Lunes. Inicio de una nueva semana donde todo es posible, un lienzo en blanco en el que puedes trazar todas la líneas que quieras a tu voluntad.
Esa descripción es muy bonita. Lástima que me encuentre lo suficientemente adormilada para no pensar en ello cuando el despertador suena y mi impulso es darle un manotazo haciéndolo caer con un sonoro "crack ". Por un momento me preocupo pero el aparato sigue sonando así que sin más opción me levanto a apagarlo y empezar el día.
Mi rutina por la mañana es bastante simple, ducha, skincare, desayuno, dejarle su comida a Tictac y luego al trabajo. Deben ser como las 5:15 de la mañana cuando voy caminando por la acera, el café no está lejos de mi casa; miro sobre mi cabeza y como siempre me tomo un momento para admirar el cielo. Hoy particularmente se encuentra de un azul mucho más vivo de lo usual -aunque sigue oscuro- y la luna es un ligero borrón, el sol se decidió a salir más temprano hoy.
Una sobra de estrellas parece destellar llamando mi atención, inmediatamente pienso en mamá y sus ojos grises chispeantes, casi blancos, unos ojos preciosos para una mujer hermosa. También pienso en Tyler por alguna razón, supongo que porque le hablé de esto. Recuerdo la sensación de sus manos en mis caderas y un escalofrío recorre mi columna vertebral. Con la piel erizada suelto un suspiro y vuelvo la vista al cielo.
Ay mamita, estoy segura que tu me hubieses aconsejado sobre lo confundida que me siento.
Al entrar al Roses and Thorns veo a Joe en el mostrador , busco a Edna con la mirada pero no la encuentro.
—Buenos días, Joe.
—Buenos días, niña. Espero vengas con energía, hoy estaremos algo ajustados—dice ordenando unas facturas. Frunzo el ceño yendo a guardar mis cosas, no tengo que cambiarme pues hoy decidí usar directamente mi uniforme, un lindo enterizo rosado claro hasta el muslo con bolsillos en color blanco.
—¿Qué sucede?—pregunto cuando vuelvo al frente.
—Edna tuvo una emergencia y no puede venir hoy, a parte Stella tiene que retirarse a mediodía por una consulta médica—Stella es la otra mesera—. Seremos tu y yo contra el mundo después de eso.
—Ni modo, Dios se apiade de nosotros—digo de forma exagerada, el rueda los ojos pero sonríe.
—Creo que lo mejor es que te quedes en el mostrador atendiendo la caja registradora y la barra mientras Stella atiende las mesas, si estás de acuerdo con eso.
—Por mi no hay problema.
Joe, Stella -quien llegó luego de unos minutos- y yo nos apuramos a tener todo listo para abrir a la hora correcta. Tener una persona menos relentiza un poco todo pero afortunadamente lo logramos.
La primera media hora no suele haber nadie, es por eso que me sorprendo cuando la campanita de la puerta suena y la sorpresa crece cuando veo entrar al señor Lorcan acompañado de su hija, su yerno y su adorable nieto, Luca, en brazos.
—Muy buenos días señor Lorcan, ¿Qué lo trae por aquí a estas horas?—saludo sonriendo.
A pesar de ser un cliente el señor Lorcan siempre ha sido muy gentil y familiar conmigo, he llegado a verlo como un abuelo, incluso como un padre. Tiene esa personalidad refrescante y bromista pero a la vez te da unos consejos muy sabios cuando menos te lo esperas.
De igual forma su hija Meredith y su esposo Joshua han sido muy amigables, no vienen mucho pero son una pareja bonita; Luca por otro lado es un adorable rubio de ojos grises muy risueño y enérgico, el señor Lorcan siempre nos cuenta las travesuras del pequeño.
—Buenos días para ti, linda y para usted también, jovencita— saluda cuando Stella pasa detrás de mi a la cocina, es bastante tímida así que le devuelve el gesto con rapidez—. Hoy madrugamos porque iremos de paseo a la playa y vinimos a desayunar antes del largo viaje, es la primera vez que llevaremos a mi nieto.
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Un cielo para los dos
Storie d'amore«Una relación te complementa, no te completa». Lisa trata de lidiar con tres grietas en su espíritu cuando un día, en su trabajo de mesera en el Roses and Thorns, conoce a un guapo motociclista de ojos cafés. Tyler llega muy dispuesto a romper los...