boquiabiertos sin creer lo que vemos. Estoy tan pasmada que solo puedo fijar mi vista en el objeto de mi impresión.

Al lado de la entrada, en lo alto del ventanal se encuentra un cartel bastante grande en el que se lee "¡Pronta apertura de nueva sucursal!".

—Nueva sucursal del Roses and Thorns... —murmura el.

Ante sus palabras finalmente reacciono, empezando a reír y corriendo de vuelta a la cafetería. Edna aguarda en el centro de esta con una amplia sonrisa y sus ojos resguardando las lagrimas. Cuando llego a ella no puedo contenerme y la abrazo con fuerza. Se contagia de mi risa y me sujeta entre sus brazos, compartiendo así la emoción que sentimos las dos.

—¡Esto es increíble! ¡Felicidades, Edna!

—Es un sueño hecho realidad, ¿eh?

Una risa procedente de fuera atrae nuestra atención. Ahí, en plena madrugada y rodeado por las tinieblas, Joe esta dando brincos y carcajeándose con alegría. Se encuentra con nuestras miradas y viene corriendo hasta nosotras.

Su primera reacción es alzar a Edna en sus brazos y darle muchas vueltas que le roban un pequeño grito entre risas.

—¡Joe, bájame!

—¡Te lo dije! ¡Te dije que valía la pena abrir una cafetería es nuestro pequeño pueblo!—exclama cuando la baja y viene a mi—. ¡Ven aquí, niña!

—Y no solo eso... ¡Vamos a ampliar este lugar!

A esta hora de la madrugada el Roses and Thorns se llena de regocijo, logrando eliminar cualquier rastro de la frialdad del alba. Edna suelta unos cuantos sollozos, Joe no deja de saltar y yo solo puedo sentirme afortunada de estar compartiendo esta experiencia con personas tan asombrosas.

Edna se limpia las lagrimas con una sonrisa radiante cuando jadea.

—¡Miren que hora es! Hay que abrir pronto. Mas tarde les doy los detalles. Rápido, rápido.

Nos ponemos manos a la obra acomodando todo y abrimos nuestra cafetería, sintiéndonos mas alegres que nunca, pues poco a poco la dicha nos rodea.

El reloj marca las 8:02 de la mañana cuando el señor Lorcan atraviesa la puerta en compañía de su nieto.

—¡Buenos días, familia! Que hermosa forma de empezar la mañana con tal noticia—comenta alegre tomando asiento en la barra. Luca da un gritito compartiendo la emoción de su abuelo, quien lo sienta en la superficie de la misma.

—Una maravilla, ¿verdad?

—La vida siempre nos recompensa por los sacrificios que hacemos. A veces se toma su tiempo, pero siempre lo hace.

Tiene la mirada puesta en mi jefa, esta atendiendo a una mujer con dos niñas.

>>Hacia mucho que Edna merecía esto. Solo la vida sabe cuanto se esforzó para abrir este lugar y poder mantener a su familia.

Vaya que lo entiendo. La cafetería tiene once años de existencia. Edna me ha contado lo difícil que fue lograrlo, se encontraba huyendo de un esposo abusivo y no tenia familia que le tendiera la mano.

No se mucho del tema, comprendo muy bien que ella no quiera ahondar en esos recuerdos. La parte de la historia que siempre me cuenta es que se hizo muy amiga de una mujer del pueblo y gracias a su apoyo, pudo regresar aquí y salir adelante.

Nunca me ha dicho quien es, o fue. Porque cuando habla de ella, a pesar de sonar muy feliz, en sus ojos veo dolor.

—Para usted lo de siempre, ¿Tu que quieres comer, Luca?

Un cielo para los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora