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Nunca te apartes de mí

Me sentía devastada, no recuerdo la última vez que hablé con ella, la extrañaba mucho que le enviaba mensaje tras mensaje pero nunca recibía una respuesta así que decidí dejarlo hasta ahí y enfocarme en mi nueva vida de casada.

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Solo pensaba en ella, en como iba a explicarle que me había casado con Tania, tendré que terminar con esta farsa, tendré que acabar con este sufrimiento de una vez por todas.

...

Quería decirle cuanto me arrepentía por estar con ella, cuanto me arrepentía de no tenerla conmigo, cuanto anhelaba decirle que yo también la amo.

Quizá me odie, quizá ya esté con alguien mejor, pero, no puedo evitar llorar sin pensar en el error que cometí.
Tenía que verla, ¿pero cómo? estaba decidida a escaparme. Ya no quiero estar con Tania. Ya no quería depender de ella. No me importa cuanto haya hecho por mí, no lo vale, yo quiero estar con otra, quería estar con ella.

Me levanté de mi cama sola, porque sí, Tania tenía que trabajar y a mí me tenía encerrada como un esclavo solo porque quiere "protegerme" ¿se acuerdan del supuesto guardaespaldas que me cuidaba? Pues ya no está trabajando, resulta que le había dejado porque no soportaba todo lo que me hacía y decidió marcharse amenazando a Tania con demandarla por maltrato intrafamiliar.

Me dejó a mi suerte, pero yo también no quise escucharlo cuando me dijo que Tania me estaba engañando con otra. Con su secretaria que se le insinúa cada que puede, y claro, ella cede ante sus encantos o eso me dijo anoche que llegó tarde.

...ayer en la noche...

- Espero le guste la cena que preparé a mi adorada esposa. - decía en un tono muy convencida de mis palabras.

- Estoy seguro que le encantará - me dijo el guardaespaldas con una sonrisa en sus ojos.

Escuchamos que alguien estaba tocando la puerta así que apresurados, preparamos todo y cuando abrí la puerta era...un chico con un paquete para mí.

- Buenas noches, ¿usted es la señorita Sonny? - era ese chico que siempre me traía flores con una nota de Tania.

- Si soy yo, ¿ahora qué mandó? - en un tono furiosa respondí.

- Perdone que la interrumpe, pero, la señorita Tania me dijo que le enviara esta nota. - parecía nervioso.

Tome la nota y cerré la puerta para después leer la nota.

"Hola cariño, perdona que mande a alguien más para darte esta nota sabes que me da pena. Te escribo esto para decirte que voy a llegar tarde a casa para cenar, ya que me surgió un problema con un cliente y tengo que estar presente. Te amo."

Esas palabras...detestaba que siempre dijera lo mismo. Que tiene que estar resolviendo un asunto de trabajo y dejar de lado nuestro matrimonio para no perder nada de lo que ha logrado.

Lloré, caí en el sillón devastada por otra noche sin poder disfrutar de una velada con Tania, hasta que se acercó a mí mi guardaespaldas, el único amigo que me queda o eso creía.

Leyó aquella nota y su expresión era distinta a la mía, se notaba que sabía algo, pero, no quiso decirme hasta que le insistí tanto que me dijo...

- ¿Qué pasa? -

- No te lo quería decir, pero tienes que saberlo -

- ¿Saber que cosa? ¡Me estas asustando, dime que pasa! - enfurecida le contesté

- Tania no está con un cliente. Es una fachada. - respondía gritando, exaltado por mis preguntas.

- ¿A que te refieres con que es una fachada? -

- Si, ella está engañando con alguien más. - él no mentía.

Él no sería capaz de mentirme, después de todo, me ha cuidado y lo mínimo que merece es que le crea.

No podía creer lo que me estaba diciendo, Tania, me engaña.

Suplicaba porque fuera mentira, pero no era. Todo cuadraba, esas notas, los pretextos, el que siempre llegue con chupetones que claramente no eran míos. ¿por qué me hacía esto?, ¿qué ganaba con herirme de esta forma?. No lo entiendo.

Después de analizar todo, "mi amigo" y yo escuchamos abrirse la puerta y esta vez era ella, era esa perra mentirosa que me ha estado viendo la cara todo este tiempo.

Decidí enfrentarme a mi verdugo de una vez por todas.

- Hola amor, ya llegué - me lo decía en ese tono falso de siempre.

- ¿por qué siempre tienes que llegar tarde? - pregunté en un tono serio - ¡Contesta! - la miraba fijamente.

Tania no sabía que decime, estaba como confundida.

- Haber haber, a mí no me grites, estoy sacando este negocio adelante, además, ya te dije que tuve un problema con un cliente. - Insistía en ese dichoso cliente.

- Es mentira - dijo Ezequiel, el guardaespaldas.

Tania lo miró desafiante. Aunque yo sabía todo, me hice la tonta.

- ¿De qué mentira hablas? - pregunté confusa

- La señora Tania nunca ha estado con ningún cliente - dijo firme, en cuanto a Tania estaba furiosa.

- ¡Eso es mentira, eh estado con cientos de clientes, cierra la boca si no quieres que te despida! - desafio a Ezequiel

Él se puse más firme contándome que Tania se veía con su secretaria y que se le insinúa desde antes de nuestro casamiento. Estaba en shock. Tania se me acercó y negó todo como siempre lo ha hecho. Negó y dijo que ella era la que se le insinúa cuando están solas.

- ¡Estás despedido! ¡lárgate ahora mismo de aquí! - le dijo a Ezequiel.

Tomó sus cosas y antes de marcharse amenazó a Tania con demandarla.

Lo sacó a patadas sin más.

- Jamás debí confiar en él - se decía así misma.

Se acercó a mí  y me alejé de ella llendome a mi recámara. Algo que nunca había hecho. La verdad ya me estaba cansando esta situación, desde antes de casarme con ella sabía que me estaba poniendo el cuerno, pero, la dejé pasar por estúpida. No era como lo imaginaba y mañana sería el día de escaparme de este infierno y reencontrarme con alguien.

Memorias De Un Corazón Roto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora