Abby
Decirle que lo amaba se sintió bien.
No esperaba ser correspondida, no con un hombre como Kylian, tampoco lo quería, solo fue una necesidad, el poder sacar ese sentimiento de mi sistema y así quitarme un poco de peso de encima, la carga era menos y es lo que importaba.
Me encontraba bien consciente de que Kylian no era de los hombres que podían enamorarse o siquiera conocían algo como el amor; con esfuerzo él demostraba un poco de interés y preocupación por mí, exigir más que eso sería estúpido de mi parte y después de todo, no había imaginado un final feliz con él, ni con nadie, estaba mentalmente jodida y físicamente, bueno, podría estar peor.
El cuerpo todavía me dolía por la brusquedad de Rowan, los hematomas seguían bien visibles y me causaban repulsión; me sentía débil y mareada, mis manos temblaban un poco, si me ponía de pie, no pasaría mucho para que mis piernas se pusieran como gelatina. La necesidad de tomar algo para tranquilizarme comenzaba a hacerse más fuerte, pero sabía que no debía ingerir nada y después de todo, Kylian no lo permitiría. Me tenía aquí como una cautiva, sin dejarme salir de la habitación, no dudaba que fuera a ponerle llave a la cerradura.
—Tienes que dejarme salir.
Dirigió sus ojos hacia mi figura mientras abotonaba los puños de su camisa negra; todavía había humedad en su cabello, vestigios del baño que tomamos hacia unos minutos atrás. Yo por mi parte seguía envuelta en una bata de seda que él me puso.
—Ni siquiera te puedes mantener en pie.
Ese había sido un no.
—Déjame preocuparme por eso, Kylian, maldita sea, al menos quiero llamarles.
—No.
La frustración me estaba orillando a coger la lampara de la mesita y arrojársela contra la cabeza.
—Por favor. Comprende que es mi familia.
—Lo entiendo a la perfección —comunicó. Agarró el saco y se lo colocó, ajustándolo de manera perfecta sobre la musculatura de su cuerpo.
Odiaba su maldita tranquilidad mientras yo estaba desesperada por advertirles a mis padres y Mac sobre Rowan. No serviría de mucho, pero al menos no los tomaría desprevenidos la situación.
Me incorporé, aguatándome los mareos.
—Vuelve a la cama —ordenó serio al tiempo que abotonaba el saco.
—No.
—Vuelve a la maldita cama, Abigail, no estoy jugando.
—Ni yo tampoco, no me escuchas, no me dices nada y yo no voy a quedarme aquí mientras el loco de Rowan intenta algo contra los que amo. —Miré en todas las direcciones en la habitación—. ¿Dónde mierda está mi ropa? ¡Dame mi jodida ropa!
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Eros ©
General FictionKylian Draxler está acostumbrado a tomar lo que quiere, en buenos o malos términos, nada se le niega. Corrupto, perverso y sádico, es una bestia que se instruyó en el pecado, un hombre inteligente que diseña armas y es contador. Lidera un imperio...